miércoles, 2 de julio de 2014

MAYA LIMA RODRÍGUEZ [12.142]


Maya Lima Rodríguez 

(México D.F. 1973). Poeta y cuentista, lectora en voz alta y promotora cultura. Ha participado en talleres bajo la dirección de Eduardo Saravia (México) y Félix Luis Viera (Cuba).  Participa en la compilación de poesía erótica Iberoamericana 2010 titulada: “Garage 69”( editorial Cascada de Palabras Cartonera, 2010). Antología Erótica: ”Poesía del siguiente orgasmo”(Amarillo Editores 2010). “La Tierra de en medio”, patrocinado por la Casa del poeta José Emilio Pacheco,( 2011). Ha colaborado en la revista “Vicio Perpetuo” de Lima Perú, en la revista “Trajín Literario”, Revista “Frontera Esquina” y en la revista OPCIÓN del ITAM. Participa en la antología “punto&aparte” (Lima, Perú 2012). En la edición conmemorativa para el festival internacional de poesía Grito de mujer, “Poesía rebelde” 2011 y “Libertad, en mi cuerpo yo decido” 2012. En “Palpar” Ediciones EISEKE, Granada, España 2012, en “Letras de Babel5” (aBrace editora, Uruguay 2012), en “Adicción bajo los efectos de la creación artística” (Instituto para la atención y prevención de las adicciones en la Ciudad de México, Gobierno del D.F., 2012). “Amorvoz” (Editorial Morvoz  2012). En “La República en la voz de sus poetas” 2012 y “Cantar bajo la nieve” Toluca 2012. Es integrante del Colectivo Entrópico donde participa como compiladora y correctora en las diversas publicaciones del mismo.

Es una de las  fundadoras e integrante del grupo “Cabaret poético” (Performance poético de burlesque), con el cual se presenta en diversos foros de la ciudad de México.





ARDIENTE

La que con agua caliente se quema…Hasta la fría le arde
(Dicho popular)

El agua me quema, sí.
Me arde:
El orgullo,
                              la piel,
                                         el recuerdo.

No puedo deslavarte
y, con insistencia, te traigo
como costra en mi sábana.

Tallo tus palabras,
las cambio por excusas.
Repetidos vicios:
bocanadas que oxigenan mi obsesión.

Aún me desnudaría para ti
bailando con cada letra
de tu poema
y, te mojarías los odios
dando la espalda
derramándote  en tu inconsciencia,

incinerado mientras me vierto.







CIGARROS CARGADOS

¿Quién tiene otra botella de tequila que me venda?
 ¿Quién tiene al dealer más cercano?
 ¿Quién tiene una estrella para pasármela con aguardiente?
Armando Palomas.


Cerro de cenizas,
recuerdo de momentos
cuando se queman cuerpos
en  hoguera funeraria.
Humo-neblina de sueño insensato,
no retorna.

Veo al hombre desgastado
de noche sin término;
aliado del sexo profano,
de lengua vulgar
inflamada por grito;
que desde el infierno
implora calor para su alma.

¿Cómo no creer cuánto extrañas
las rayas de polvo blanco
que te dieran sustento?

Del golpe que te des-vida
cambias de costumbre.
Rolero sarcástico:
el cosmo de tu inspiración
se domestica,
autocensura necesaria.

Resplandece en vaharada de momentos,
date permiso al ser indiferente
de tu lúgubre realidad.







YO NO TE AMO

Yo no te amo
te atrapo
te asfixio
te mato






INOCENTE VS INOCENTE

Cuando una mujer como tú
llega a la vida de una mujer como yo,
la competencia  es inminente.
Vas adelante en ésta batalla,
con aquel amante
hacedor  de maravillas.
No es tu pobre hermosura,
ni mucho menos tu inteligencia,
¡vaya!, ni tu poesía fallida.
Es esa hambre que tienes de carne
la que él huele,
es el momento donde tiras prenda;
y mi hombre, o el que sea,
corre tras las pista donde  morder
restos putrefactos de amor,
o la torpe cachondería con la que alardeas.
Eres  nalgas  prontas;
mentirosa, vulgar, desleal  y terrible.
Gracias por librarme de la mierda.
Te la mereces.






LAUDERO JAROCHO

En jocosa aventura
cantas tu falsete apasionado.
Citadino Juglar: De tu cabello,
las palabras brotan
cuando lanzas
buscapié a contra tiempo.
Decidor de lo que espero,
regalas compases alegres,
el fandango comienza
y en versada me a coplas;
zapateando vientre,
pregonando guitarreo
¡cómo vibran mis notas escondidas!
Pícaro ingenioso,
son requinto de hace tiempo aclaras,
café con pan te tornas,
das violín con tangueo y décima.
Vez que te amo.






ASFIXIA MECÁNICA

Algunas obsesiones me ahogan.
La sudoración me delata.
Caminas y presento asfixia traumática,
desvanezco por vértigo cuando sonríes
y me sofocan las palabras que quisiera decirte.
No he de confesarlo nunca,
falto de pulso, muero en paro cardiaco
con semierección involuntaria.






JUICIO DISLANTE

Me divorcié de Dios
cuando ardió la luz de su verdad
en iluminación artificial.

Lidiaré el derrumbe
en gama grisalla
de bombas ciegas,
excitación y arrastre
de hombres clamando al cielo.

Violencia intemporal
que nos abraza en agonía,
impotentes ante la miseria sonora
de gritos por pérdida,
de justicia inalcanzable,
de estragos de barbarie.






TIERRA

Cascarón de roca,
kilómetros de profundidad,
mi agua se filtró por tus grietas
cuando la capa de escombros
era únicamente arena.
Este fue el primer suelo
sobre el que surgió nuestra vida.

Tierra negra,
agua y viento te arrasaron,
ahora,
dibujante suelo rojo
que deposita sedimento,
cosechas mi soporte
eres limo de bordes nítidos,
carne formada de arcilla
en mi centro
que es tuyo,
ésta, mi línea interior
en la que
tus cavidades se sacuden
anhelando el equilibrio,
propagándote desde la raíz de mi cabello
hasta las infinitas plantas
que me conectan con el cielo.






NÁYADE Y SU CANTO MAÑANERO

Con escamas y  canto
y  la melena revuelta,
así  amanecemos las sirenas.

Una mañana aspiré borbotones de agua
los valles, las calles y las noches,
pintadas de azul
crecieron en mis  labios
que, hablando en términos estrictos,
debieron causar mi muerte,
pero la gracia de un viejo dios marino
invocado por las vírgenes de los
patios traseros de cualquier vecindad del mundo,
bendijo mi nuevo cuerpo.

Mi madre gritaba: ¡cúbrete los pechos!
yo resplandecí  abriendo el plexo
provocando el primer amanecer
en la calle abandonada de mi barrio.

Así fue como mi sangre
enfrió la cola tornasol
que corona el final de mi raza

Llevo una flor marina, delicada
sobre rizos verdes.
Y mi voz
produce los cantos más gloriosos,
pues en ella viven
los deseos de las mujeres
que no gustan de la sal de los mares.
Los llantos
de las que no aprendieron a nadar
por miedo a mostrar su carne.
La locura
de las que fueron sirenas
y decidieron regresar sobre sus dos piernas
para sortear las olas enfurecidas
que les arrastran a una desolada roca.

Mi voz también aloja
los silencios de un anciano
que pasa las tardes escribiendo poemas
a niñas que no existen,
los pestañazos de la oficinista
que no olvida
el primer beso de un tritón,

el que desapareció sumergido
en las vías del metro Hidalgo.
Y dos o tres odios
de aquellas
que no soportan
el atributo de la mujer impura
que frente al espejo
peina por horas una larga caballera.
Mi cola no es el emblema de promiscuidad;
yo amamanto a los héroes abandonados,
transporto sus almas
hasta el inframundo de alguna cantina
que ofrezca botana,
ellos estrellan sus naves en mis acantilados
y pocas veces,
según sea el caso,
los trago abandonando sus huesos
en la orilla de la banqueta.

Hoy amanecí sirena
y mis lágrimas no son perlas,
Hoy amanecí sirena
y las escamas de mi cuerpo
se desprenden fácilmente.

Por eso canto
despierto y canto.



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