viernes, 24 de octubre de 2014

PAMELA JANET RODRÍGUEZ [13.818]


Pamela Janet Rodríguez Piminchumo

(Lima, Perú, 1983). Poeta Inca. Mujer de pluma. Un híbrido, un alud de sinfonías y letras. Interesada en toda pasión y afición de creación artística y poética. Actualmente pertenece a la Escuela Literaria del Sur-red de Escritores y Escritoras por el Alba. Colabora en revistas literarias de formato digital como artesanal: revista Cinosargo, La máquina de escribir, Delirium tremens de Perú, Revista digital Papirando y La Fanzine de España. Ha participado en las antologías poéticas: Libertad en mi cuerpo yo  decido, Cascada de Palabras, Cartonera (México), y Antología poética Mil Poemas a César Vallejo.




INVIERNO 

Como lluvia estucada en la sombra,
aspiro fruto y semilla.
Hojas de sal
en la boca;
sin augurios ni mar,
culmine desierto ausente de glorias.
Un ligero toque de verde,
pobre y desgastado,
andariego inmóvil,
se vuelve helado.





El infierno musical

Mil voces cantando,
engendros productores
de rondas nocturnas,
como perros vagos;
asesinos y suicidas
afuera duermen sin saber de mi vigilia.
Espíritu y alondra,
lo ebrio se contrasta en trino
y mi locura cuelga de una rama,
gorriones mudos me delatan
¡Neruda grita sus versos!
a través de los rocíos fríos
que salen a morir por un momento.
Los rojos versos
sonríen al espejo
góticos diafragmas ilustran
palabras mutiladas
buscando asilo en mi garganta.
Un espasmo cerebro vascular
asalta el eco de lo insensato
metáfora y jilguero, como en el diván de una plaza
escenarios de vanguardia
porque mis delirios vuelan
ceniza al viento.
¿Y por qué esta locura, y esta apuesta?
que reverbera en esa hoja con filo de un cuchillo.
Usurpa mis horas
al sondear sus sombras.
¿¡Sera demencia lo que tengo!?
estremeciendo el limo dormido
evocándose a sí mismo en un onirismo
ángeles y demonios
que dormitan extramuros
sola con mi criatura
con su alma y con la mía,
¡esquizofrenia maldita!
guardar tu gesta
una y mil veces recitada.





Al pueblo

Empalada, hice
de mi vida un sendero
una mano en la pedriza.
Juraría, que he sangrado,
montando en nácar
el sol de mi pueblo,
portando en la senda
reposando, a mi diestra
voluntad, gracia y fuerza
y en una pizca de sal
un leve toque de arresto.
No manosees el brote indefenso
porque entre hierbas seca da brillo
como ante la yesca al fin de la vida
al fuego se arriesga
ya arde, ya tiembla;
A subversión de quiméricas,
aviva un equinoccio para el brío
recorre una brizna,
de la última ofensiva
trae esfuerzo
¡Oh!, mi pueblo más puro y más sereno
un rayo de dolor dentro del pecho.
Cruel paleta de colores
y sangre en las verdes praderas
enflorará el valor en el desierto,
en esta futilidad de gobiernos.
¿Qué historia cruel recitara la metralla?
para pelear guerra mercenaria….
En el foso raíces exhortadas
Venciendo el silencio agobiado
broto un día la lengua eterna de mi antepasado;
Endeble tallo, que se congela en un bostezo
por un mísero traidor rastrero.
Ruda es la fraga
de la que emerge la campana,
liga de color rojo puro
y de blanco, dócil y ligero;
la llevó clavada entre el puño y la frente en alta
pues no optó por el silencio
artilugio que no es remedio
marea alta y mar adentro
para redescubrir las ganas sublevadas
cara-cara al horizonte
a la espera de la madrugada.




Tu mi Ave turpial

Tu mi Ave turpial
que vuelas al espacio infinito
me das de comer
del fruto prohibido de tu pico
te acicalas en mi vida
sin desfallecer con inquietos latidos,
al recorrer la celda, de tus ojos chinitos
por los que camino una y otra vez.
Tu mi hermoso vuelo, mi anhelo,
mi sueño, mi hermoso sueño,
me has montado en tus alas con feliz entrega
y alegría en mi vida, envuelta en esperanza.
Me abasteces de cobijo en tu nido
y un mirar de fresco cielo azul al amanecer
Te vi un día que no esperaba,
volviste, me viste y volaste,
eres libre, como siempre…
…Como antes…
Un día vi en mi ventana,
un par de ojos colgados,
sol radiante que engalanan
miraban con tanto amor, Que ahora me acompañan…
Mi amarillo-negro-blanco,
Mis sueños en el cielo… tu cielo…
Mis miradas en tus pupilas altas acostumbradas,
Tu pico hermoso, agudo me arrebata,
Dominio tuyo y mío, despertares de mañana,
Cantar afinado, Tu mi hermoso Turpial…
¡Te amo!





Mujer, nimbo y huella alean tu belleza

Mujer, nimbo y huella alean tu belleza;
Raíces ígneas nutren ya tus tierras,
sin más acción,
que de una gota de tu esencia.
De tus labios, brota un poema;
Porque tus caminos son golondrinas,
venas abiertas; en las moribundas sombras
de la carne impropia
del veneno que ahoga
del aliento que se desmorona a tu brisa loca. 
Versos feroces transfiguran,
sobre tu pecho reposan;
Y afloran, cual si fueran rosas,
manantiales audibles, 
madejas del azar.
Atusa, y sin pestañear;
desnuda,
músculos claveles
en los gestos que nacen,
con la dádiva dulce,
desde el regazo.
Mujer, saberte ardiente y belio en la memoria
Y que entre células desiertas creces hambrienta
¡Oh! de azules firmamentos
que mitigan en sonrisa.
Obtusa en la sombra cobra vida,
y crispan de rebeldía
¡Oh los nervios de tu sombra!
Que al contemplarla, el hombre, de-flexiona,
enmudece su vista
¡y traen a su aroma la fuerte brisa marina!


No hay comentarios:

Publicar un comentario