lunes, 15 de septiembre de 2014

JOSÉ SEBASTIÁN SEGURA [13.315]


José Sebastián Segura 

(Córdoba, Veracruz, 20 de enero de 1822 - Ciudad de México, 14 de enero de 1889) fue un ingeniero, poeta, traductor, sacerdote católico y académico mexicano. SEGURA (MÉXICO, 1822-1889)

Fue un ingeniero de minas, ejerció su profesión en Real del Monte y Pachuca en el estado de Hidalgo. Durante esta época compuso buena parte de su obra poética. Fue discípulo de José Joaquín Pesado.
Realizó traducciones de Horacio, Virgilio, Tirteo, Calino y Schiller, así como los primeros cantos de la Divina Comedia de Dante Alighieri. El 11 de septiembre de 1875, fue miembro fundador de la Academia Mexicana de la Lengua, de esta forma, se convirtió en el primer ocupante de la silla V. Poco antes de morir se ordenó sacerdote. Murió en la Ciudad de México el 14 de enero de 1889. Sus obras publicadas más importantes son: Susana: leyenda bíblica en cinco cantos, 1861 y otras.




EL NACIMIENTO DEL SEÑOR

Con músicas de amor dulce enagena
el canto de los ángeles del cielo;
"gloria a Dios en la altura, y en el suelo
paz a los hombres", por doquier resuena.

Bañada en nuevas luces ¡cuán serena
la noche que recoge el negro velo!
Reverdecen el Líbano y Carmelo
y de flores tapízase la arena.

Gabriel, de rostro amable y rubicundo,
el nacimiento anuncia a los pastores
del esperado Salvador del mundo.

Y entre el heno, del frío a los rigores,
pobre lo ven, y con amor profundo
adoran al Señor de los señores. 





A MARÍA 

ENVIÁNDOLE LA TRADUCCIÓN DE VARIOS SALMOS 

Yo que en un tiempo te canté de amores 
Blandamente halagando tus oídos, 
Y en tu cándido seno vi prendidos 
Los frescos ramos que corté de flores: 

Yo que intenté endulzar tus sinsabores 
Mezclando á tus gemidos mis gemidos, 
Y que anhelé por tí en versos sentidos 
Alcanzar del poeta los honores; 

Aunque mi sien de lauros no circundo, 
Benigna admite, con gentil decoro, 
Este recuerdo de mi amor profundo. 

Si escuchas de David el arpa de oro, 
Tendrás al despedirte de este mundo 
Sublime asiento en el celeste coro. 





A MI SOBRINA 
SUSANA PESADO DE TERESA 
EN EL DÍA DE SU CASAMIENTO 

Yo que canté tu virginal decoro, 
Tu beldad, tu talento y gallardía, 
¡Hija del vate que á la patria mía 
Ornó con lauros del celeste coro! 

De las moradas del amargo lloro, 
En alas de mi humilde fantasía, 
Vengo al festín nupcial de tu alegría 
Á brindar por tu amor en copa de oro. 

En la corte opulenta del asirio 
Fueras la gloria de sus reyes tantos, 
Y pura siempre como el blanco lirio. 

De la virtud conserva los encantos, 
Y serás del que te ama con delirio 
La mujer fuerte de los libros santos. 





A ÜN ABOGADO JOVEN 

Á las llamas arroja á Juan Jacobo, 
Y sin piedad arrójale en el acto; 
Mira que de eso vil sólo el contacto 
Torna al cordero en devorante lobo. 

La propiedad por él se llama robo: 
Y este concepto le parece exacto 
Al que entre flores, de su horrible pacto 
Bebe el veneno, como simple ó bobo. 

Quema también con él á Cavalario, 
No perdones tampoco á Maquiavelo, 
Enemigo del pueblo y del santuario. 

No caigas de Voltaire en el anzuelo: 
Adora la ignorancia del Calvario, 
Si pretendes ser sabio acá en el suelo. 





CORTÉS 

Á MI ESTIMADO AMIGO EL SEÑOR DON JOSÉ PEON Y CONTRERAS 

Pisa las playas de los nuevos mares 
El gran Cortés, y con heróicos bríos 
En Veracruz incendia sus navíos, 
Y dice adiós á los paternos lares. 

Debelando guerreros á millares, 
Barrancas salva y resonantes ríos, 
Y entre las sendas de los montes fríos 
Sombra le dan sus pinos seculares. 

Álzase allí del yelmo la visera, 
Y en los lagos que el sol ardiente baña 
Vé la ciudad do Moctezuma impera. 

Desciende de la altísima montaña 
Tremolando de Cristo la bandera, 
Y doma un mundo en que renace España. 






A VOLTAIRE 

(Año de 1793) 

¡Sombra de maldición! Sube en la barca, 
Y el lago pasa de la negra espuma : 
Ven y verás si á tu excecranda pluma 
Debe sus glorias tu natal comarca. 

Torvas las cejas desdeñoso enarca 
Al contemplarla en su miseria suma; 
Del Sena, en vano, entre sangrienta bruma 
Buscas la ley, el súbdito y monarca. 

Nublas las luces de la fe serenas 
Y al bien antiguo le sucede el llanto, 
Y á la alma libertad duras cadenas. 

Cubierto de baldón por crimen tanto, 
Con el fuego infernal que arde en tus venas 
Vuélvete al reino del dolor y espanto. 




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