viernes, 27 de febrero de 2015

VICTORINA BRIDOUX Y MAZZINI [15.096]



VICTORINA BRIDOUX Y MAZZINI

{Manchester, 1835 - Santa Cruz de Tenerife, 1862}
Retrato de Victorina Bridoux
Victorina Bridoux y Mazzini de Domínguez nació en Manchester el 9 de abril de 1835. Hija de Carlos Honoré Bridoux y Lefebre, de París, comerciante al por mayor, y de Angela Mazzini, nacida en Cádiz, poetisa hermana del presbítero Antonio Mazzini y prima segunda del general José Mazzini.

A los tres años, huérfana de padre, llega a Cádiz con su madre, que se coloca como profesora de inglés, francés e italiano en el colegio de Religiosas Irlandesas de Gibraltar. Allí estudió Victorina hasta los trece años, siempre con salud delicada. Luego volvió a Cádiz, y fue junto a su madre a Sevilla y Santa Cruz.

Olvidó la música y los idiomas, en Tenerife dio funciones benéficas de declamación en el teatro de Santa Cruz.

Se casó el 15 de enero de 1855 con el capitán graduado de infantería Gregorio Domínguez de Castro. Al fallecer a los 27 años por la fiebre amarilla dejó un libro publicado, tres novelas sin terminar y cuatro hijos entre seis años y ocho meses.

OBRAS

Lágrimas y flores. Producciones literarias. Santa Cruz de Tenerife: Salvador Vidal, 1863
El bálsamo de las penas. Madrid: F.Escámez, 1863
Amparo. Zaragoza: Casañal y Cª, 1890
El secreto de la hermosura. Zaragoza: Casañal y Cª, 1890


Victorina Bridoux es la tercera poeta de la nómina que hoy nos ocupa. Llegó a Tenerife con su madre (Angela Mazzini) próxima a los veinte años y, casi inmediatamente, aparecen sus primeros poemas en El noticioso... precedidos de una nota muy encomiástica sobre sus saberes y formación. Casó muy pronto -y al parecer muy felizmente- con el capitán don Gregorio Domínguez de Castro. Fue Victorina poeta pródiga en textos, que aparecen en casi todos los periódicos canarios de la época (dijimos que murió tempranamente, a los 27 años). Pese esa desgracia de su temprana muerte, Victorina Bridoux fue poeta afortunada; porque su obra fue recogida y publicada como homenaje póstumo de su esposo (1863) en dos volúmenes, bajo el título de Lágrimas y flores. La publicación, además, apareció con una amplia nota biográfica de su amiga la novelista Rosa Sinués de Marco, entre otros textos.

Verdaderamente fue afortunada Victorina, no sólo porque el amor de su marido propició esta publicación y el de su madre -Ángela Mazzini- que no se la olvidase (cada aniversario de su muerte, publicaba poemas «In memoriam» «de mi malograda hija la poetisa...» en la prensa, y se encargó de la publicación de tres novelas que Victorina dejó sin terminar), sino que la realidad de la publicación mereció un trabajo crítico de María Rosa Alonso en 1940, y le valió el ser uno de los poquísimos nombres que de la poesía canaria del XIX reseñó José María de Cossío14. Cossío sigue el trabajo de Alonso. Y motivó también que M. Carmen Simón Palmer15 registrase las entradas de sus publicaciones. Muy recientemente el Gobierno Autónomo canario ha editado con gran lujo un bello Álbum poético que fuera de la poeta y que llegó a las manos de la estudiosa M. Rosa Alonso, acompañada tal publicación de una reedición ampliada del antiguo trabajo de Alonso y la totalidad de la obra poética de Victorina. Sin embargo, diríamos que son los versos de Bridoux los tópicos característicos de un romanticismo más convencional que convincente; son versos juveniles y vehementes, no carentes de ligereza y gracia, cualidades en las que podría radicar el mayor de sus atractivos. Así, estos versos:



Lo adivinaste: soy mariposa
de blancas alas como el armiño:
Por mí se muestra bella la rosa,
por mí suspira travieso el niño.
Siempre entre flores paso la vida,
en sus corolas tengo mi lecho:
Si me persigue mano atrevida,
tenue me alejo por su despecho.
[...]


Final

Entre las muchas composiciones de Victorina Bridoux figura ¡¡Quiero partir!!, una de las más atractivas. Es un poema en diez cuartetos que comienza así:


   Yo siento un malestar indefinible,
el aire que respiro me sofoca...
Hay una cuerda al corazón sensible,
¡¡y al sentirla vibrar, me vuelvo loca!!

   Es un anhelo sin color, sin nombre:
Es la vana inquietud de un pensamiento;
¡mas comprender jamás pudiera el hombre
toda la angustia que en mi pecho siento!

   Al contemplar el mar, que gime en calma,
tiendo mis brazos con dolor profundo,
¡y se desmaya de pesar el alma
por buscar algo que perdió en el mundo!

   Yo quisiera volar, volar ligera
dejar montes atrás, Islas, vergeles,
y divisar lejana otra ribera,
cual blando canastillo de claveles...




Vivir y morir

En el álbum de mi estimado amigo D.J.P.C.

Vivir con el pensamiento
entre imágenes soñadas,
viendo deslizar doradas
las horas del existir,
sin que ofrezca la memoria
un creencia perdida
ni una esperanza mentida:
eso se llama vivir.

Pero escuchar lentamente
las horas de la existencia,
con helada indiferencia
en monótono latir;
y, aunque el tumulto sofoque,
ver el mundo despoblado,
de placeres despojado,
eso se llama morir.
(Victoria Bridoux y Mazzini de Domínguez, 1835-1862)



Victorina BRIDOUX Y MAZZINI

Jorge Rodríguez Padrón

Poeta nacida en Manchester (Gran Bretaña) y muerta en Santa Cruz de Tenerife, de padre francés y madre española pero de ascendencia italiana. Tras la muerte del padre, en un viaje de negocios a Valparaíso (Chile), viuda y huérfana se trasladan a Cádiz, ciudad natal de su madre, Ángela Mazzini*.

La poeta se educa en Gibraltar, en donde su madre se había establecido como profesora de idiomas. En 1848 vuelven a Cádiz, pasan a Sevilla y, sin que exista una causa aparente que lo justifique, se trasladan a Santa Cruz de Tenerife, donde ya hay noticias de ambas en el año 1852. Vuelve Ángela a establecerse como profesora de idiomas y, poeta también, se integra muy pronto con su hija en la vida literaria y periodística de la capital tinerfeña. Desde 1853, en que aparece, en El Noticioso de Canarias, el primer poema publicado por Victorina, “Mi sueño”, serán asiduas sus colaboraciones poéticas en  El Eco del Comercio, en El Guanche, en El Instructor y el Recreo de las Damas, entre otras publicaciones. Entre 1854 y 1858 interviene como actriz aficionada en las funciones teatrales de la Sociedad Democrática*. En 1855 contrae matrimonio con el capitán Gregorio Domínguez de Castro. En 1861 visita Las Palmas de Gran Canaria, acogida por los hermanos Martínez de Escobar*. Los poemas más abundantes de su primera época se refieren a la relación sentimental con su marido; luego, escribe acerca del desengaño  ante el mundo y ante la amistad; para volver finalmente, en los últimos años de su corta existencia, a los poemas de amor y a los que expresan su premonición del final: “¡Quiero partir!” o “Plegaria”, sobre la epidemia de fiebre amarilla que se cernía sobre la población de Santa Cruz. Para huir de la misma, la familia intenta salir de la ciudad en 1862, pero la poeta será presa de la enfermedad y muere en noviembre de ese año. Tras su muerte, su marido recopila su obra poética dispersa en los diarios locales, en un volumen titulado Lágrimas y flores. La escritora había dedicado también atención a la prosa y, entre 1857 y 1862, publica diversos artículos en El Fénix, El Guanche, El Teide, El Eco del Comercio o El Instructor y el Recreo de las Damas, así como una novela por entregas, El secreto de la hermosura, que aparcería en El Guanche, entre septiembre y octubre de 1862. En 1866 hubo un proyecto de edición del total de esta obra en prosa, que no llegó a materializarse. En 1981, descendientes de la poeta entregaron a María Rosa Alonso* el álbum que el capitán Domínguez había regalado a su mujer en 1855, y que contenía versos e ilustraciones que fueron dejando en él tanto su madre como su marido, como diversos amigos escritores: José Benito Lentini*, José Desiré Dugour*, Claudio F. Sarmiento*, Romero y Quevedo* o los hermanos Martínez de Escobar; también, Fernanda Siliuto o Ignacio de Negrín*, entre otros. Hay edición facsimilar de ese álbum (Tenerife, 2001).




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