lunes, 8 de diciembre de 2014

ANGÉLICA MORALES [14.199] Poeta de Aragón


ANGÉLICA MORALES

Nacida en Teruel (España), el 14 de agosto de 1970. Actualmente reside en Huesca. Escritora y actriz.
Licenciada en Historia Antigua por la Universidad de Valencia. Diplomada en escritura jeroglífica, por la Facultad de Teología San Vicente Ferrer de Valencia. Diplomada en arte dramático por la Escuela del Actor de Valencia.

Curriculum como escritora:

Premios Literarios:

Premio Internacional de Poesía Miguel Labordeta 2011.
1er. Premio “Cuéntale un cuento a La Republicana” 2012.
Finalista Premio Ausiás March al mejor poemario publicado en 2012 (“Desmemoria”)
Finalista I Premio Nacional de Poesía Poeta de Cabra 2013
Premio Internacional de Poesía Ciudad de Las Palmas de Gran Canaria 2013
Finalista del XXIII Premio Otoño Villa de Chiva, Premio Germán Gaudisa de poesía, 2013
Finalista II Premio Nacional de Poesía Poeta de Cabra 2014

Libros publicados (entre otros):

Benedicto XIII, el papa Luna : El hombre que fue piedra. (novela). Editado por Delsan, Zaragoza, 2006.
Piel de lagarta. (libro de relatos) Editado por Certeza, Zaragoza, 2007.
Amar en martes. (libro de relatos) Editado por Certeza, 2009.
La huida del cangrejo. (novela) Editado por Mira, 2010.
Desmemoria (poesía). Editado por el Gobierno de Aragón, 2012.
Asno mundo (poesía). Editado por el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, 2014.
Monopolios (poesía). Editado por Prensas de la Universidad de Zaragoza, 2014.

Prensa y Revistas Literarias

Colaboradora en el Diario del Alto Aragón, y en las revistas literarias Turia y Letralia.



Angélica Morales.
SELECCIÓN DE POEMAS PARA EL BLOG “POETAS SIGLO XXI”



POEMAS PERTENECIENTES A “DESMEMORIA” (Premio
Internacional de Poesía Miguel Labordeta 2011, editado por el Gobierno de Aragón)


5-11- 2036 

Elaboro de vez en cuando teorías sobre catástrofes.
Me pongo a pensar en cómo evolucionará la especie sin mí, cuando yo no sea más que una urna funeraria.
Es posible que alguien me lleve flores frescas que las moscas se encargarán de pudrir.
Puede que todo eso suceda antes de estar muerta.
No hay límites en las teorías sobre catástrofes.
El trayecto más corto entre la existencia y el olvido pasa por un retrato de espaldas.
Me pregunto, de forma científica, si seguirán caducando  los yogures en la nevera.
Si las telarañas se cansarán de tejer mantos de una  rama a otra de los árboles.
Si nacerán enanos y se detendrá el crecimiento de los apartamentos a la orilla del mar.
Quisiera reinventar, antes de abandonar el mundo, el olor de los recuerdos,
de ese zapato viejo que conserva el aroma de un fantasma, despedazar las fórmulas químicas y hacer que la física de los cuerpos no sea más que un flechazo.




29-11- 2037

Tus manos eran pequeñas y largas, de solterona a la moda.
Recuerdo aquella vieja máquina de coser, una Singer traída de Alemania que te instaló el abuelo junto a la ventana del cuarto.
Tú casa (mi casa, la casa de los muertos) siempre ha tenido ventanas.
Cortaban las rosas, tus manos, y le daban de beber a los cáctus.
Los inviernos no existían dentro de tus manos, ni el barro ensuciaba mis botas de niña presumida.
Me peinaban de lejos, cuando ponías tus dedos a caminar sobre el cepillo.
Todo cabía dentro de tus manos, un barco con piernas, los dientes de un insecto y su melodía, aquella muñeca que masticaba su propio corazón...





PEQUEÑAS ESCENAS 

No acaba de abrirse la noche.
Hay dos mujeres frente a la ventana,
(conversan)
echan la mirada hacia detrás y hacen de sus ojos un fuego
íntimo en el que poder hundirse.
Porque afuera hace frío,
lo saben por aquel pobre que pasa envuelto en cartones,
por el humo que los coches tiran y las bocas tiran
y los supermercados arrojan junto a  una caja de rosas podridas
y coles.
No acaba de abrirse el tiempo
pero sí las venas de una joven que hace in instante ha escapado de su jaula.
Le llaman habitación individual
con televisión por satélite y ordenador,
dentro hay hormigas haciéndose pasar por hombres bellos,
niñas que antes de que les salgan los dientes,
piensan en adelgazar sus encías.
Esto podría ser una escena cotidiana,
pero lo cotidiano me aburre,
como los poetas con lengua de trapo
(me aburren).
Hoy no voy a escribir a cerca del mundo
porque el mundo no acaba de abrirse, (hoy)
no acaba de mostrar el vientre de su hermosura.
Sólo existe el mundo
dentro del fuego oscuro de esas mujeres que conversan,
del cartón hiriente que arrastra el mendigo,
como si fuese una babosa 
o un gigante de apariencia microscópica.
No acaba de abrirse  mi voz
pero llaman a la puerta.

(Poema inédito)



MÍNIMO 

sola
en un pañuelo
dentro
del corazón invertebrado
de una palabra
sola
ojos cerrados
habitación en su ceniza

(Poema inédito)


CONFORMIDAD 
mejor así
acunando almendras dentro del pecho
asistiendo al viaje
de mi animal
hacia el  hueco
de una fotografía.

(Poema inédito)



POEMAS PERTENECIENTES A “ASNO MUNDO” (XX Premio Internacional de Poesía Ciudad De las Palmas de Gran Canaria 2013. Editado por el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, 2014)



Debería  haberme levantado de la cama y escribir tu nombre en el viento.
Escribir “Alice”,  como un suicidio en pleno día.
Arrancarte la piel con mis ojos (aquel sombrero con perlas que tanto te gustaba) y arrojarte después al vacío, desde un puente.
¿Sabes?, soñé (cuando no estabas)
una lápida gris con nuestros nombres en el cementerio de Montparnasse,
en mitad de los tilos.
Y soñé lluvia (todas las gotas gordas y enamoradas que soñó Cortázar / sus cigarrillos barbados).
El amor es una planta tóxica (admitamos la teoría de una vez)
que envenena las vísceras, que viste de azul el corazón.
Nada existe fuera del amor, ni las tazas de café, ni el canto de los cocuyos sobre un almendro sin flor.
Muere la música si no hay amor y yo (siempre en sueños) me abrazo a ti
convertida en bailarina sin piernas.
Pecho contra pecho (me abrazo a tu sombra en llamas),
con idéntico vestido, sangrando en blanco como todas las novias tristes.
Y bailo (o te bailo en el espejo que guardo en el cajón).
Y puedo ser hombre o pantera líquida al mismo tiempo.
Y también quemar las naves a la orilla de una playa que no existe.
Y beberme todas los números de una misma moneda con tu rostro.
Debí haber escrito tu nombre en el viento, Alice,
cambiarte por el bastón hambriento de un niño al que le han vaciado los ojos y camina hacia ti, perdido, en mitad de una selva 
(perdido y sucio como esta ciudad enferma que nos mira).
Hay una suerte de nostalgia en tu forma de asirte a mis caderas.
Te hundes en mi carne como un fantasma enfermo y me toses en el corazón
(al oído también, en el centro mismo del pubis, me toses).
Y yo ya no soy yo sino un perfume de semen que flota en mitad de los salones,
que hace inclinar la cabeza de la reina más puta.
Roja es tu esencia, Alice, y evaporada , igual que la silueta de un barco caído en el triángulo de mis manos.
Es una obligación amar (amar en círculos es obligado).
Naufragando en un desierto nocturno, sin pájaros a los que arrojar piedras.
Debería haberme levantado de la cama y escribir tu nombre con mi dedo enamorado, Alice.
Tejer con mi sangre todos los huesos de tu vestido.





Todo lo que se conforma está condenado,
se destruye la materia y cae a los charcos.
Hay en la mella de un campesino tierra podrida,
círculos de vegetales huyendo del hambre.
También las flores se extinguen en el interior del pecho,
estallan sus pétalos de pronto,
antes de que el amor cumpla su juramento.
He visto el cerebro de los  niños
bailando a dos metros bajo el suelo
mientras sus madres  fumaban y miraban fotografías
de hombres plásticos.
El silencio intoxica la acción (creedme).
Fulmina el diálogo de un pez en la ventana.
Y he aquí que todo lo que muere conversa en un rincón,
con los gusanos dormidos en tu boca.
Nada tengo que decir al respecto de los días, excepto
que traen fósiles de sirenas, es por eso que 
tejo mantos de nylon y escamas, a medianoche, 
al tiempo que  se pierden los barcos entre los acantilados y llegan a la
playa cuchillos con piernas.
Todo lo que besa el corazón, vuela, 
se hace fuga de violines sobre el hombro en espiral de una mujer.




IMPULSO

escribir
escribir
escribir
pulsar el aire con el dedo corazón
¿hay una salida dentro del pecho?
¿alguna vena en intermitencia
como una mujer que asalta las esquinas por ejemplo
como un perro mordiendo la rabia de estar vivo por ejemplo?
escribir
escribir
escribir
voltear el alfabeto
saberse inútil
dentro de la hoja
hoja
hoja
hoja
o hielo vestido de fiesta
siempre engaña algún perfume sentimental
algún  amante que regresa sin maleta
y con la raya de sus pantalones hacia el lado de las aguas 
y las aguas es mi boca (s) abriendo la locura
o la caricia de un burro (s) dentro de la sal
escribir
escribir
escribir
hacerse una
e inanimada
seguir el ritmo de un motor que se vuelve pájaro
o pegamento de esnifar ventanas
decir
bosque
y que el bosque sea una joya trashumante
decir indígena
y que el mundo
regrese a los paisajes dentados
del Harlem

(Poema inédito)




PRESENCIA 

una casa se tiende
sobre el manto
de la noche
un árbol
agita su penumbra
y sus hojas
son los
muertos
que llevamos
en el hueco afilado
de una palabra

(Poema inédito)





IGNORANCIA 

no conozco  los pájaros
pero los escucho ahí
en el pulmón del aire
muy adentro de un paisaje que se niega a morir
y que está formado por partes
de carne animal
y partes de arena ronca
no conozco los océanos
pero los veo dentro de las fotografías
en el hueco de un televisor femenino
que fuma y sirve de almohadón
para las cosas comunes
debe ser muy complicado levantarse un día
y ser pájaro en el océano
u hombre
echando a andar con sus dos alas de agua
no conozco la temperatura del viento
pero golpea de vez en cuando
la boca de la ventana
y araña si camino a ciegas
el cristal de mis ojos
no conozco los asuntos de la naturaleza
sus gestos al caer el plomo de la primavera
el modo de anudar los cuchillos frente a sus dientes de flores
debe de ser muy complicado despertar un día siendo
naturaleza en un sentido amplio
y al mismo tiempo reducido
algo así como el escombro de un lienzo
pintado en la antigüedad
o escupido en la piedra
por algún dios recién caído del cielo
no conozco el cielo
pero sé que existe allá donde los dedos no tocan
allá en el pecho de un avión que vaporiza cartas
y novias que nunca llegan a blanquear
su sangre sobre el altar
debe de ser muy complicado despertar una mañana
siendo cielo
siendo inmensidad en el corazón de una lluvia
que despioja 
pájaros
océanos
naturaleza 

(Poema inédito)





POEMAS PERTENECIENTES A “MONOPOLIOS” (PRENSAS DE LA UNIVERSIDAD DE ZARAGOZA, 2014)



LA MÁQUINA DE PENSAR

Hoy la vida parece más larga,
más largo el pan aunque se rompa.
No sé que cosas ponerme a mirar hoy,
si cerrar las letras entre mis manos
y echar a volar en esa caja donde escondo tu sombra.
Hoy la vida es un bosque al que le nacen postales de asfalto
que piden casas 
y martillos,
que piden vidas enfermas en el balcón.
Tú te fundías en el pecho de un balcón (papá)
pero no había aire frente a ti.
Había una fábrica de cerveza y perros,
algún coche que caminaba lento
y después estiraba el cuello hacia detrás
para ver otros coches u otros hombres
que como tú,
se dejaban pasar en un balcón.
Hoy la vida come aprisa.
Devora hijos que no entienden de fábricas,
que sacan perros con su nombre,
que se hacen adictos al ruido.
La calle de ayer
no acunaba el ruido, ¿recuerdas?
Sólo mujeres tristes llevando la compra,
como se llevan perros a un matadero,
como se llevan rodillas al suelo
y se limpian casas.
Hoy la vida corre
(transcurre atlética bajo la lengua de la lluvia,
inventa vidas que no beberá nadie,
perros humanos que no sabrán orinarse en las fábricas.
Porque los árboles ahora ladran luz
y se visten de otoño a cada rato
y se hacen grandes con el estómago vacío).
No habla francés, la vida,
ni hace cola en las aceras
para a puntarse a un curso de arqueología por partes.
Yo hablaba en francés con las calles,
inventaba signos mudos 
que un cura venido de oriente dibujaba en la pizarra de un cuartel
(el cuartel
era un seminario
sin perros,
sin fábrica,
sin universidad donde los panes tiemblan).
Tengo balcón en mi ciudad (tres ojos de Polifemo desperezándose en la piedra).
Sin embargo no hay más que escaparates en los que los maniquís saltan,
y tú, (papá) nunca entendiste 
que los maniquís saltan,
que se ponen a declamar a Shakespeare cuando menos lo esperas.
Yo me moría siendo una niña en tu balcón.
Me faltaba perfume de lluvia,
una ceniza suave a la que bautizar,
llevarte las zapatillas entre los dientes
o pelar el mes de diciembre en mi corazón y desear que el
año creciera lejos,
sin el alcohol besando tus pantalones.
Podría decir guaauu (ahora)
y hacerme pasar por una fábrica de cerveza,
regar los pájaros,
regresar a casa 
y ponerme a esperar monedas en sus harapos
para comprarle cigarrillos a un perro.





CANTOS HUMANOS

En la ciudad donde vivo
las golondrinas han montado
una banda de rock.
Se emborrachan cada mañana
entre las piernas quietas de un teléfono.
En la ciudad donde vivo
el petróleo es un artista breve
que se toma a morro.
No hay nadie para exprimir el petróleo
de un vientre a otro de los maniquís.
Ni siquiera la golondrina más vieja de este poema
que canta sola, 
con una guitarra sin cuello
sobre el papel.


******


EL ANILLO
DE
ANGÉLICA

1

Sería así:

Un cuarto oscuro donde se revuelve el sueño
y el alcohol estira su boca
para abrir el vientre de una rosa drogadicta.
Ella se llama Angélica y tiene veinte años de terror.
Alguien le dijo que venía de lejos,
pero ella nunca se ha movido del pueblo.
Ella abre y cierra las pestañas de un bar
que pertenece a un hombre que la tomó prestada.
Porque Angélica vino quebrada en dos de un lugar llamado NADA.
Su talle mirando hacia el sur,
sus tres ojos quietos en la lluvia.
Después de todo la juventud solo es eterna para la ceniza
y Angélica no entiende de eso.
Angélica es un botón nuevo que se cae,
algo con tendencia a ensuciarse en las aceras,
que va y viene del abismo,
que corta flores con su lengua zurda y después se tumba
sobre el pulmón de sus amantes.
!Ay niña loca!
!Ay trocito de cielo que se nubla!
!Ay rencor de la costumbre!
!Ay animal en su ternura!
Le pides pan  y Angélica te sirve  piedras en un plato caliente.
Intentas que entre en razón y ella te regala el puñal de una palabra que no existe.
Y así se sucedieron los hechos
(llamamos  hechos a una historia en porciones donde la tarde engulle niños
y una guerra musical  cae sobre Yakarta).


2

O tal vez no…

Angélica sin verbo, completamente muda en la hojarasca.
Dicen que es linda, pero mienten.
Dicen que vive solo en compañía de una escoba,
pero la escoba es una mujer de pecho altivo
que silba con sus dientes,
algo así como una madrastra
revolcándose en el espejo carnoso de los años.
Angélica simple
o una niña que no encuentra el brillo de su belleza
Es un cuento
(dicen).
Pensar que alguien haya nacido para torturar el alma hambrienta de los hombres,
para desordenar el sonido sordo de sus falos.
Angélica es sólo un nombre que se pronuncia las noches de verano,
mientras la luna juega a peinar los hilos de su baba
y un vientre comienza a hincharse en el interior del cristal.
Pudiera ser un objeto preciado, pero no.
Angélica no vale dos reales.
Lo dice la balanza donde la madrastra pesa sus huesos.
Nadie puja por ella.
Nadie muerde la sombra de su destino,
si acaso un sapo, que cerca del esqueleto de su voz,
se detiene para olfatear su mala suerte.



3

Pensemos en el tiempo sin el tiempo…

La misma cara de una moneda pero con otro temblor.
Angélica huyendo desnuda de su fatal destino
o aquella muchacha que jugaba a decapitar flores cerca de una fábrica de cerveza.
¿Qué diferencia hay entre los ropajes de su piel?
Las dos están presentes en la retina de los hombres,
ambas saben hacer el amor con sus grietas,
la misma forma de morder el pan pero con puñales distintos,
con un hueco de millones de nubes entre una incisión y otra.
Angélica galopando el vientre de Asia mientras que la otra,
ha de conformarse con darle vueltas  a la sopa de un mar llamado Mediterráneo.



4

Sin embargo es otra cosa…

Algo parecido a la llamarada del mar cuando Dios se tumba sobre el palacio de sus huecos.
Así es Angélica, un pezón diminuto buscando la boca del polvo
y un dinosaurio lamiendo el fósforo de un paisaje.
Algo similar a la ronquera de un pájaro que no acierta a afinar
sus alas sobre el patíbulo del aire.
También pudiera ser un perro mordiendo el pantalón del amo
(el amo puede ser cualquier  hombre que se piensa  dueño de una mujer imposible
o un billete de diez euros tomando altura de las horas).


5

Y he aquí que todo cambia…

La belleza brota de una cáscara de miel donde todo es posible.
Algunos lo llaman sueño,
otros simplemente viajar dentro del camarote de la muerte.
Pero morirse no entra ahora en los planes de Angélica,
porque ella hace sus dos maletas de flores y abraza la luz.
Un día es algo que se escupe,
que tiene la temperatura de los parques cuando los niños corren
y se asoman a las costras de sus heridas.
Un día es nada más que aquel desfile de ventanas que retrata tu soledad,
una mujer enferma de amor por sus insectos
o el alma abotonando su tristeza.
Ese podría ser el final de todo principio,
cuando la lengua de Dios le da la vuelta a tus costuras

y se abre un camino sin árboles más allá de la memoria.












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