lunes, 23 de marzo de 2015

PEDRO VALDEGRAMA -CHAPU- [15.266]


Pedro Valdegrama - Chapu -

(Las Delicias, Valladolid, 1970), 
Es músico, diseñador, poeta, activista… Sus huellas en “La curva” forman parte innegociable de la crónica cultural de Valladolid. Jorge M. Molinero ha escrito de él, en el prólogo a su libro Ni lunas ni ángeles ni mariposas. (Sin licencia de poeta)*: “Chapu me gusta hasta cuando la caga, blasfema y pierde el norte, se deja llevar por iras, decepciones e injusticias. Cuando se ríe de los demás poetas dando cancha a Falsarius Poéticus, su alter ego de foulard y pulcro verbo. Y el tío, da la sensación que se descojona de todo el mundo. Y lo hace, pero siempre partiendo del escarnio y burla propia. Porque tiene un gran sentido del humor, cosa que le juega malas pasadas, pues muchas veces el mensaje puede quedar solapado por el chiste o la brillante frase aguda y cómica del final. Es un riesgo que corre, pero no olvidemos que sus versos son guadañas, escupitajos y cubos de agua fría, hieden y hieren, por eso habrá talibanes poéticos que le aparten y denigren, por el miedo a hacerles ver la vida, porque Chapu es vida, es calle, bar y aceras con mierdas de perro y lo muestra, lo denuncia y, si es menester, lo esparce. Chapu Valdegrama es poeta, por todo eso… Para muesta, los poemas que viene a continuación.


De tugurios y putiferios

Como los putiferios
se engalanan con luces rojas,
la obscenidad más corrupta
se viste de raso púrpura.

Al menos los putiferios
declaran sus ingresos.





Mal poeta

Escribo mal, lo sé.
No soy culto
ni florido
ni etéreo.
Soy ramplón y grosero.
Ya me dijo el doctor
que tenía pérdida
de tejido subjuntivo.





Carpeta de artista

Me encanta ver pasar por la calle
a esos estudiantes de arte
con esas carpetanas,
esas enormes carpetas
que casi no caben en el brazo,
tan grandes como las esperanzas
que tienen puestas en su futuro de artistas.
Tan grandes también como su ego
(me conozco el paño).
Tan grandes como la hostia que se pegará
la gran mayoría de ellos.





COBARDE UNIFORMADO

Ahí le tienes.
Ese chulo con porra.
Ese Clint Isbud de todo a 100
con la ley al cinto.

¿Qué bandera juraría?
¿La de España?
¿La de Suiza?
Le hicieron besar
un billete
de quinientos,
seguro.

Y parece
que también juró
hacerse el valiente
con chavales
y con ancianos.
Y le gusta acojonar,
no hace falta que lo jure.

Pero juro que
a mí me parece
que las únicas pelotas que tiene
son las de goma




Prístinas, inmaculadas

Prístinas,
cristalinas lágrimas
sobre la nívea porcelana.

La tubería del urinario estaba mal ajustada
y yo, además de borracho,
pedante




Hoy al salir de casa

Hoy al salir de casa
el suelo estaba inclinado
cuesta arriba,
con la gente caminando
inclinada,
como si nada.
En la calle
había borregos,
había tiburones,
besugos
y gallinas,
y ardillas y pájaros.
Había una capa
de plomo invisible
sobre todas las cosas.
Había una capa
de óxido
cubriendo a los animales.
Había un aire sólido,
inamovible,
terco y pesado.
Había un telón de acero
tras las ventanas.
Luego, tras caminar
por calles empinadas
a noventa grados
de mi peso
recordé
que había olvidado
tomar la pastilla
esta mañana.
Esa que hace
que todo parezca normal
a pesar de que todo
siga siendo extraño.




Privatización

Porqué en vez de setos
o flores
cubrieron la plaza
de césped artificial,
me preguntas.

¿no lo sabías?
También privatizaron la hierba
e incluso los bosques y las selvas.

¿Las hadas?
Subcontratadas.
Trabajan de 9 a 12
hasta fin de obra.





Maldita sea (o sea, que superfatal)

Vino pulverizado en vez de hecho papilla,
la ternilla convertida en cartílago.
Era un alfeñique y ahora es un tipo delgado.
La culpa la tuvo aquél armatoste
al que ahora llaman dispositivo.





Si yo fuera rey

Si yo fuera rey
aboliría las cárceles llenas,
los frigoríficos vacíos,
los te quiero rutinarios,
la rutina de huir,
los trenes sin bar,
los bares sin urinarios,
los papeles de inmigración,
la emigración desesperada,
los vicios remilgados,
las virtudes orgullosas,
las tontas jerarquías.

No quisiera ser el tuerto
en el reino de esos ciegos
que hacen oídos sordos
a los gritos de las piedras.

Si yo fuera rey
tendría el regio privilegio
de abolir la monarquía.






Diciembre

Ponen luces en las calles
para celebrar el fracaso de la razón
y el triunfo de los mercaderes del templo.

Ponen luces en la calle
pero hoy todo es más oscuro
que nunca.







Dibujo de Chapu para el Elefante Rosa 16
(A la izquierda, un poema de Antonio Orihuela)






CON UN CANTO EN LOS DIENTES  (Amargord, 2016).

Monólogo interior de una mala persona

Iba hacia casa haciendo eses,
la senda del perdedor.
Delante de mí una pareja encantadora
cogida de la mano.

Envidia cochina.

No van a durar,
-me dije-
estas cosas no duran,
-me dije-.

En un par de meses ella se quejará
por nada
y él se quejará por todo,
o se pondrán los cuernos
y ahí quedará la cosa.

Luego reflexioné:
eres un cabrón,
deseando la infelicidad ajena.

Chapu malo, Chapu malo.

Pero no se me despintaba
la sonrisilla cabrona de la cara.

Chapu malo.

Chapu solo.




Bisectrices

Tus fortalezas
y mis debilidades
no congenian
con mis fortalezas
y tus debilidades

Y así andamos
cada noche
buscando un punto medio
que ni es un punto,
ni está en la mitad
y que seguramente
habite en otra dimensión.

Pero amamos la geometría,
somos reincidentes
y los dos hacemos
de la contradicción
un hogar.




Sonríe, vence, sálvate

(para Laura)

Lo sé,
tienes treinta inviernos
con sus lunes en las ojeras.
Los perros te ladran al oído
todas las noches.
Y qué.

No es vergonzoso
mostrar las grietas,
no es tan urgente
ahogar todos los peces que lloran
en la trastienda.

Estar débil y enloquecer
no es una costumbre,
quemar el café,
romper la vajilla,
tiritar en pleno agosto
no es una costumbre.

Pero mira,
tira los pañuelos,
sécate los párpados,
sonríe.

No es una guerra fácil,
no hay atajos,
pero apuesta tu sonrisa
a los sábados,
levanta la cabeza
y saluda a los comediantes,
hazle muecas a los vecinos,
aprieta el paso,
muévete lenta,
esquiva las balas
con orgullo.

puedes elegir salvar el día,
día tras día
con el coraje de los vencidos.

Sálvate.




Chapu Valdegrama, de Con un canto en los dientes (Amargord, 2016).


CON UN CANTO EN LOS DIENTES: Prólogo.

Difícil hablar en prólogo breve y sencillo de Chapu Valdegrama, recortar cabellera y cuerpo del poeta sin omitir la calle, ese asfalto donde la niebla blinda los poemas y encierra pasos que acaban en los bares. Por si fuera poco, Chapu es amigo desde que anduvo, claro e incisivo, buscando un verso propio, maneras de vivir con poemas en la recámara que disparan y fotografían aceras, mujeres con los pasos ligeros que Chapu retrata con flash de perdedor idealista, con rezos de Santa Teresa Ron, con la melancolía que tuerce el cuello a las horas del alba. Chapu llama al árbol árbol, con la rotundidad que proclama al decir las cosas por su nombre. Da lo mismo revolución que amor fugado:

Es sabido que si tropiezas
Y no te caes
al menos avanzas un paso o dos
si el obstáculo 
tiene una preciosa melena rubia
avanzas por lo menos
tres o cuatro semáforos en rojo.

Realidad en la noche que disipan los bares, Chapu valdegrama es un poeta de pegada en la distancia corta, narrativo, primo heredero de Carver y Buckowski, entre la disección de un cuerpo vivo y el verso que camina con un catalejo submarino:

Iba a casa haciendo eses,
La senda del perdedor...

Chapu vive los días desde la poesía con un humor insolente, ácido, burlón y lúcido que mira el mundo y las normas que gravitan a su alrededor:

Smartphones y pobreza,
Internet y comida caducada…

Hay un nihilismo adscrito a ese humor que a veces redime al mundo, que salva el verso salvavidas, la música- no dije que es músico bajista de pro-, los píxeles de sus ojos – no dije que es programador:

No pasa nada.
Amoldarse.
Ir sobreviviendo…

En estos días, con tanto verso suelto, no es sencillo encontrar un registro poético singular. Más en la poesía que denuncia el abuso. Chapu Valdegrama usa la ironía como martillo que agarra con mano inconformista. Lee con quevedos del siglo XXI y se mira en el espejo:

No valgo para lluvia o bosque.
Llamadme escapista. O cobarde.
O mejor: poeta

Calle para ir y volver, preguntar con rigor astronómico dónde rige un sistema justo para el ser humano, un bar amable para los vencidos, qué letras se han de juntar para golpear el muro de injusticia, qué ironía puede rimar con la esperanza. Chapu, sepan ustedes, viene abriendo con versos los adoquines negros, su cabellera irreductible tiene mechones de ternura. Para muestra de todo lean sus versos: Con un canto en los dientes


Enrique Señorans, prólogo a Con un canto en los dientes (Amargord, 2015).









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