miércoles, 12 de noviembre de 2014

CARLOS COLMENARES GIL [13.981]


Carlos Colmenares Gil 

(Los Teques, VENEZUELA   1986) es poeta y narrador. Ganador del II Premio Nacional de Literatura Stefania Mosca mención poesía con el libro dos mil nueve (Editorial Fundarte, (2011). Ha sido finalista de los concursos de cuento de la Policlínica Metropolitana y de SACVEN. Posee dos poemarios inéditos: velorio y ánimus.



los artistas
amamos la pornografía de los ‘80
o de la década en que nuestros padres tiraron para concebirnos
vemos cómo en el semen que cae en boca de la rubia
yace toda nuestra generación
y aunque no todas se lo tragaban
allí estuvimos
viscosamente hermosos
posibles.






4:00 a.m.

4:00 a.m.
el televisor encendido
pasan un programa sobre catedrales
me veo llorando frente a un libro de carver

creo que lo apago

5:00 a.m.
el televisor encendido
residuos de sueños donde mato mujeres que amo

la pantalla negra
6:00 a.m.
noticias de un terremoto
en italia

la erección semidiaria
empieza a ceder

ya es hora—me digo
ya es hora



nunca estuve seguro

nunca estuve seguro
de cómo escribir
2009
eran tres palabras
o dos

cincomil
cinco mil
eso se aprende en la primaria
va todo separado
y yo me avergonzaba

pero tú siempre tardaste en reaccionar
al cruzar a la izquierda

confundida
casi siempre reías
la mayoría de las veces
reías

el alcohol nos ha matado esas neuronas, carlos
pronto se me olvidará escribir los números a mí también

detallistas de lo mínimo
fuimos perdiendo el resto

miopes
mantuvimos lo que estuvo en nuestras narices
y quedamos aferrados a la vida por una pequeña asa
a la deriva




los españoles tienen palabras hermosas

——los españoles tienen palabras hermosas
para referirse a lo sexual

me gusta tu coño, tía ——dije

reíste
hablabas
de cómo correrse era mucho más bello que acabar
por supuesto tenías razón

luego
te volteaste hacia mí
fue la única vez que nos corrimos juntos




tienes más de dos semanas inmóvil

tienes más de dos semanas inmóvil
sin escuchar
viendo a la nada a los ojos

repites la misma frase
atrapada en el túnel de respiraciones falsas

seguro nadie puede imaginarte
tan catatónica
sólo yo conozco tu quietud
pero me es imposible nombrarla

no sé nada de metáforas
no sé nada de nada



esto no se abandona

esto no se abandona
termina cuando te vayas
a brasil

aún no está listo
continuará haciéndose en tus maletas
enredándose en tu pelo
en tus pezones
metido en tus uñas
hasta que partas
y será la primera vez que algo acabe

imposible decir qué pasará
no seremos nosotros quienes lo cuenten
de nuestras bocas saldrán otras voces



no sé si a la masturbación se refiere

cada intento es un disparo
en el que me voy dando cuenta de que nunca
nunca
podré expresar esa sensación vicaria
de melancolía y lástima
que me queda al deshacerme del futuro

designificar la esperanza
y la posible relación humana
aparece como una respuesta

y llegado este punto soy capaz de predecir
muchas situaciones de drenaje de mi alma
muchas intersecciones
muchos vómitos tras la idea de porvenir

y mucha periferia




dos o tres veces

dos o tres veces al día
me canso de lo que escribo
veo frases que se caen de la página

más tarde
las hormigas salen de la pared
y colocan las letras a sus espaldas
escalan las patas de la mesa
y las tiran allí en el cuaderno
para que yo las ordene

me pregunto por qué hacen eso
si algún día dejarán la hoja en blanco

nunca vuelvo a armar las mismas frases

las hormigas son mis correctoras




entre tu angustia...

entre tu angustia
y mi brazo amputado
hay un dragón

su lengua te toca
despierta tus paranoias
y recoge lo que dejas al salir

su cola tumba mis libros del estante
me golpea sin darse cuenta
desordena las notas
acompaña mis pesadillas

él esquiva los nombres
nos evade

pero aunque no lo veamos
sabemos

entre tu angustia
y mis gestos suicidas
hay un dragón






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