sábado, 2 de agosto de 2014

MIGUEL ÁNGEL MALPARTIDA [12.623]


Miguel Ángel Malpartida 

(Lima, Perú  1983), poeta peruano, bachiller en Literatura en la Facultad de Letras de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. En el año 2002 publicó un poemario titulado GALERÍA, que fue ganador del concurso César Calvo, organizado por la Facultad de Letras, y cuyo jurado lector estuvo conformado por Marco Martos, Hildebrando Perez y Pablo Guevara.
Actualmente se dedica a la fotografía, la crítica literaria y al trabajo editorial como co-director de Campo de Gules, editorial que publica a jóvenes poetas.




GALERÍA



Estudio poético para La tempestad (1936) de Yves Tanguy  



Funeral

I

Bajo el mar
bajo la última roca
sedimentada en el fondo oscuro
llegaste.
Todo es oscuro, mujer
y la muerte
aquí abajo no es
lo que arriba
ni oscura
ni afilada
ni caída violenta.

Sólo es un silencio
sobre cuerpos destruidos.


II

¿Cómo puedo hablarte?
si sólo siento que me mueven
como bajo una piscina techada
y a oscuras de mi mundo.
Sé que rondas por ahí.
Sé que los grandes campos
no respiran ya
bajo mi sombra.
Sé de las aguas muy frías
guiando el ataúd.
Sé que sería igual
estar en el vientre de mi madre
que en este mar abisal.





Estudio poético para Paisaje Antípoda (1936) de Max Ernst 



Ínsula

Será por siempre un secreto, que algunas noches, entre las
copas más altas de los árboles, mi cuerpo empieza a hacerse 
intermitente, sombra indecisa.
Soy una excrecencia trashumante entre los colores del
mapamundi.
Como ya dije, las noches en que se acumulan el tiempo y
la garúa, levanto mi niebla como brazos sobre palmeras
desvalidas, inocentes, y aspiro profundo, y ese olor de tierra
mojada como un despertar da el primer aviso, viaja silente
por entre oscuras pieles flotantes en pantanos, serpientes
ocultas en ojos de agua y fieras cuyo nombre conviene callar
por su monstruosidad…y se convierte en mi exhalación
mas nerviosa, una invitación sorpresiva a huir.
La niebla avanza destructiva y serena, empecinada en tocar
cada tronco resinoso y brote reciente, cada liana que cuelga
como puente fantasma, precediendo a la carga desesperada
de aleteos que en pequeños vórtices sonoros deslumbran por
su color y confusión inconstantes.
Entonces ellos corren casi nebulosos ya, buscando dejarse,
correr más rápido que el latido de sus sienes, mientras huyen
por entre complicados ramajes hacia sus guaridas,
húmedos de sudor y confiados a su suerte, pero,
¡pobres!, sus antros los envuelven también intermitentes, al
igual que los grandes árboles y toda mi jungla, amados todos
por mis brazos de penumbra espesa.
Me conocen bien, saben de mis ratos críticos, de mi nocturnidad
incoherente y solitaria de viajera.
Mi cuerpo entonces de torna suspiro, y los barcos, los
grandes trasatlánticos que llevan miles de ojos a bordo nunca
me encuentran en cuanto isla maciza o bruma superficial que
cabalga los aires, salvo en sueños febriles de camarote que se
desgastan después en la taberna, hasta convertirse en mitos 
deformes.
Una vez, y de eso ya hace muchos años, un tal Humboldt,
caballero infalible, rozó mi lado más oscuro, apoyado en la
cubierta, catalejo, brújula y libro de apuntes abierto en una
mano, atento a los copos de bruma fría que intrigaron a los
marineros por su color indefinible.
Poco después cerró la libreta muy despacio, guardó el catalejo
en el profundo bolsillo del abrigo, y se dispuso a ordenar la
cena, no sin antes plantear, en el más correcto alemán, una
tesis tranquilizante a los marineros holandeses (fenomenología 
normal en estas zonas del trópico durante el equinoccio de 
otoño), pero sin poder explicarle a su conciencia el porqué
de un persistente aroma de flores y desencanto.





Estudio poético para Retrato de Susan Fourment (1892) de Rubens


Rojo

Si tus manos
soñaran con mi cuerpo
no tendría más
que oprimir un botón
para que eclosionen
tus labios



Estudio poético para Galatea de las esferas (1952)
y La Madona de Portlligat (1949) de Salvador Dalí

Oración a Galatea

                                  Dígase en caso se olvido inevitable

Permíteme oh Galatea
besar la esfera de tus labios
como el suplicio tan querido
de aquél que cierra los ojos
y despierta sin mundo
soñando 
en un cuadro de Dalí.

Feligresía: que se escuche mi voz
                entre muchas mi voz
                como eco reducido
                a la oscuridad desde donde clamo.

Tejida con perfumes exóticos
sólo visibles en mis sueños
creo firmemente en ti.
Adoro tu ligera sonrisa. 
Ante tu expresión de madre
que siente jugar al hijo en su vientre
me postro de nuevo
al vencerme el sueño.

Feligresía: que se escuche mi voz
                  la del prisionero
                  la del poeta
                  la de mi pecho gobernado.

Hoy he vuelto Galatea
a recordar un día entre muchos
el día en que regresarás
y tengo ya tatuado como un cielo
sobre mi frente
el estallido soñado y mudo
de tu eterna bondad

Feligresía: una dos
                 mil voces 
                 que se encienden sobre el fuego
                 de otro fuego, de mil fuegos.

Anido siempre en el bosque
en un lugar
que visita mi recuerdo
como un tren eterno
me enfrío esperándote, Galatea.

Y en el vapor de mi aliento caliente
puedo vislumbrar (otra vez)
tu llegada gloriosa,
el día en que estallarás sobre el cielo.

Anido siempre en el bosque, Galatea
donde mi canto sin fin
delimita tu reino.





Estudio poético para Rosa Meditativa (1958) de Salvador Dalí  



Delirio

I

Una rosa
solamente una rosa
será mi costa
de náufrago.

(Será mi costa, no siento
ya los brazos y mi noche es
un recuerdo triste
un mal sueño)

II

Que su color
seque mi cansancio.

Que sus pétalos confusos
sean por fin
todo mi mundo.





Estudio poético para Retrato de Paul Éluard (1929)



Gala y Éluard

I

Esta tarde
Gala me ha visitado en el taller
Gala Galatea de las mil esferas
(son mil, las conté)
sentada 
y vestida, sin senos que
ofrecer me habló un poco
de Éluard, y todo
todo me pareció A Z U R

Palabras azules navegando
bajo acentos azules y ojos
de color azul terrible.

II

Éluard
definitivamente es azul
Gala
Mi Gala
Es profusamente Éluard





Estudio poético para Mujeres en el jardín (1866-1867) de Monet

Mediodía

Todo es mejor a las 12 m.:

en la playa (aunque no la comprendas)
en el campo (aunque me agrade)
en las laderas de tu nariz, pecas
como insectos leopardos
en tus sueños frescos de mediodía
(aunque no viva más de cinco
minutos en ellos)
en tu rubor en tus cejas en tus
manos
en tu voz cálida
en tu cabello color de tus ojos





Estudio poético para Le toilette (1892) de Toulouse Lautrec

I

Mi corazón te espera despierto, mujer de siempre, como jugando
a esconderse entre las sábanas blancas de una cópula mental
(te imagino desnuda tras la cortina de la ducha, perfumándote
el cuerpo desde los pies menudos hasta el dulcísimo cuello)
Pero…es mentira. Sólo es mi cuerpo quien se levanta erecto a 
recibirte, mi corazón en cambio se acurruca y le rehuye a la libido
que ahora se esparce roja por toda la habitación, singularizando
de entre todo tu cuerpo la visión suprema:
tu flor rebosante
flor de miedo.


II

La luna por fin se quietó en el ventanal
al igual que tu vientre bajo el mío en la última embestida, en el
éxtasis, con los ojos cerrados para no ver tu boca.
Ahora todo es laxo, un fraude, como una canción repetida
hasta el cansancio en las radios, y todo mi placer se aleja,
se convierte en un falso recuerdo,
en manchas terribles que con gran dificultad y unas cuantas
lágrimas oscuras,
tendré que eliminar de las sábanas.





Estudio poético para La condición humana I de René Magritte

Realidad

El Artista despertó latente, mesándose con furor los cabellos,
repentinamente obsesionado con un amanecer cualquiera
que se negaba a abandonarlo.

                             Era una noche rotunda
y el cuarto conservaba aún la penumbra de un pozo ciego
o caverna marina.

Entonces

abrió inútilmente los ojos y sus palabras, que se le aglomeraban
como mariposas en la boca, se expandieron esta vez como la
flor sobre el
silencio…
                        “Un óleo de Monet
                          como ventana
                          de un óleo de Dalí”, balbuceó

Luego dio un fuerte suspiro vital,
guardó sus frías manos bajo la manta
y otro sueño lo encontró
con una sonrisa en los labios.





Estudio poético para Pájaro posado en un sauce (Siglo XVII) de Eitoku Kano

Aves de tinta
cruzaron por la nieve
Escritura




Moira duerme

Para Cynthia,
Te sospecho entre mis alas
Como palabra incalculable



Moira Duerme
y un ángel pequeño
le rubrica el sueño
con los párpados

Afuera, el mar
                       Moira
se ha retirado y son visibles
sus tesoros
galeones como viejos baúles
estatuas de sal / selectos viajeros
copas quebradas

Vamos Moira
que aleteo 
viento y ventana
soy yo
que le enciende la mano
que la llevo levitada
como unas velas sonrientes
como una oleada de verano

Evite la Fragilidad, Moira
evite el castillo de arena.
                     Míreme
mis ejércitos barridos, sus banderas
y algún hoyito de mar
dirán que hubo aquí
un gran corazón.

Pero de qué mirada
se prende la alegría
de qué canto, Moira
se hablará miles de años
a nuestras espaldas
sobre nuestros ojos
agotados por el fuego

Nunca duerma usted sola
con un girasol
ha escuchado hablar del gigante
que nos devora y deja los huesos
ordenados detrás de las puertas
ha escuchado? 
pues jamás ha sido cierto:
                  nos devora el girasol

(después de todo, su miedo 
a lo gigantesco es comprensible.
La espero sobre el mástil del galeón
donde se dice que las horas
son longas y extrañas
como el sueño de los prados.
Existe el caso de Sir Walter Raleigh
quien subido en la torreta
observó su ominosa ejecución
desde otra torre, la de Londres)

¿Quiere mis ojos, Moira
que no le sirven para el llanto
sino para buscarla entre los setos
para dictarle el sueño?

Respóndame, que morir 
asediando nunca ha sido
un acto memorable. Respóndame
que por hoy el sol ya parpadea
y el castillo que dejamos ennegrece

(ni las manos de mil niños
retrasarán, ni el ángel
que dibuja con sus párpados evitará
la fragilidad
mis ejércitos barridos
las banderas y algún sudario oculto
dirán que hubo aquí
un gran corazón)

No se tarde
retrácese
pero no tarde / que las olas
agitan sus espadas
mas allá de los riscos
capitulan ya los galeones
(y nuestro mástil de arena
no soportará mas el asedio)

Cuanto tardamos
                       Moira
                       En asolar el mundo



Celebración

Para merecer el llanto

parece ser
que tus labios, Moira
han resuelto besar la almohada

                  (el ave desespera
                   se deshoja en el vuelo
                   invade jardines)

la habitación oscura ocultará tu lumbre
                   la lumbre 
que sufre el roce de tus piernas
mientras sonríen las flores
que adornan tus sienes

mientras
el roce musical de tus muslos enredados
ilumina la ventana

y yo
el ángel
que dibuja ahora con tus párpados
observo oculto el rostro
en el borde 
                     del lienzo 
                               de Bruegel
atado de brazos
midiendo el espacio entre tu llanto y las manos
que caen por el vacío de la cama

Celebrando lo que tú

Celebrando




EL OFICIO DE CAER HACIA LO ALTO
Sobre Arte de nariz (Lima: Mesa Redonda, 2007) de Miguel Ángel Malpartida

Por Héctor Hernández Montecinos

Los jóvenes poetas se han tomado la palabra, y muy en serio. Sus escrituras deambulan por distintos países como ráfagas de honestidad, elocuencia y fuerza; un nuevo aire sopla y remece los viejos cánones, los pergaminos de honor y el polvo de las bibliotecas. Latinoamérica es el portaviones de hordas de poetas que vuelan, cruzan el cielo, se estrellan o simplemente se pierden para nunca más volver. Porque, de algún, y de todos los modos, la poesía siempre ha sido un viaje hacia lo que no se conoce, ya sea desde la página en blanco que es ese desierto infinito hasta las profundidades de la tinta que es el mismo océano y sus bestias en lo más profundo, o ese bosque lleno de hermosos árboles que es el libro mismo. La geografía pareciera ser una biografía para el poeta que se atreve a emprender el camino sabiendo que jamás se sale ni se llega a ningún lugar.

Miguel Ángel Malpartida en Arte de Nariz lo entiende muy bien, intuye el oficio y el arte que significa salir de casa y no volver, que ese gesto radical de la poesía, del mismo modo que la locura y la muerte. Todo viaje, hasta el más insignificante, es la síntesis de una vida entera. Los cielos, los mares, los territorios todos son ese compendio en que la pregunta por un yo se hace innecesaria, porque todo vive más que el ser humano, incluso sus propios libros.

El primer capítulo del libro es "Modelismo", la fotografía de una mano gigante abre esta serie de textos que recorren mares, jardines, montañas como si el ojo de un ave con motor circundara su mundo propio en busca de alguien que no conoce, pasando a llevar consigo todo tiempo y lugar. El monte Kyoto del siglo pasado, Normandía en guerra aún son blancos en esta página que la extremidad va escribiendo, esto es que, la mano deviene avión y ese avión escribe en la hoja lo mismo que si las huellas de su vuelo quedarán en el cielo. Cito:

El C47 mirado por sus cuatro costados es 
una nave enorme, un armatoste pesado,
de alas y nariz romas, de llantas de caucho
como bombones.

La siguiente serie se llama "Daguerrotipo" y en la fotografía aparece un gallo, un ave que no vuela, con sus alas atrofiadas pero que sin embargo es el primero en detener al sol. Esta es la imagen del libro y la metáfora de la pluma que contempla el cielo como su origen y su fin, de tal modo como el poema contempla al autor y le dice que aunque escriba todos los poemas del mundo no podrá conseguir lo que desea. La distancia entre quien habla y su destinataria es el fracaso de este vuelo rezagado, por tal escribe: la necesidad es el inicio. Las historias son de juguete, tanto las grandes como las mínimas, y los juegos son siempre una preparación para la muerte, para el momento en que se representa su fin y su finalidad. Cito:

(el ave desespera,
se deshoja en el vuelo,
invade jardines)

La tercera sección es "Lanzallamas" y se ve en la imagen a un poeta escribiendo su poema encendido y arrojándolo al infierno. En estos textos se reconstruye la microépica de una guerra personal e íntima, pero que al mismo tiempo es la guerra de todo escritor frente a la realidad, a la palabra y a sus miedos. La niñez es configurada como un escenario bélico, padre y madre son ejércitos que atraviesan países, ese país incógnito que es el yo. El gran viaje que es este libro cruza la historia como si fuera un gran mar donde pequeñas islas son los lugares en que la guerra se lleva a cabo, una guerra para que el poema exista. Cito:

Las manos marítimas 
o subterráneas de mi padre
atraen el olvida
salpicando el agua
sobre mis hombros
Arte de nariz de Miguel Ángel Malpartida es la bitácora de un recorrido entre la realidad y la ficción, en ese intermezzo es donde aparece el poema, que son todos los poemas del libro, dando señales de vida, porque justamente la vida es ese conjunto de señales, algunas ciertas, otras menos falsas. La madurez de la mano que escribe y del ojo que imagina son los de un gran artífice que puede darse el lujo de naufragar porque saldrá a flote por su obra, también puede lanzarse en picada hacia el cielo porque allá están todos los poemas escritos con nuestra lengua muerta. Este libro se agrega a las grandes obras de jóvenes poetas que aparecen en nuestro continente, y es una invitación a un vuelo lírico que los nuevos lectores no querrán desperdiciar.

Santiago, julio de 2007.






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