sábado, 30 de agosto de 2014

ARIEL DELGADO [13.093]


ARIEL DELGADO

Buenos Aires, 1986 - 2011
Poeta nacido en Morón, provincia de Buenos Aires. Vivió en Paraná la mayor parte de su vida. Fue empleado público. Cursó estudios de profesorado en lengua y literatura. En el año 2009 realizó pegatinas de sus poemas en autobuses. Se suicidó en 2011, a la edad de 25 años.

Obra Poética

La pequeña verruga, Chapita, Buenos Aires, 2009
El último clásico, Ese es Otro que Bien Baila, Paraná, 2010
Tigre y caramelo, nueva poesía entrerriana, compilación de Marcelo Leites. Ebook, poesiaargentina.com, Buenos Aires, 2013

En antologías

30.30. poesía argentina del siglo XXI. Comp.: F Bitar, D. Henderson y G. Monchietti, Editorial Municipal de Rosario, Rosario, 2013

“Los poemas que escribo se amontonan en cajones o carpetas para luego releerlos y recontra leerlos, cambiarlos, modificarlos olvidarlos para luego volverlos a encontrar y reescribirlos”, decía hace un tiempo el joven poeta Ariel Delgado, autor de los libros La pequeña verruga, El último clásico, y también entusiasta co-fundador de la editorial Ese es otro que bien baila. 
El domingo, Delgado dejó de escribir, quién sabe por qué, ya no está entre nosotros. Es muy difícil despedir a un poeta, a un muy joven poeta que prometía cientos de páginas, de charlas, de lecturas de poemas, de noches mágicas. 
“Creo que empecé a escribir a los 15 años, después de haber leído libritos de Anteojitos de Bécquer y Amado Nervo. Escuchaba canciones de rock y hacía una mezcla de poesía romántica con nervios rockeros, basura. No sé, recuerdo que leía poemas y después escribía algo o escuchaba música y escribía, fue prolongado hasta que entré a la facultad a estudiar Profesorado de Lengua y Literatura. El primer día conocí a Claudia Rosa que traía su poesía moderna y leyó poemas de Cucurto y otros de Fernando Pessoa y entonces todo lo que entendía de poesía se fue a la mierda. Me motivé mucho y quería leer toda esa poesía. Conocí a Julián Bejarano con quien tuvimos un fanatismo medio lunático por querer saber todo y empecé a seguir una línea poética que todavía sigo y no termino. Empecé a escribir poesía hace un rato”, contó hace tiempo. 
Ahora, Ariel Delgado se fue adonde se van las almas sensibles, a leer en otros cielos.
[Fabián Reato]





Hace años

Dormimos juntos hace años
y cada vez la cama es más grande.

En el aire de octubre dos árboles
se mueven sin que las hojas lleguen a tocarse.





Mariposa de Nicanor

En la cama que ahora es desierto,
el recuerdo de mi novia llama la atención:
interesa la piel morena
sus músculos duros
que decoran mi memoria.

 Interesan sus piernas.

Cuando se levanta
y el foco de 60 W la ilumina,
puedo sentir el efecto que produce su belleza,
como cuando se cruza de piernas
y no pierdo de vista
la cicatriz chiquitita
que tiene arriba de la rodilla.
Así, por mi exceso de abandono
puedo estar horas y horas
imaginándola dormida en la cama
hasta que recupero la razón.






En la cocina

Voy al comedor
y veo a mi abuela
que agarra con la mano derecha
el encendedor azul
y prende la hornalla de la cocina,
luego me mira y molesta me dice;
¿Qué mirás boludo?

No le digo nada,
ella no debe enterarse que es poesía.




Tesoros perdidos

Ahora que quiero ser poeta
los viejos se cansaron de todo
los maduros dudan de todo
y los jóvenes saben todo
leí en un libro que olvidé.
Sólo recuerdo
que fuimos
Lucas, Elías y Cristian
al arroyo
a enterrar juguetes
nuestros tesoros
hicimos un mapa
y no regresamos.
Por un momento
supimos quienes éramos,
unos piratas
que guardaban sus tesoros.
Pero ahora
que quiero ser poeta
todos encontraron algo:
Lucas se fue
a una escuela de policías
y volvió como
la seguridad de la inseguridad,
Elías empezó con la marihuana
terminó con la cocaína
y ahora es el consumista
con más abstinencia,
Cristian por apoyar la política
se hizo basurero,
la sirvienta del Estado.
Yo, nada,
no puedo ir a una escuela,
no puedo tener abstinencia,
no puedo apoyar a la política.
Sólo leo las cartas de Rainer María Rilke,
escribo en mi Brother GX-6750
y me quedo
con el aire hasta la madrugada,
fusilando la pared,
creyendo que puedo encontrar algo.




LA PILETA DEL FONDO DE MI CASA

La pileta del fondo de mi casa
sigue armada, lejos
quedó la primavera, el verano,
el calor sofocante
que nos llevaba a tirarnos
de cabeza al agua fresca.
Lejos quedaron las ganas
de llenarla, de estar mojados
pensando en playas
y mujeres hermosas.
Pero, sigue armada
en el fondo, resiste
entre hojas secas,
agua sucia verde,
resiste en el viento de invierno,
a veces, alguna tormenta
la limpia y me ahorra
el trabajo que debería hacer.
De vez en cuando, mi abuela se acuerda
y me dice: Ariel, cuándo vas
a desarmar esa pileta?
Mañana nona, mañana.



LA PEQUEÑA VERRUGA

En la cama desnudos
acaricias mi pierna izquierda,
cuando tu mano llega
a mi rodilla, la sacas enseguida
sorprendida del asco que te produce
mi verruga.
Me decís, con aire molesto
y quejoso: cuándo te vas a sacar
esa verruga horrible?
Entre risas tímidas,
en voz baja te digo en el oído:
no me la voy sacar
porque cuando me dejes
o alguna vez tengas un amante
tus manos recorrerán la pierna de otro
y al llegar a la rodilla
las yemas se erizarán por un vacío
al no sentir el asco que te produce
la pequeña verruga
de mi rodilla izquierda.



MI EX NOVIA

Mi novia está acostada
en la cama,
las sábanas le cubren
hasta las costillas,
el pelo le deja
la cara cortada
en mil rayas.
Está dormida
y estoy seguro
que dejé
más que mi amor
en sus labios.
Somos jóvenes
pero eso se pierde con el cuerpo,
estamos enamorados
pero eso se olvida con la costumbre,
sin embargo
todas las veces
que ha quedado dormida
entre las sábanas
          digo, no sé...
hay cosas en este mundo 
que nunca se extinguirán.



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