jueves, 3 de julio de 2014

OMAR VILLASANA [12.151]


OMAR VILLASANA 

(México, 1972) Ingeniero biomédico de profesión es miembro del consejo editorial  y Director de Publicaciones Digitales de la revista Nagari desde 2010 y editor de Nagari en la web.

Poemas, ensayos y cuentos suyos han sido publicados en el tabloide de Literatura “Roja Turbación” (2009) así como en el blog de Proyecto SETRA.

Blog: http://arboldetuolvido.tumblr.com/





De Imperios y Turistas

Otra mañana más en la ruta,
los viajeros desenfundan sus cámaras.
Captan la eternidad en una toma del Coliseo.
En idioma bárbaro reflexionan
sobre el auge y caída de imperios.

Orgullosos de compartir similar destino,
con diligencia administran
los yuanes que con cierto esfuerzo
acumularon para darse este placer.
Cae la tarde, el conductor
deja los turistas en el Best Western.

Desde hace siglos todos son
iguales,
chinos, japoneses,
americanos, alemanes,
franceses, ingleses,
ciudadanos comunes compartiendo
la ilusión de ser dueños del mundo.






Un hombre de a pie

Soy un hombre de a pie
que se sostiene con las manos.
Soy un hombre de a pie
que camina con los ojos.
Soy un hombre de a pie
que añora un andar pausado.
Soy un hombre de a pie
que escucha con atención
el paso de los otros.
Y lo admito
como buen hombre de a pie
tambien tengo sueños
de pie [s] alados.






Emigrar

Emigrar es un laberinto,
puerta de una sola vía,
tantos ayeres
que el hoy
ya no recuerdo.

Emigrar es una voz
que se diluye,
palabras
que van perdiendo
significado.
Un maldecir
de quien se aferra
a lo que
ha abandonado.

Emigrar es un laberinto,
pasillo tapiado,
un hilo
que se revienta
cuando
me reconozco
como un extraño.






Bailarines 

Sus pies,
dibujando con sutiles pinceladas,
acordes sobre la pista de baile.
Los dedos rozan las cinturas
induciendo giros precisos.
Miradas,
caderas.
Un nudo mágico
que al estrecharse
no se enreda.
Dos cuerpos acompasados
por una misma voluntad.

Silencio.

Un tímido beso de agradecimiento
y
dos extraños que se pierden en la noche.






JLB

Borges me persigue
en un cadencioso rumor
de páginas
que se escriben al paralelo.
En una cita
mordaz, elocuente, erudita.
En una referencia
alegórica, fantasma, inasible.

Borges se pierde
en la obscuridad
de unos ojos
que guardan la biblioteca:
sus amores,
el infierno, el cielo,
de voces que no serán vistas.

Borges me persigue
en la imagen
de un nombre,
de un hombre,
que en un instante,
fugaz, maravilloso,
se “resuelve ser poeta”.






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