martes, 28 de octubre de 2014

MIGUEL URBIZAGÁSTEGUI [13.872]



Miguel Urbizagástegui 

(Lima, 1991)
Cursa el último año de la carrera de Educación (Lengua – Literatura) en la Universidad Nacional Federico Villarreal y trabaja como profesor de inglés y francés. Aprendió esos idiomas en el ICPNA y en la Alianza Francesa. Pronto también cultivará el quechua y el italiano. El año pasado quedó finalista en el primer concurso de poesía “César Calvo”, obtuvo el primer puesto de los “Juegos florales” en poesía en su alma máter (Facultad- Educación) y para no hacerla larga, ganó uno que otro concurso más por ahí (en serio). Es integrante del grupo – revista Tajo y también se desempeña como traductor (tradujo algunos poemas del francés Michel Bulteau, publicados en la séptima edición de Tajo, lo pueden ver también en el blog del colectivo). Además, toca guitarra. En suma, ama la música, la literatura, la filosofía, la humanidad y la vida.


PICADURA

Mi mano como astuta  araña
camina sobre tu piel salvaje

Y va poseyéndote, atándote
haciéndote suyo
para robarte un poco de esa sangre
con la cual ahora con amor
te escribe.



CAFÉ CALIENTE EN INVIERNO

La tarde era muerte como la mañana.
Tus ojos frenaron contra mi vida
y siguieron la ruta del inconsciente tiempo
de ser más que felices.
Encontré lo que andaba buscando
en las páginas de tu mirada,
me hablaste con un beso de mimo
sintiendo tus labios vibrar como un celular
y  nos extraviamos en la noche
como perros callejeros.




TÚYO

Se mete en todos
con todo
sin masajes previos
sin bla bla, sin condón
y como gripe AH1N1 se dispersa
lanzando  síntomas radiactivos
pone fuegos artificiales en sus ojos
une paredes llenas de cicatrices
tienen sexo en una licuadora
crea rumbos con sus pedazos de tierra
los mueve como ascensor
buscan sonrisas donde nadar
salen besos en cada granada
haciendo trizas las capas de arrugas.

Dejamos la entrada libre
Lo esperamos
con nuestros cerebros como carnadas
para no estar separados
ni por el Y ni por el O
¿esto he escrito?
ya estamos enfermos

¡A vivir se ha dicho!





Subversivos

“Le Monde a soif d'amour: tu viendras l'apaiser”
Arthur Rimbaud

Y quiero hacerte el amor en medio de la pista, entre la vida y la muerte, entre el rojo y el verde, en medio de los carros frenéticos. Hacerte el amor con sexo, sin sexo, no sé, pero hacerte el amor sin frenos, sin timón, en medio de la gente con zapatos - estrés. Así haya lluvia, sol, niebla, humedad, rompamos los ojos de los transeúntes, que vean dos cuerpos en uno, un cuerpo de dos, nosotros en todos, todos en uno
tu esmalte                                                                                                                           mi desodorante                                                                
                 tu jabón                                                                                                   mi cuello
                                  tus espinas                                                                 mis escamas                      
                                                     tus botas                                       mi  cabello    
   mi barro tus senos
siendo disparos de relámpagos
matando la muerte en cada casa
destrozando la ciudad deprimida
quebrando llantas, fusilando ventanas

Todos callados. Los taxistas varados frente a nosotros. Lejos se escucha un claxon, alguien no llegó a sentirnos, alguien sigue muriendo. Solo vale la pena un tráfico engendrado por ver un hombre amado, por ver el amor en el hombre, por ver en el hombre amado a los hombres. Nos acercamos al primer automóvil de la hilera y en su parabrisas cubierto por nuestro vaho, escribimos con un dedo, escuchen, con nuestro dedo, el amor.



Siddhartha Gautama deambula por el mundo

                   Veo gente sufriendo
sus pasos gritan ante la muerte siempre cercana
sus miradas se ahuecan en las calles siempre psicóticas
                   veo gente sufriendo
bajo el sol renegado de alumbrar
simples féretros andantes.
Los veo llevando clavos en el cuerpo
y como astillas,
el sudor penetra en las sienes, en la frente
cuando caminan mientras urge,
mientras pueden
                  veo gente sufriendo
y los llevo conmigo,
suplican en mi memoria,
se quedan en mi tacto,
deambulan en mi sangre
porque soy
de una misma madera carcomida, seca,
respiro el llanto de sus voces
y en las casas de estera,
en la médula de un cerro
en los lugares donde no llega Dios
pero sí la muerte,
solo se escuchan cada día
los truenos del hambre.
Desnudo mis ojos
y entro en las tinieblas del hombre
para buscar puertas de escape
aunque no existan las esperanzas
aunque el silencio es lo único que sabemos
es hacia donde vamos
                 inevitablemente.




Agujeros

La vida es un caño abierto
donde nacen bestias, animales
humanos, X-Men y alienígenas
formados de agua
en un túnel vidrioso.
Son transparentes
a veces vienen con color desagüe
a veces vienen salidos de la ducha
mientras viven – avanzan creyendo ir hacia arriba
hacia las fosas nasales
aspiradoras
en lo hondo de una boca de mármol.

Acerco el rostro a ese embudo
y de repente me derrito
me recojo con las manos
se deforman en forma líquida
y cae, caen, caigo empujado por la corriente
hacia la pregunta sin respuesta,
ya ahogado, esparcido
en lo oscuro de un ojo degollado.



Ojos de agua

Siempre creíste en lo infalible
y soñaste un paraíso ante el altar
en el anillo de fantasía, la firma imborrable, el acepto imaginario
sin saber que el amor, como la vida, nunca promete nada.
Tu Dios nunca estuvo presente en la boda
y lo eterno no lo dicta un sacerdote.
No querías aceptarlo en tus ojos de agua ilusionada
cuando desde mi cuna vi la palabra padre yéndose a la puerta
para nunca posarse en mi boca.
Cerrados, me llevaste a tus besos con grietas
de gotas destruidas me bañaste la cara.
Había llegado el día.
Eras la madre de tu tiempo
de una generación podrida, infectada, partida en mil pedazos.
Ahora envejece tu perfume en la casa
vagando solo sobre las sábanas.
Aunque la vida sea un pedazo menos de pan
el tiempo te retorna a tu infancia
la muerte come el brillo de tus uñas
el amor te haya fallado mil veces
no falta una sopa de alegría
cada vez que vuelvo a casa.
Yo soy tus costras, tu Mentholatum, tu algodón con alcohol.





Girando
(Despertar de vuelta)

Los gallos lanzan carajos al día
cepillándose los dientes
con tanta bulla que solo ellos escuchan.
El aire renace con los bostezos de todos.
Abro los cerrojos
sacándome las lagañas que sirven como trancas
y me destapo de mis prontos sudarios
para caminar como zombi y recuperar mi ser
mientras voy al baño, a la cocina, a sentarme
ya despierto, limpia la tez de los recuerdos de ayer.
Respiro el aliento de mi café
mi estómago se entretiene con los trozos de pan.
De pronto me veo con una soga al cuello
puesta al revés se le llama corbata.
De pronto me veo con una camisa
más blanca que la miga.
De pronto me veo con un pantalón de piel anciana
el día ya está arruinado:
los colegas joderán como las moscas
el jefe será el calor irritante de la tarde.
De pronto me veo en la noche, llegando a casa
reptando zombi otra vez
y mandando todo a la mierda como los gallos de mañana.



Agregamos un breve texto que hiciera Maynor Freire, respecto de este poemario.

"Escombros" de Miguel Urbizagástegui consta de tres partes además de un relato escrito a pie de página, el cual sirve de inspiración a la poesía. La terrible rutina vivencial, el trayecto accidentado por la vida (mismo viajar en combi), los sentimientos de culpa, la ominosa competencia impuesta por el sistema (¿la era del conocimiento?), los entuertos de la maternidad, el primer amor (¿Primera Muchacha de Pimentel?), la esperanza en la descendencia van en la I parte. La II es más light y epigramática, lijerilla y burlona. La soledad, el pánico de vivir ahora, el ineluctable paso del tiempo y el abandono de la vida comunitaria por el individualismo son asumidos en los poemas de la III parte. Hasta que con el Dante se descubre que entre tanta tiniebla no hay puerta de escape.






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