jueves, 15 de enero de 2015

VICENTE ACOSTA [14.485] Poeta de El Salvador


Vicente Acosta 

(Apopa, 24 de julio de 1867 – Tegucigalpa, 24 de julio de 1908) fue un poeta, docente y político salvadoreño.

Su obra fue publicada en varios diarios y revistas de la época, entre ellos Diario del Salvador, La juventud salvadoreña, La república de Centroamérica, El Fígaro, etc. Fue parte, además, del periódico La Unión, en el cual firmaba bajo el seudónimo Flirt. Al momento del golpe de Estado de los hermanos Antonio y Carlos Ezeta en 1890, tuvo que huir del país y retornó hasta su derrocamiento en 1894.

A inicios del nuevo siglo (1904) fue director y fundador del periódico La Quincena, importante medio cultural y científico de la época. En ella participaron Calixto Velado, Francisco Gavidia, Santiago I. Barberena, entre otros. Acosta, por otro lado, fue primo hermano del escritor Arturo Ambrogi.

Según David Escobar Galindo:

Se inició (…) con impulso romántico, pero luego halló mejor cauce en el Modernismo. Y fue modernista en dos vertientes: la cósmico-metafísica y la vernácula.
Francisco Gavidia también se refería al poeta en estos términos:

Poeta dulce, de grandes dotes descriptivas, parecería que por estos síntomas de su vocación podría ser indiferente, como son de ordinario los de ese género,(…) En los versos de Acosta no falta la nota militante y la indignada.
La mejor compilación de la obra de Vicente Acosta fue realizada por el escritor salvadoreño Joaquín Meza, quien pasó un poco más de veinte tres años recopilando escritos y los cuales hizo públicos en una antología que presentó el 6 de junio de 2013.

La Lira Joven, poesía, San Salvador, 1890.
Poesías (publicación periódica), San Salvador, 1899.
Poesías Selectas (antología), San Salvador, 1924.



Claroscuro

Hay horas en que siento
cansancio de la vida, aburrimiento,
en que en el mar de sombras en que lucho
me echo a pensar que ya he vivido mucho.
Y es que llevo un vacío
en el alma, tan hondo y tan sombrío
como esta inmensidad de mi deseo
que me hace suspirar por cuanto veo.
Y me asombra, me extraña,
bajo este afán eterno hecho montaña,
que aún esté en pie luchando con porfía
sin que haya encanecido todavía.
Pues para un joven viejo
que se ve del pasado en el espejo,
que no ama y de no amar se está muriendo,
la vida no es la bulla ni el estruendo:
algo que está en todo
y no está en nada, con el mismo modo
que, invisible, está el aire por doquiera
é impalpable la luz, vaga y ligera.
No sé si parto o llego,
no sé si en sombras o si en luz me anego,
mas siento, de los años a medida,
que me voy aburriendo de la vida.





Contrastes

Del carcomido tronco
brota lozano el pámpano florido;
flota el astro en los pliegues de la sombra
y nace á orillas del pantano el lirio.
Debajo la onda amarga
yace la perla: al borde del abismo
tiende la flor sus pétalos de seda
y vaga en medio del silencio el ritmo.
Duerme en la nube el rayo
como el delito en la conciencia; el limpio
fulgor del sol empaña espesa niebla,
siempre una sombra eclipsa su áureo brillo.
Tiene insectos la rosa
y rasgos de belleza el tosco ídolo:
flores hay en la tumba, impuro cieno
en el fondo del lago cristalino.
Gusanos mil rebullen
en la dorada poma; junto al risco
colúmpiase la rubia espiga; esconde
en su concha tesoros el marisco.
Como el beso en los labios
y la mirada en las pupilas, trinos
duermen en el boscaje, del que un arpa
es cada rama y cada eco un ritmo.
Hay risas que disfrazan
la convulsión del odio comprimido:
carcajadas que son una agonía,
y lágrimas que son un lenitivo,
y senos de alabastro
en cuyo fondo se revela el vicio,
como el monstruo que yace bajo la onda
o el áspid en las flores escondido.
Las aves cuando vuelan
surcando los espacios infinitos,
¿quién sabe dónde pararán el vuelo
y sobre qué árbol construirán su nido?
¿Quién sabe lo que dice
de la ola aprisionada el ronco grito,
lo que brilla en el fleco de la estrella,
lo que encierra la gota de rocío?
¿Qué murmuran los ecos
sobre la copa de enhiestado pino,
lira de melancólicos arrullos
que pulsan leves, invisibles silfos?
¿Qué hay en el matiz vago
del celaje, cual velo suspendido
por la mano de un ángel en el cielo?
¿Qué en la queja, en la nota, en el suspiro?
¡Esta es la ley del mundo!
¡Siempre el misterio á la existencia unido!
¡Este el destino que el Supremo Artífice
en la conciencia universal ha escrito!





EL PLATANAR

Impasible y compacto regimiento,
tendido en las cañadas laderas,
luce el bosque triunfal de sus banderas,
que en sus manos alegre agita el viento.

Convidando al amable esparcimiento
están las verdes matas altaneras,
que se cargan de frutas tempraneras,
del encendido trópico al aliento.

Un sol canicular deja teñido
el verde platanar con tintas rojas
en el lienzo del aire estremecido.

Mientras, buscando alivio a sus congojas,
el rudo caporal duerme rendido
al plácido susurro de las hojas.





VIENTOS DE OCTUBRE

¡Salud, vientos de octubre, bien venidos!
¡Al romper en alegre sinfonía,
Recordáis con tristeza el alma mía
Tiempos mejores para siempre idos!

La cometa de vuelos atrevidos,
Pintoresca y triunfante, que ascendía,
Y una puesta de sol, que era una orgía
De luces y matices encendidos…

Mirándose en el río gemebundo
Los cocoteros de sonante palma
Con su verde abanico siempre abierto…

Las golondrinas aturdiendo el huerto:
¡Sólo flores y luces en el mundo,
Sólo cantos y sueños en el alma!





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