martes, 2 de diciembre de 2014

HALLDÓR LAXNESS [14.166]


Halldór Laxness

Halldór Kiljan Laxness /ˈhaltour ˈcʰɪljan ˈlaxsnɛs/ (Reikiavik, Islandia, 23 de abril de 1902 - 8 de febrero de 1998) (nacido Halldór Guðjónsson) fue un escritor, poeta y ensayista islandés, ganador del Premio Nobel de Literatura en 1955.

Hijo de Sigríður Halldórsdóttir (nacida en 1872) y Guðjón Helgason (nacido en 1870). Se trasladó a Laxnes (Mosfellsbær) en 1905, un área más rural al norte de la capital. Pronto empezó a leer libros y escribir historias.

Con apenas 14 años publicó un artículo en el diario Morgunblaðið. Su primer libro, la novela Hijos de la Naturaleza, fue escrito cuando tenía 17 años. Viajó mucho, viviendo en Europa tras la Primera Guerra Mundial, visitando Rusia en su periodo stalinista, Estados Unidos justo antes de la Gran Depresión e India bajo Nehru.

Catolicismo romano y desarrollo

En 1922, Laxness se unió a la abadía de San Mauricio en Clervaux, Luxemburgo. Los monjes seguían las reglas de San Benedicto de Nursia. Laxness se bautizó y confirmó en la Iglesia católica en 1923. Fue entonces cuando adoptó el apellido de Laxness y añadió el nombre de Kiljan (por el mártir islandés San Killian).

Entre los muros de la abadía practicaba el estudio personal, leía libros y estudiaba francés, latín, teología y filosofía. Mientras estuvo allí, escribió la historia Undir Helgahnjúk, publicada en 1924. Poco después de su bautizo se hizo miembro de un grupo que predicaba por la conversión de los países nórdicos.

Pero la religiosidad de Laxness no duró mucho. Durante una visita a Estados Unidos, se sintió atraído por el socialismo. En parte por la influencia de Upton Sinclair, de quien se hizo amigo en California, Laxness se subió al carro socialista, escribiendo ensayos burlescos y satíricos sobre sus impresiones en viajes por Rusia, Europa y Sudamérica. Fue a Islandia, Canadá y California (1927-1930) para fortalecerse en la idea del comunismo.

En los años 30 se convirtió en el "apóstol de la nueva generación" y atacaba fuertemente a Einar Hjörleifsson Kvaran, un escritor influyente que también estaba siendo considerado para el Premio Nobel.

La desmoralización del periodo de ocupación nunca se describió tan dramáticamente como Hallodr Laxness en La estación atómica (1948), donde se describe una sociedad de postguerra en Reikiavik completamente trastornada por la avalancha de oro extranjero.

En 1968 publicó la novela Bajo el glaciar, que se desarrolla en el glaciar de Snæfellsjökull.

Carrera literaria

Durante su carrera Laxness escribió poesía, artículos periodísticos, obras de teatro, literatura de viajes, historias cortas y quince novelas. Las mayores influencias en su literatura incluyen a Freud, Nietzsche, Strindberg y Proust. En 1955, Laxness ganó el Premio Nobel de Literatura por su "poder vívido y épico que ha renovado la gran narrativa islandesa".

Vida adulta

Laxness se mudó a Estados Unidos e intentó hacer películas en la mitad del siglo XX. Volvió a Islandia en 1945 y se estableció en Gljúfrasteinn, Mosfellsdalur, hasta su muerte. Su casa en Gljúfrasteinn es ahora un museo operado por el Gobierno Islandés.

Se casó dos veces y tuvo cuatro hijos. Laxness murió en 1998 a la edad de 95 años.

Trabajos sobre Laxness

Una biografía de Laxness por Halldór Guðmundsson ganó el premio literario islandés por el mejor trabajo de no ficción en 2004. En 2005 el Teatro Nacional de Islandia premió una obra de Ólafur Haukur Símonarson, llamada Halldór en Hollywood sobre los años que Laxness pasó en Estados Unidos. Hannes Hólmsteinn Gissurarson escribió una polémica biografías por la que la familia de Laxness lo ha denunciado.

Obras

1919: Barn náttúrunnar, novela
1923: Nokkrar sögur, cuentos
1924: Undir Helgahnúk, novela
1925: Kaþólsk viðhorf, ensayo
1927: Vefarinn mikli frá Kasmír, novela
1929: Alþýðubókin, crónicas
1930: Kvæðakver, poemas
1931: Salka Valka (Parte I) - Þú vínviður hreini, novela
1932: Salka Valka (Parte II) - Fuglinnn í fjörunni, novela
1933: Fótatak manna, cuentos
1933: Í Austurvegi,
1934: Straumrof, teatro
1934: Sjálfstætt fólk (Parte I) - Landnámsmaður Íslands, novela
1935: Sjálfstætt fólk (Parte II) - Erfiðir tímar, novela
1935: Þórður gamli halti, cuentos
1937: Dagleið á fjöllum, crónicas
1937: Heimsljós (Parte I) - Ljós heimsins (más tarde: Kraftbirtíngarhljómur guðdómsins), novela
1938: Gerska æfintýrið,
1938: Heimsljós (Parte II) - Höll sumarlandsins, novela
1939: Heimsljós (Parte III) - Hús skáldsins, novela
1940: Heimsljós (Parte IV) - Fegurð himinsins, novela
1942: Vettvángur dagsins, crónicas
1942: Sjö töframenn, cuentos (ver Þættir)
1943: Íslandsklukkan (Parte I) - Íslandsklukkan, novela
1944: Íslandsklukkan (Parte II) - Hið ljósa man, novela
1946: Íslandsklukkan (Parte III) - Eldur í Kaupinhafn, novela
1946: Sjálfsagðir hlutir, ensayos
1948: Atómstöðin, La estación atómica - novela
1950: Reisubókarkorn, crónicas
1950: Snæfríður Íslandssól, teatro (de Íslandsklukkan)
1952: Gerpla, novela
1952: Heiman eg fór, novela
1954: Silfurtúnglið, teatro
1954: Þættir, collected cuentos
1955: Dagur í senn, crónicas
1957: Brekkukotsannáll, novela
1959: Gjörníngabók, crónicas
1960: Paradísarheimt, novela
1961: Strompleikurinn, teatro
1962: Prjónastofan Sólin, teatro
1963: Skáldatími, crónicas
1964: Sjöstafakverið, cuentos
1965: Upphaf mannúðarstefnu, crónicas
1966: Dúfnaveislan, pteatro
1967: Íslendíngaspjall, crónicas
1968: Kristnihald undir Jökli, Bajo el glaciar, novela
1969: Vínlandspúnktar, crónicas
1970: Innansveitarkronika, rnovela
1970: Úa, teatro (de Kristnihald undir Jökli)
1971: Yfirskygðir staðir, crónicas
1972: Guðsgjafaþula, novela
1972: Norðanstúlkan, teatro (de Atómstöðin)
1974: Þjóðhátíðarrolla, crónicas
1975: Í túninu heima, memorias I
1976: Úngur eg var, memorias III
1977: Seiseijú, mikil ósköp, crónicas
1978: Sjömeistarasagan, memorias II
1980: Grikklandsárið, memorias IV
1981: Við heygarðshornið, crónicas
1984: Og árin líða, crónicas
1986: Af menníngarástandi, crónicas
1987: Dagar hjá múnkum, memorias
1987: Sagan af brauðinu dýra, cuento
1992: Jón í Brauðhúsum, cuento
1992: Skáldsnilld Laxness
1996: Fugl á garðstaurnum og fleiri smásögur, cuentos
1997: Únglíngurinn í skóginum, poema
1998: Perlur í skáldskap Laxness
1999: Úngfrúin góða og Húsið, cuento
2000: Smásögur, cuentos
2001: Gullkorn úr greinum Laxness
2001: Kórvilla á Vestfjörðum og fleiri sögur, cuentos.
2001: Laxness um land og Þjóð




Halldór Laxness
Gente independiente
Revisión y prólogo de Enrique Bernárdez
Traducción de Floreal Mazía



Huésped de Gunnvór 
nadie fue
con ropas hermosas;
lo lleva hasta el ígulvatn,
tralalalá.
La sangre enrojece la hoja,
duerme, criatura, ya.

Huésped de Gunnvor nadie fue
con caballo de raza;
cómo brilla la espada,
tralalalá.
La sangre enrojece la hoja,
duerme, criatura, ya.

Huésped de Gunnvor nadie fue
con sangre humana;
nadie con tuétano en los huesos,
tralalalá.
La sangre enrojece la hoja,
duerme, criatura, ya.

Huésped de Gunnvor nadie fue
que temiera a Dios,
me rompió las costillas, la pierna, la cadera, los huesos de las manos,
ay lalalá.
La sangre enrojece la hoja,
duerme, criatura, ya.

Si en Kólumkilli confías,
así te llamará:
tuétano y sangre, tuétano y sangre,
y trololó.
La sangre enrojece la hoja,
duerme, criatura, ya.




Ingólfur Arnarson pidió a los cantores que continuasen, cuando ya todos estaban a caballo, y la última canción, en alabanza de la vida campestre, resonó desde los pantanos como una despedida a los moradores de la Casa Estival:    


En el valle entre brezos está mi hogar 
y aquí viví felices horas
y en sitio alguno puede el sol brillar 
como en estos montes donde moras.
Y la gente es noble y buena,
fiel en la amistad, fuerte en la faena; 
por vivir aquí siento un gran gozo,
no existe mejor vida para un mozo.



El sacerdote lanzó en silencio unos puñados de tierra sobre el ataúd y luego, con ruidoso deleite, sorbió unas buenas pulgaradas de rapé de la caja que le ofrecía el rey del rodeo, su escribiente parroquial. Los portadores tomaron ansiosamente las palas y pusieron manos a la obra con energía. Los demás se fueron alejando uno a uno.


23. Panegírico

Melodía: Oh la gloria de tener a Jesús

 No es fácil vivir en este mundo,
y es que aquí la juventud 
parece un don absurdo,
una senda que en la infinitud 
pisotean las botas del destino, 
perros y hombres hollan esa raza
con botas de hierro, tamaño desatino,
como si fuera una cualquier plaza.
Es mejor vivir en el cielo
de los ángeles felices del Señor 
que discurren siempre en raudo vuelo,
y donde mora del sol el fulgor;
allá en el magnético polo
cantan canciones de precioso son,
el santo en el cielo nunca estará solo,
quienes van con él, siempre salvos son.


No, era cierto, ahora que lo pensaba, aún no había oído nada bueno, y peores cosas podían sucederle que escuchar algo bueno. Su abuela se quedaba tan absorta con frecuencia en el algo bueno que le recitaba, que se olvidaba de reñirle por su tejido, en especial si era realmente bueno:  


In dulce júbilo 
está el deseo del alma;
in prencipio
el coro celestial,
alfahesido,
alfahesido.
Oh Jesú parvuli
mi alma descanse en ti,
oh pura optimi,
en tu reino libre,
oh príncipe de gloríi,
adelante, apostea;
adelante, apostea.
Oh de Pedro Caritas,
oh santa Penitas,
de su costado desgarrado 
por nostra crimina
y todo pecado perdonado
cielorum gaudia,
¡Oh, estar allí!
¡Oh, estar allí!

Ahora llega gaudia 
donde se puede oír 
Que los ángeles del cielo 
Cantan los cánticos 
Y suenan
los trombones 
Entra la curia. 
¡Oh, estar allí! 
¡Oh, estar allí!


En tanto que uno habría creído que su poesía favorita debía tratar del amor encontrándose con el amor en el brezal, no bien se acostaba, por la noche, cuando ya cantaban en su corazón los versos que hablaban de cuando el brezal y el amor se encuentran por la noche, y muy pronto le corrían las lágrimas por las mejillas y sentía que no lloraba solamente por Kolma, sino, también, junto con todo el mundo, en un éxtasis de amor: 


¡Asómate, oh, luna,
detrás de tus nubes!
¡Brillad en el cielo,
estrellas nocturnas!
Oh, luces guiadoras:
Llevadme a mi amor 
Hacia donde solo, dormido, reposa.
¡Despacio, despacio,
vientos rugidores!
¡Despacio, veloces
aguas torrenciales!
Que se oiga mi canto 
junto a la colina gris de las tormentas.
Que pueda mi amado escucharme.


Nunca había escuchado nada parecido. Y él lo susurraba como si tuviese alguna relación con ella,como si le concerniese directa e íntimamente. La joven se ruborizó furiosamente en la oscuridad y no tuvo la más mínima idea de qué debía decir o hacer, sobre todo teniendo en cuenta que era pasada la medianoche. Porque la poesía estaba hecha para ser leída durante el día y para ser comprendida en silencio, durante la noche. Pero, ¿cómo una jovencita habría de entender una poesía que es susurrada tan sólo en sus oídos, en mitad de la noche? ¿Podía aceptarla impersonalmente,como la poesía del día? 


Casi desconocidos 
me son mis clamorosos pensamientos. 
Audaces, afiebrados como el toro,
crecen enloquecidos de lujuriosos vientos 
cada vez que atesoro tu gracia en mis sentidos 
y que el dulzor de tu belleza imploro. 
Porque creo, mujer, que has
conseguido mayores dones que el becerro de oro. 


No, seguramente él la recitaba para sí. Seguramente se había dado cuenta de que ella era demasiado joven para entender versos tan extraños; que, aunque le daba café a menudo, y a veces tortas de sartén, lo hacía solamente porque era una jovencita; y, por lo tanto, no tenía sentido alguno dedicarle esas cosas. Y aunque en ocasiones podía sentir que ya era una mujer, nunca permitió que nadie se enterara de ello. Y, además jamás se le habría ocurrido que nadie pudiese hablar de un becerro en relación con el amor, aunque fuese un becerro de oro. No, no podía ser una poesía seria, y, evidentemente, no se refería a ella. ¿Qué podía decir ella? 


La más maravillosa
del grupo fascinante
de vírgenes afables y prudentes.
La más rara y hermosa,
la sinfonía de su voz amante,
el mirar de tus ojos de relente. 


No, alabado sea el cielo porque una poesía tan extraña no podía tener relación alguna con ella.Habría sido una tontería sugerir que ella tenía los ojos de relente, y más tonto aún describirla como la más hermosa de las doncellas. Debió haber sido escrita hacía cien años por algún otro poeta,dedicada a alguna otra muchacha. Ella nunca frecuentó la compañía de otras jóvenes; se parecía a una planta solitaria que creciese en un pedregal. Pero siempre, siempre estuvo completamente segura de que las otras muchachas del mundo la superaban en todo. Y, de todos modos, todavía no era una joven; apenas era una niña... ¿o es que se supo de algún modo que había crecido, aunque tenía tanto cuidado en guardar el secreto? Cielos, ¿qué diría papá si lo supiese? Y ella que todavía no había sido confirmada... Con cada verso el corazón se le inquietaba más y más. Pronto no podría ya soportarlo.


Para cantarte
en alabanzas virginales
no puede hallar mi musa los vocablos
capaces de dar vida,
en frases de color, a los encantos
que mi ánimo marchitan.


¿Por qué ponía él en todo eso el énfasis que sólo se pone en palabras susurradas
confidencialmente, para que nadie más las oiga? ¿No sabía que había un límite para lo que una chiquilla, que nadie sabía que había crecido, podía escuchar en mitad de la noche sin perder el dominio de sí misma y desmayarse y, posiblemente, morir? El, que podría haber obtenido de ella lo que quisiese, que conocía la poesía y la historia del mundo por experiencia personal... ¿no tendría piedad de ella y de su impotencia?


Horadas implacable
el alma que me habita suspirando 
por todas sus bellezas en capullo 
por tus ocultos dones, 
los trofeos más altos.



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