lunes, 4 de agosto de 2014

GUSTAVO ESCANLAR [12.666]


Gustavo Escanlar 

(Montevideo 1962-2010). Escritor y periodista, trabajó en prensa escrita, radio y televisión, además de colaborar con diversas revistas culturales tanto en Uruguay como en Argentina.

Activo comunicador y temprano gestor cultural, coeditó la revista Suicidio Colectivo y fue uno de los organizadores de Arte en la Lona, un festival contracultural que tuvo lugar en el Palermo Boxing Club en abril de 1988.

Participó con el cuento «Gritos y susurros» en la antología McOndo (1996), que significó un quiebre con la tradición literaria latinoamericana del siglo xx. Publicó el libro de poemas El pene en la boca (1988); los libros de cuentos Oda al niño prostituto (1993) y No es falta de cariño (1997); las novelas Estokolmo (1998), Dos o tres cosas que sé de Gala (2006) y La Alemana (2009), además del libro de crónicas Crónica roja (2001) y la recopilación de columnas periodísticas Disco duro (2008).

En 2013, Criatura editora publicó una selección de las mejores ficciones breves del autor con el nombre Grande éxitos, un cuento y una despedida.



Una foto de mi padre a los veinticinco

Compartimos uno de los poemas más hermosos y tristes que se hayan escrito jamás sobre un padre, obra del uruguayo Gustavo Escanlar (1962-2010).

escanlar 

se ríe, tiene pinta
no se imagina nada
no sabe que le esperan
una mujer histérica
un hijo maricón

un trabajo sin éxitos
una amante frígida y asmática
la madre que lo abandonó pidiéndole cariño
no se imagina todo eso porque tiene solamente veinticinco
–mi edad ahora–
y tiene la fuerza del recién llegado
la fuerza del galleguito dispuesto a todo
la fuerza del enamorado
no se imagina nada
porque está peinado a la gomina
y tiene puesta su mejor corbata
y pide que le retoquen la foto
y “de noche cuando me acuesto le rezo a la virgen de la macarena” retumba en su cabeza
y ríe
no se imagina nada
y veinte años después
perderá esa sonrisa
(llora ahora mientras la busca en la foto)
perderá el pelo y la figura
no se imagina a sí mismo
veinte años después mirando el programa de berugo
esperando la jubilación
esperando la paz
esperando la muerte
no se imagina nada en la foto blanco y negro con la firma
de silva
porque piensa que el mundo es suyo
piensa que le va a ir bien
que la vida es hermosa
no se imagina nada en la mirada de ojos negros tan brillantes
porque piensa que mañana va a ir a trabajar
y va a juntar dinero y a comprarse una casa
no se imagina nada
y tiene veinticinco
y asturias ya está lejos
y también las ovejas y las montañas y las lentejas y la guerra civil y el cansancio y los churumbeles y franco
y mañana va al baile de casa de galicia
y conoce a mi madre
(él no se lo imagina)






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