martes, 30 de septiembre de 2014

JEAN-PIERRE CLARIS DE FLORIAN [13.497]


Jean-Pierre CLARIS DE FLORIAN 

 (1755 - 1794) Nació en el castillo de Florian (Languedoc) cerca de Ahorra. 
Fue el sobrino de Voltaire quien le hizo leer a los diez años, las fábulas de La Fontaine.
Tuvo una juventud feliz y inteligente, animada por Voltaire, y escribió para el teatro de Arlequinades en 1784, comedias inspiradas del teatro italiano; "Estela" y "Némorin", novelas pastorales en prosa y verso;“Los dos billetes” (1782), "Juanito y Coleta o El pleito del Marquesado", "Guillermo Tell o la libertad de Suiza", y las Fábulas famosas en 1792.
Fue un escritor fecundo y sentimental. Considerado fabulista, "chansonnier", novelista y autor dramático, fue elegido miembro de la academia francesa en 1788. 
Se mezcló con el movimiento revolucionario y fue detenido cómo sospechoso. Escapó de la guillotina en el momento de la caída de Robespierre. Pero falleció poco tiempo después, en 1794 en Sceaux. 
El rinoceronte y el dromedario (Le rhinoceros et le dromadaire, Francia 1998, de Serge Elissalde), fue llevada al cine como animación del poema de Jean-Pierre Claris de Florian.

BIBLIOGRAFÍA:

Fábulas

The Blind man and the Paralytic
The Monkey and the Magic Lantern
The Monkeys and the Leopard
The Fable and the Truth
The Crocodile and the Sturgeon'
The Child and the Mirror
The Old Tree and the Gardener
The Nightingale and the Prince
The Two Travelers

Teatro

Les Deux Billets (1779)
Le Bon Ménage (1782)
Le Bon Père (1784)
Les Jumeaux de Bergame (1782)

Otras

Pastorales
Variétés et contes en vers
Plaisir d'amour, a song
Mémoires d'un jeune Espagnol




EL LEÓN Y EL LEOPARDO

Un león valeroso, rey de una inmensa llanura, 
Quería dominar una parte más grande, 
Y quiso conquistar un próximo bosque, 
Herencia de un leopardo.
Atacar no era muy difícil para él; 
Pero el león temió a las panteras y osos, 
Por lo que el monarca diestro resolvió debidamente la cuestión. 
Al leopardo joven, bajo el pretexto de honor, 
le delega a un embajador: 
Era un zorro viejo, hábil y popular.
En primer lugar, del leopardo joven exalta su prudencia, 
Le alaba en son de paz, su bondad, su dulzura,
su justicia y su beneficencia; 
Entonces, en nombre del león una alianza propone 
Para limpiar a todo el vecino que no valore su fuerza. 
El leopardo acepta; y desde el día siguiente, 
Nuestros dos héroes, en sus fronteras, 
Comen a los mejores osos y panteras; 
Fue hecho pronto; pero cuando los reyes amigos, 
Compartiendo el país conquistado, 
fijan sus miradas en sus nuevos límite, 
Allí sobrevinieron algunas riñas. 
El leopardo perjudicado se quejó al león; 
Este mostró su dentadura postiza para demostrar quién mandaba; 
Para abreviar la historia, fueron varios los golpes. 
Al final de la aventura llegó la muerte del leopardo: 
Éste aprendió un poco tarde 
Que contra los leones las verjas más buenas 
son los Estados pequeños de osos y panteras.



LOS DOS VIAJEROS 

Compadre Tomás y su amigo Lubín 
iban los dos a pie a la ciudad vecina. 
Tomás halla, en el camino, 
una bolsa llena de monedas. 
La mete en su bolsillo. Lubín, con gran contento, 
le dice : “¡Qué suerte hemos tenido!”. 
No - responde fríamente Tomás - ; 
“hemos “ no está bien dicho, “he” es más correcto. 
Lubín no se atreve a chistar. Mas, al dejar el llano, 
encuentran a unos ladrones en el bosque escondidos. 
Tomás, temblando y no sin causa, 
dice : “Estamos perdidos”. No - contesta Lubín- 
“estamos” no es muy lógico ; “estás” es otra cosa. 
Dicho esto, se escapan a través de los bosques. 
Atenazado por miedo, Tomás pronto es alcanzado 
y tiene que entregar la bolsa.




L'enfant et le miroir 

Un enfant élevé dans un pauvre village
Revint chez ses parents, et fut surpris d'y voir
Un miroir.
D'abord il aima son image ;
Et puis, par un travers bien digne d'un enfant,
Et même d'un être plus grand,
Il veut outrager ce qu'il aime,
Lui fait une grimace, et le miroir la rend.
Alors son dépit est extrême ;
Il lui montre un poing menaçant,
Il se voit menacé de même.
Notre marmot fâché s'en vient, en frémissant,
Battre cette image insolente ;
Il se fait mal aux mains. Sa colère en augmente ;
Et, furieux, au désespoir,
Le voilà devant ce miroir,
Criant, pleurant, frappant la glace.
Sa mère, qui survient, le console, l'embrasse,
Tarit ses pleurs, et doucement lui dit :
N'as-tu pas commencé par faire la grimace
A ce méchant enfant qui cause ton dépit ?
- Oui. - Regarde à présent : tu souris, il sourit ;
Tu tends vers lui les bras, il te les tend de même ;
Tu n'es plus en colère, il ne se fâche plus :
De la société tu vois ici l'emblême ;
Le bien, le mal, nous sont rendus.





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