domingo, 30 de noviembre de 2014

CARL PHILLIPS [14.151] Poeta de Estados Unidos

imagen: Doug Macomber


Carl Phillips

Nacido en 23 de julio 1959 iin Everett, Washington, Carl Phillips es autor de numerosos libros de poesía, entre ellos Silverchest (Farrar, Straus y Giroux, 2013), Double Shadow (Farrar, Straus y Giroux, 2012), carcaj de 

Carl Phillips (1959) es un prolífico poeta estadounidense muy galardonado por sus trabajos. Entre los libros que ha publicado se encuentran: Quiver of Arrows: Selected Poems 1986-2006 (2007); Riding Westward (2006); The Rest of Love (2004) ganador del Theodore Roethke Memorial Foundation Poetry Prize y del Thom Gunn Award for Gay Male Poetry, y finalista del National Book Award; Rock Harbor (2002); The Tether (2001), ganador del Kingsley Tufts Poetry Award; Pastoral (2000), ganador del Lambda Literary Award; From the Devotions (1998), finalista del National Book Award; Cortége (1995) finalist del National Book Critics Circle Award; y In the Blood (1992), ganador del Samuel French Morse Poetry Prize.

Phillips es profesor de inglés y de estudios africanos y afroamericanos en la Universidad de Washington en St. Louis, donde también enseña en el Programa de Escritura Creativa de su universidad.



CIVILIZACIÓN

  Hay un arte
   para cada cosa. Cómo
la lluvia comienza 
   en abril y sigue su curso como
   esa canción hasta que por fin

termina. Una centenaria
   colección de campanillas de plata
que una vez un monaguillo balanceó
   en la procesión …Tú eres el mismo
incapaz que siempre

has sido, arañado por zarzas ,
   por helechos
que te invaden.
   Así que dijo:
   esto es un sueño. Pero

el resto —todo el resto—

  despertaba: no siempre,
hasta la siguiente
   extravagancia. Dos estatuas
   de negratas cada una espejo

de la otra, cada una levantando

    para siempre su carga

de plumas de pavo real pintadas a mano ,

   talladas a mano. Tú
   no lo sabes, tú no sabes

que yo te amo, dijo. Estaba
   temblando. Dijo:
Te amo. Hay un arte
   para cada cosa. Lo que yo he
   hecho con esta vida,

no lo que yo hubiera querido hacer,
 o hubiera querido decir, quizá, si lo hubiera
comprendido, aunque no tengo
 excusa. No el tronzado, pero
 aún floreciente cerezo. No

la delicada acacia, tampoco. Ni siquiera
   el nogal fantasma
con sus no-ramas de quien 
   cada sombra está en la memoria,
   memoria… Como me dijo

una vez. Todo esto es basura
   bajando por el río, ahora. Dando vueltas,
pero totalmente perdido 
   —porque estaba extraviado—:
   renunciando a todo otra vez.

Solo lo miró, 
   —Sólo tiene que buscar
cómo salir. Hay un arte
   para cada cosa. Incluso
   dándose la vuelta. Cómo

con el tiempo, incluso el hambre
   puede convertirse en un espacio
para vivir. Cómo convirtieron
   la picaresca en algo
   hermoso, durante el tiempo que pudieron.

Versión de Carlos Alcorta





De Carl Phillips y su libro 'Speak Low'

Es como si la oscuridad, que había sido antes
apenas contexto, diese a la vulnerabilidad
un permiso, casi: carnosos platos de
crema derramados, tantos manojos de pergaminos
deshaciéndose; y ahora, por piezas, la delicada
máscara de una indiferencia que se ofrece radical
en contra de lo que, cada vez, parece
impensable, como inesperado, como cuando,

en el largo sueño de contracción, el mar
que al fin no es un mar, pero de qué otro modo
llamarlo, comienza de nuevo su movimiento, y
a pesar de cada empujón de la voluntad hacia adelante
hay algo noble —como decir,
algo solitario, además —es demasiado tarde.




Porcelain

 As when a long forgetfulness lifts suddenly, and what
 we’d forgotten—as we look at it squarely, then again
 refuse to look—is our own
                                             inconsequence, yes, it was
 mostly like that, sex as both an act of defacement and—
 as if the two were the same thing—votive offering,
 insofar as the leaves
                                      also were a kind of offering, or could
 at least be said to be, as they kept falling the way leaves
 do: volitionless, from different heights, and in the one direction. 





Aubade: Some Peaches, After Storm

 So that each
 is its own, now--each has fallen, blond stillness.
 Closer, above them,
 the damselflies pass as they would over water,
  if the fruit were water,
 or as bees would, if they weren’t
 somewhere else, had the fruit found
 already a point more steep
 in rot, as soon it must, if
 none shall lift it from the grass whose damp only
  softens further those parts where flesh
 goes soft.

 There are those 
   whom no amount of patience looks likely 
   to improve ever , I always said, meaning
 gift is random,
  assigned here,
  here withheld--almost always
 correctly
 as it’s turned out: how your hands clear
 easily the wreckage;
 how you stand--like a building for a time condemned,
 then deemed historic.  Yes.  You
 will be saved. 




Leda, After the Swan

Perhaps,
in the exaggerated grace
of his weight
settling,

the wings
raised, held in
strike-or-embrace
position,

recognized
something more
than swan, I can't say.

There was just
this barely defined
shoulder, whose feathers
came away in my hands,

and the bit of world
left beyond it, coming down

to the heat-crippled field,

ravens the precise color of
sorrow in good light, neither
black nor blue, like fallen
stitches upon it,

and the hour forever,
it seemed, half-stepping
its way elsewhere--

then
everything, I
remember, began
happening more quickly.







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