sábado, 25 de octubre de 2014

ZORAIDA DÍAZ DE SCHTRONN [13.840] Poeta de Panamá



Zoraida Díaz de Schtronn

Zoraida Díaz Chamize, más conocida como Zoraida Díaz de Schtronn fue una poeta y educadora panameña nacida en la ciudad de Las Tablas (Panamá) en marzo de 1880 y fallecida en la ciudad de Panamá el 14 de junio de 1948.

Biografía

Nacida en el entonces Departamento de Panamá, fue hija de don Francisco Díaz Medina y de doña Carolina Chamize de Díaz. Realizó sus estudios primarios en el centro escolar de su ciudad natal y secundaria en la Escuela Normal de Institutoras de la ciudad capital, en aquellos tiempos dirigida por las hermanas Matilde y Rosa Rubiano.
Inició su carrera de maestra en Las Tablas y desde el primer momento demostró gran sensibilidad social al crear un curso nocturno para analfabetos. Esa iniciativa, a solicitud de poderosos caciques y gamonales que veían en su labor docente amenazas a su autoridad, le costó el cargo en el periodo inmediato a su boda con Don Eleazar Escobar Restrepo, maestro colombiano y entonces alcalde del pueblo que fallece en la Guerra de los Mil Días (1899).

Volvió al magisterio y se la nombra directora de la Escuela de Chitré. Allí escribió la mayor parte de los versos que publicó. Regentó la Escuela de Las Tablas por varios años. Luego se le trasladó como maestra a la Escuela de Varones de ciudad de Panamá.

En 1915 contrajo matrimonio con el comerciante español Don Pedro Ross y, días después, publicó en un periódico local un poema: Primaveras. Su dicha, sin embargo, no duró mucho. Su esposo murió a las pocas semanas.

Trató de rehacer su vida y consiguió empleo en el Archivo Nacional, lugar donde trabajó hasta su jubilación. En 1918 celebró su tercer matrimonio con el ruso Mendel S. Schtronn, con quien estuvo casada hasta su muerte.

En 1921 fue reconocida como la primera mujer panameña que publicara un libro de versos. En 1946 sufrió un derrame cerebral que la dejó casi paralítica. Le repitió en 1947 dejándola casi ciega.

Obra seleccionada

Nieblas del Alma (1921)
Cuadros (1937)




Deseos

¿En dónde estás almas mía
que no te puedo encontrar
ni en el cielo, ni en el mar,
ni en mi constante agonía?

Quiero ser rosa... botón;
ser celaje, rosicler,
ser todo... menos mujer
con memoria y corazón.

Ser ola muerta en la playa,
ser rosa que se desmaya
después de vivir un día.

Ser toda yo pensamiento
y disolverme en el viento
en busca tuya... ¡alma mía!

Del libro: Nieblas del Alma 




Ayer y hoy

Ayer mi corazón con broche de oro
guardó en su fondo, como en urna santa,
la Fe, que todo en derredor lo encanta,
como preciado y celestial tesoro.

También allí guardó, con puro anhelo,
la Esperanza, evangélica y sagrada
que cual faro de luz en la jornada
alumbrase mi senda en este suelo.

Hoy, ya cayó sobre el rosal florido
y marchitó la luz de mi esperanza
el alevoso soplo del olvido.

Y rompiendo del broche la dureza
el blanco lirio de mi Fe sagrada
tronchó también su insólita fiereza.

Del libro: Nieblas del Alma 





Fantasía

Cuando me da la pena su punzada
y el corazón reboza de amargura,
me parece que el alma en su tortura
se va... por los espacios, desolada.

Entonces, como el pájaro perdido
en la región que el gran misterio esconde,
mi pensamiento, sin saber a dónde,
vuela... detrás del alma que se ha ido.

Y al volver a encontrarse es tal el gozo,
tan grata la emoción y el alborozo,
que olvidan su dolor y su honda pena,

y con flores de amor y de ternura,
en el misterio de la noche obscura
tejen una simbólica cadena.

Del libro: Nieblas del Alma 





Resurrección

Tras el oscuro velo de la ausencia
yace escondido el alma de un recuerdo,
de un recuerdo que dice a mi conciencia
que pronto volverás… que aún no te pierdo.

Yo siento palpitar junto a mi vida
la tuya… y en un loco desvarío
con el alma enlutada entristecida
recordando tu imagen me extasío.

Pues sé que cuando suene allá en los cielos
la voz de los clarines celestiales
tendrán fin mis angustias, mis anhelos, 
y entonaré de nuevo mis cantares.

Cantares dulces, tiernos, melodiosos
que llevarán a tu alma desolada
el reflejo de tiempos más dichosos
y la expresión de mi alma enamorada.

Y tu revivirás. ¡Esa imposible
que al escuchar mi voz y mi gemido
aún permanezcas mudo e insensible
en tu glacial reposo sumergido!

Vendrás a mí, lo sé, y en ese instante
he de mirar ansiosa que surgiste
en medio de las sombras siempre amante,
¡las sombras, en que envuelto te perdiste!

Entonces cantaré cual la avecilla,
que allá en el seno de la selva umbría
entona su canción dulce y sencilla
cuando anuncia la aurora el nuevo día!

Del libro: Nieblas del Alma. 





Renacimiento

De la seca estación el sol ardiente
el verdor de los árboles mató
y sus hermosas hojas marchitó
una por una, el hálito inclemente.

Por el campo quedaron, solitarias
las desnudas siluetas sin verdura
que en el silencio de la noche obscura
parecen, como sombras funerarias.

Mas ya la Primavera con sus galas
al inquieto batir de níveas alas
va poblando los campos verdecidos.

Ya perfuman el aire gayas flores
y se escuchan eróticos rumores
en los tibios plumones de los nidos.

Del libro: Nieblas del Alma. 





Idealismo

¡Quién pudiera romper el denso velo
del manto azul que cubre el firmamento
e imitando las aves en su vuelo
llegar hasta las puertas de ese cielo
y extasiarse en el dulce arrobamiento
que proporciona el conseguido anhelo.

Quién pudiera de cerca, contemplando
los destellos del sol y las estrellas
postrarse reverente, e invocando
las almas de los justos, almas bellas,
decirles las tristezas, las querellas
de un pobre corazón que está sangrando.

Alma enferma que gimes desterrada
en el mar tempestuoso de la vida
prosigue tu carrera… y resignada
desprecia tu pesar… ama y olvida!

Del libro: Nieblas del Alma. 




DEUS DEDIT. DEUS ABSTUTIS

Señor! él era justo y abnegado;
con su amor y mi amor, llenó su vida
y dio paz a cada alma dolorida
y fe y consuelo a cada descarriado.

Por defender tu nombre, fue soldado
y, en lucha desigual, enardecida,
cayó, por siempre, con la frente herida,
en un gesto de clásico cruzado.

Desde entonces, Señor! por las oscuras
pendientes, donde sola me dejaste,
consuelo mis amargas desventuras,

pensando: si era justo y Tú lo amaste,
habrá gloria mejor en tus alturas,
cuando de entre mis brazos, lo arrancaste!

Publicado en: Revista Lotería, Nº 122 –Enero de 1966. 






Una noche en la playa

Golpeaba sin cesar la ola bravía
sobre la costa negra, oscurecida
y del viento el rugido parecía
los lamentos de un alma adolorida.

La luna comenzaba a destacarse
por el ámbito negro de los cielos,
parecía en sus rayos eclipsarse
el brillo de sus lívidos destellos.

Y yo contemplo, en éxtasis profundo,
el recio movimiento del océano.
Admirando su oleaje furibundo.
De Natura sublime el hondo arcano!

¡Oh noche!  En tu rebozo de negrura
pareces una virgen enlutada
semejas mi tristeza, mi amargura
en el fondo del alma sepultada!

Del libro: Nieblas del Alma. 




El misterio de una sierra

Hay una sierra obscura y solitaria
que besa el mar constante noche y día
adonde eleva un ave su plegaria
con acento de cruel melancolía.

Allí habitó en un tiempo ya remoto
un águila caudal que formó un nido;
allí crecían el lirio junto al loto;
luego en su cumbre se posó el olvido.

Pues aquella ave de argentada pluma
alzó su vuelo y se marchó muy lejos
cuando en el mar se alzaba blanca espuma
de una tarde a los últimos reflejos.

Quedó pues ese nido abandonado
que fue centro de idilios amorosos
y el compañero…triste…desolado
no cantó más…lanzaba hondos sollozos.

Un viajero cansado y soñoliento
subió a la cumbre en busca de reposo
se reclinaba ya, mas un acento
oyó…muy triste y doloroso
que así decía:

¡Oh tiempos que se fueron, tan queridos!
que nunca volverán!
Dos seres eran…por el amor unidos
Decidme: ¿A dónde están?

¡Oh mar que sus ternezas arrullaste
con el acento de tus hondas suaves
no los recuerdas? Dime: ¿lo olvidaste?
¿Qué fue de tanto amor?¿Tú no lo sabes?

El mar entonces con su acento rudo
revolviendo su seno misterioso
le contestó:  Ya aquel precioso nudo
sentido y tierno, dulce y cariñoso
lo desató la mano del Destino.

Prosigue solitario tu camino!
voló tu compañero a otras regiones
ya nunca oirás su acento cristalino
ni el eco escucharás de sus canciones!

Despertóse el viajero… fue un delirio
que forjara mi mente soñadora?
No… ¡Quizás es la “sombra del misterio”
que en las entrañas de esta sierra mora.

Del libro: Nieblas del Alma. 



Ave errante

Por la inmensa lejanía
de un horizonte sereno,
emprende un ave su vuelo
presa de cruel agonía.

Lanza un quejido doliente
que se pierde en lontananza…
cuando entre calma y bonanza
el sol oculta su frente.

Eres simbólica y bella
sedosa y blanca es tu pluma,
pareces copo de espuma
o jirón de blanca estrella.

Vuelas ansiosa en el día;
¿No encuentras al ser que adoras?
¿Por qué ese afán? ¿Porque lloras
con tanta melancolía?

Cuando la tarde agoniza
tornas al nido vacío.
¿Qué busca tu desvarío?
¿Qué pensar te martiriza?

¡Oh simbólica ave errante
de blanca y sedosa pluma
hecha de copos de espuma
detén tu vuelo un instante!

Quisiera tener dos alas
y acompañarte en tu vuelo
para llegar hasta el cielo
y perderme entre sus alas!

Del libro: Nieblas del Alma. 



Plenilunio

Está la luna, como un disco hermoso
derramando sobre el mundo sus fulgores
centinela incansable del reposo
testigo del placer y de dolores.

Siempre avanzando!  Y en si marcha lenta
al recorrer los mundos siderales
deja admirar su bella faz que ostenta
en las serenas noches tropicales.

Pálida cual una virgen soñadora
que consume la nostalgia de un ensueño,
los espacios recorre, triunfadora,
como surca los mares frágil leño.

Pero ella, en su carrera dulce y lenta
no encuentra escollos, ni arrecifes halla,
serena ante el rugir de la tormenta
desprecia al rayo que en su seno estalla.

Porque es dueña absoluta.  Reina altiva
en el azul inmenso de los cielos
adonde imprime la estela de sus huellas.
¡Oh luna! tú le inspiras grandes celos
a tu hermosa y brillante comitiva
formada de magníficas estrellas!

Del libro: Nieblas del Alma. 




La mujer

              (Para Juanita Oller).

Es el ser en donde Dios
de gracias puso un derroche
es el sugestivo broche
que enlaza en una alma a dos.

Es un búcaro precioso
de perfumes y de encanto
que subyuga con su llanto
y su acento cariñoso.

Es, en suma, la mujer
que nuestro Dios quiso hacer
lo más bello en la creación.
Y por eso es proclamada
reina del orbe, y amada
con vida, alma y corazón.

Del libro: Nieblas del Alma. 







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