miércoles, 16 de julio de 2014

GABRIEL GARCÍA MORENO [12.332]


Gabriel García Moreno

Gabriel García Moreno, (Guayaquil, ECUADOR 24 de diciembre de 1821 - Quito, 6 de agosto de 1875), fue un estadista, abogado, político y escritor ecuatoriano, dos veces presidente constitucional de Ecuador.

Don Gabriel García Moreno pertenecía a una antigua familia española, que se distinguía tanto por su nobleza como por sus méritos. Su padre fue Don Gabriel García Gómez, originario de Villaverde, en Castilla la Vieja, España; se distinguió con excelencia en los estudios realizados en Cádiz, lo que le permitió trabajar en la oficina de uno de sus tios (Don Martinez de Aparicio, que fue secretario de Carlos III de España). Hacia finales de 1793 decidió buscar fortuna en las Américas y se embarco en la fragata "Nuestra Señora de las Nieves". Se estableció en Guayaquil y se caso con Doña Mercedes Moreno.

Doña Mercedes era la hija de Don Manuel Ignacio Moreno, Caballero de la Orden de Carlos III de España y regidor perpetuo del ayuntamiento de Guayaquil.

Gabriel Garcia Moreno fue el último de 8 hermanos y el quinto varón.

En tiempos de la revolución García Gómez y su familia pasaron de la abundancia a la pobreza. Dadas las circunstancias Doña Mercedes decidió hacerse cargo de la educación de su hijo, quien además mostraba una inteligencia precoz. Gabriel se mostró en su infancia como un chico tímido. Se cuenta que su padre intentaba con métodos enérgicos curarle aquella cobardía, en una ocasión durante una noche yacía un cadaver de cuerpo presente en medio de una sala solitaria. El muerto estaba rodeado de cuatro velas y su padre le ordeno que fuera allí a encender una de ellas, según el relato Gabriel Garcia Moreno obedeció.

Quedó huérfano de padre a los nueve años, cuando se producía la separación del Ecuador de la Gran Colombia. El antiguo convento de Nuestra Señora de la Merced, quedaba cerca de su casa, y uno de los frailes mercedario, el padre Betancourt, se hizo cargo de su educación.

Gabriel, que llegó a poder hablar algunas veces en latín con su maestro, mostró una gran facilidad para el aprendizaje de las diferentes asignaturas. El joven Gabriel era expansivo y confiado, además de tener una recia salud, lo que se dio probablemente por la buena relación que tenía con su padre, con quien salía a realizar actividades en el campo.

Ya con quince años de edad, Gabriel se muda a la ciudad de Quito para proseguir sus estudios. Pudo hacerlo gracias a dos hermanas del padre Betancourt, que vivían en la capital y que generosamente le dieron alojamiento. Cursó la secundaria en el Colegio Nacional San Fernando. Hacia los 18 años de edad se sintió llamado al sacerdocio y recibió las órdenes menores; más esta ráfaga de súbito misticismo no le duró tanto e ingresó a estudiar jurisprudencia a la Universidad Central de Quito. Fue un muy buen estudiante, y gracias a eso se mantuvo becado a lo largo de toda la carrera. Algún escritor adverso a la personalidad de García Moreno difundió, mucho tiempo más tarde la falsedad de que en su colegio llegó a humillar a un profesor porque tenía una naturaleza violenta, sin embargo este hecho ha sido desmentido por los más serios biógrafos del ex presidente. De ordinario, desahogaba su incontenible energía cabalgando y cazando pavas en las montañas de Nanegalito y Mindo, venados en la cordillera central y conejos en los matorrales del Pasochoa[cita requerida]. Aprendió por su cuenta francés, inglés e italiano. Curiosamente el medio cultural que le rodeaba era racionalista, volteriano y laicista, abiertamente hostil a la Iglesia Católica, y en la vida política todo parecía ser mentira y corrupción. Es decir, que García Moreno estudió en un ambiente bastante liberal, que fue exactamente lo contrario de las que más tarde serían sus ideas y creencias.

Estudios

A los veinticinco años García Moreno obtiene el doctorado. Y su vida, que se distinguió siempre por ser muy activa, se va acelerando a pasos agigantados. Su afán de conocimientos lo lleva a explorar científicamente los cráteres de los volcanes Pichincha y Sangay.

Pocos meses después de enviudar, García Moreno se casó con una sobrina de su primera esposa llamada Mariana del Alcázar.1

Como escritor de combate, lanza sucesivamente varias publicaciones, las que usó para fustigar a sus numerosos enemigos. Entre éstas tenemos las siguientes: El Zurriago, La Nación, El Vengador; y El Diablo.

Los antecedentes anteriores dan cuenta que desde joven García Moreno se destacó por tener una gran lucidez y vocación para el estudio. También estudió durante un tiempo en París. Es casi seguro que la estadía en la capital francesa contribuyó a generar su admiración prácticamente incondicional hacia todo lo francés. En París se volvió un gran admirador de Napoleón III, quien logró aplastar la Revolución Republicana de 1848. Allí también leyó muchos libros afines a la iglesia católica, lo cual seguramente hizo aumentar su ya inmensa devoción hacia este credo.

Lírico y devotamente religioso, además de gran escritor epistolar, dejó cientos de cartas, donde se descubre su temperamento. Su inclinación científica y preocupación académica buscan que el Ecuador llegue a desarrollar una cierta capacidad educacional y una ejecutoria asociada al aprendizaje de las ciencias.

Su ejercicio del pode

Gabriel García Moreno pretende, con una crítica estructurada, ordenar y gobernar en un país al que considera desorganizado y sumido en el caos. Antes de ser presidente; pacificó, en el lapso de tan sólo una semana, como enviado especial del presidente Roca, una violenta sublevación producida contra éste en Guayaquil.

Presidencia del Ecuador

Ejerció la presidencia del Ecuador en dos ocasiones (1861-1865 y 1869-1875) y falleció asesinado cuando había sido elegido para un tercer período en las elecciones presidenciales de 1875. Su primer período se destacó por la unificación del país-nación. Su segundo período fue el de organización y comenzó sus trabajos a nivel nacional, logrando un nivel de progreso material que fue opacado por la mala reputación que le dieron los liberales y marxistas a su gobierno después de su muerte. Fue asesinado cuando se preparaba para el período de ejecución de las obras que había emprendido previamente: administración, educación, transporte, ciencias, investigación e industrialización.

Reformas que emprendió como presidente

Pidió la reforma del clero ecuatoriano con el I Sínodo de Quito, para que la Iglesia cumpla con las funciones sociales en las parroquias de los pueblos. Provincializó el Ecuador e hizo poner escuelas parroquiales, colegios para varones y para mujeres, escuelas bilingües español-quichua, preparando un profesorado propio. Trajo comunidades religiosas de Europa y un profesorado especializado en distintas materias. Abrió la Universidad Central con diferentes facultades, siendo profesor de algunas materias. Ordenó que se hiciera el primer censo nacional, siendo esto la base para que se pueda abrir luego el Registro Civil. Fundó la Politécnica y la Escuela de Bellas Artes, entidades que contaron con profesores europeos. En Guayaquil se abrió el segundo colegio militar, ya que el primero lo había abierto Rocafuerte, pero se cerró. Algunos pocos historiadores le han acusado de haber sido un hombre insensible y de mano dura, aunque muchos otros piensan que muchos de sus supuestos desmanes fueron inventados junto con la leyenda negra que se creó posteriormente. En la época de su presidencia la severidad de García Moreno no fue superior que la de los presidentes liberales de los países vecinos. Durante esos años para acceder a la ciudadanía se tenía que ser católico. El 16 de agosto de 1868 se produjo un terrible terremoto en la provincia de Imbabura, destruyendo totalmente la ciudad de Ibarra, Otavalo y Cotacachi. Por tal motivo el Presidente de la República el Dr.Juan Javier Espinosa nombra a García Moreno como Jefe Civil y Militar con la comisión de proceder con la reconstrucción de Ibarra, además de atender los problemas de alimentación y salubridad.

Relación con el clero

Pensó que el clero era igual de indisciplinado que la mayor parte de instituciones, por lo que procuró su reforma en conjunto con la Santa Sede. Según dice Manuel Gálvez en su libro "Gabriel García Moreno" fue un acto brillante el traer a los religiosos jesuitas expulsados de Alemania por Bismarck. Este acto logró alzar el nivel educativo del Ecuador a niveles cercanos al de los países europeos. Pertenecía al partido Conservador, siempre en choque con el liberalismo radical, el mismo liberalismo que había llevado al país a la ruina económica y social, y que varias veces intentó vender la patria a los países vecinos, Colombia y Perú. Bajo su administración, Ecuador se convirtió en un líder en los campos de ciencia y la educación superior dentro de Hispanoamérica.

Fue defensor de la Compañía de Jesús, a la que confió varias tareas en el área de la educación. Durante un período de exilio para miembros de dicha congregación, asistió a un grupo de jesuitas desplazados a encontrar refugio en Ecuador.

El vigoroso apoyo de García Moreno a la alfabetización universal y a la educación estuvo basado en el modelo francés.

Política internacional

La conducción de la política exterior habría sido, para algunos, uno de su mayores logros. En varias ocasiones García Moreno salvaguardó la unidad del Ecuador cuando los dos países vecinos firmaron un pacto secreto para repartirse el Ecuador. Este plan fracasó debido en su mayor parte al hábil manejo de las relaciones diplomáticas y a su buena relación con los presidentes de las dos naciones vecinas, que lo tenían en muy grande estima y que terminaron por desistir de esta maquinación.

Una acción que le ganó el aprecio de muchos ciudadanos, también de países europeos, fue su protesta de la invasión de los ejércitos de Garibaldi a los Estados Papales durante el pontificado de Pio IX. Entre todos los países del mundo, el Ecuador fue la única nación que alzó la voz en protesta contra este atropello del derecho internacional. Por esta razón, cuando más tarde se realizó una encuesta en Francia sobre quién fue el mayor personaje del siglo XIX, el pueblo francés respondió que la mayor personalidad del siglo XIX fue la de Gabriel García Moreno. Este acto también le ganó una gran estima del Papa, con quien tenía una relación de amistad, y que también le envió el cuerpo del mártir san Ursicino en muestra de gratitud.[cita requerida]

Referéndum constitucional de 1869

El presidente García Moreno sometió a referéndum el 18 de julio de 1869, la Constitución creada por una asamblea constituyente conformada por representantes electos de cada provincia, que obtuvo una votación favorable contundente, de 13.640 votos por el Sí y 514 por el No.2

Constitución garciana

En el año 1869 se expide la octava constitución, también conocida como carta negra3 que incluía algunas de las siguientes disposiciones:

El Poder Ejecutivo lo ejerce el Presidente para un período de seis años, con reelección permitida por primera vez pero para otra, deberá haber el intervalo de un período. El poder se centraliza en el Presidente de la República o Poder Ejecutivo, con injerencia incluso para nombrar magistrados del Poder Judicial, en receso del Congreso.
El Poder Legislativo lo integran las dos cámaras, de Senadores y Diputados; los primeros elegidos para nueve años y los segundos para seis años. Para ser senador se necesita tener 35 años, una propiedad raíz de cuatro mil pesos o renta anual de 500; para ser diputado, solamente la edad de 25 años.
Para ser ciudadano se necesita saber leer y escribir, tener la edad de 21 años, agregando la condición de ser católico. Esto puede parecer extraño hoy en día, pero en esos tiempos no existían personas de otras religiones en el Ecuador, por lo que esta determinación constataba un hecho, más que pretender crear una situación. Por esta misma razón esta misma condición de ser católico estaba observada en varias constituciones de países sudamericanos.

Elecciones de 1875

Fueron convocadas las elecciones por García Moreno, bajo la Constitución de 1869.

Las elecciones presidenciales (para su tercer periodo) tuvieron lugar del 3 al 5 de mayo de 1875. Una muestra del apoyo popular del que García Moreno gozaba fueron los 22.529 votos que lo reeligieron.

El asesinato

El 6 de agosto de 1875 el Palacio de Carondelet en Quito fue escenario del asesinato del presidente Gabriel García Moreno.

El mandatario ingresaba al Palacio por la escalinata sur, luego de rezar en la vecina Catedral, cuando un grupo de conspiradores liberales apostados entre las columnas procedió a atacarlo a tiros y machetazos. El grupo estaba conformado por el colombiano Faustino Lemus Rayo, ex militar que había servido al Gobierno garciano y que lo atacó con salvaje saña con un machete, y los jóvenes intelectuales liberales Roberto Andrade, Manuel Cornejo, Abelardo Moncayo y Manuel Polanco, armados con pistolas.

El edecán Manuel Pallares, que lo acompañaba, no pudo protegerlo, y él mismo no tuvo tiempo de usar el revólver que siempre portaba. García Moreno cayó mal herido del atrio del Palacio hacía la Plaza, y falleció una hora después al pie de un altar de la vecina Catedral Metropolitana, cerca de las 13:30.

García Moreno murió el 6 de agosto de 1875
Una placa de piedra recuerda el lugar del crimen con la siguiente leyenda: "Dios no muere. Aquí cayó asesinado el presidente de la República, Dr. Gabriel García Moreno, el 6 de agosto de 1875". Llevaba en la mano un legajo de papeles y éstos quedaron ensangrentados tras el ataque. Los asesinos gritaban "libertad" y le acusaban de tirano. Mientras agonizaba se lo escuchó clamar "Dios no muere".

Faustino Lemus Rayo intentó escapar por la Plaza de la Independencia, pero cuatro soldados del cercano cuartel del Batallón Número 1, que se encontraba en los edificios que albergan al Centro Cultural Metropolitano de Quito en la actualidad, le dieron alcance y le hirieron con espadas. Lo arrestaron y lo conducían al cuartel cuando un cabo de raza negra, llamado Manuel López, le disparó con su fusil y lo mató.

Así lo relató un testigo presencial:

"Mariano Carrión, Sargento del batallón No. 1º. -refiere ... que Rayo enderezó para la pila (fuente de agua que estaba en el centro de la Plaza) a donde le siguieron el testigo, el sargento Rodríguez y el Teniente Buitrón, quien daba la orden de matarlo, por lo que el exponente le flechó el espadil, y a pocos pasos de pasada la pila, ambos sargentos le flecharon nuevamente los espadiles, y cayó en tierra el asesino Rayo; que después que le condujeron con dirección al cuartel, y casi en media plaza, les encontró el Capitán Barragán, quien tomó del brazo a Rayo, y lo llevó para la esquina de la botica (esquina de la plaza y la calle del cuartel, actuales calles García Moreno y Espejo), pasada ésta se presentó el cabo Manuel López y diciendo: "Abranse", le disparó un tiro de rifle con el que cayó el expresado Rayo".
Los otros conjurados fueron perseguidos por ocho años, pues el asesinato estaba penado con la muerte.

El general Salazar declaró sobre el día del crimen:

"Hallábame en el local del ministerio de guerra, tranquilamente ocupado de la redacción de uno de los proyectos que debía presentar al Congreso, cuando se oyó confusamente un tiro como por la plaza, al que siguieron a pocos momentos y en rápida sucesión otros y otros, que causaron cierto murmullo alarmante en la calle del cuartel. Sobresaltado con esto, dejo mi asiento, tomo mi bastón de estoque, única arma que tengo a la mano, salgo a la calle mencionada, oigo alboroto en la plaza, corro hacia ella, y apenas he dado unos doce pasos, resuenan las voces de "murió el presidente, mataron al Sr. García". Al instante se me ocurre la idea de que ese asesinato no podía ser sino el preliminar de un ataque al cuartel, o de una revolución de las tropas. Vuelvo, por lo mismo, sobre mis pasos, y voy a situarme en el punto probable de peligro: encuentro en la prevención soldados que tratan de salir en tropel armados de sus rifles; les ordeno que regresen al patio; y mando a los capitanes se pongan a la cabeza de sus compañías, y que los formen en batalla. Hecho esto con la rapidez del relámpago, anuncio a la tropa el feroz atentado que se acaba de cometer, y le exhorto a sostener con lealtad el orden constitucional y al representante de la República. Para probar el espíritu de los soldados, concluyo mi corta proclama con la voz de: Viva el Gobierno! El batallón repite estas palabras con entusiasmo. No vacilo entonces en mandar despejar hasta una cuadra en contorno los grupos de gente que se acercaban; éstos obedecen al instante y se retiran"

Salazar intentó quedarse con el poder, pero fue derrocado y salió al exilio pocos meses después. Manuel López llegó a ser coronel, y murió en 1883, en la puerta misma del Palacio, defendiendo al Gobierno de Ignacio Veintimilla.

Móviles del asesinato

En opinión de muchos historiadores nacionales y extranjeros, el asesinato de García Moreno fue causado por las fuertes pasiones que García Moreno despertaba en los que lo conocían, y debido también al ambiente febril de fanatismo de ciertos grupos del liberalismo que incubó en su interior personalidades inestables y capaces de cometer cualquier crimen. No se descartan rencores personales de los asesinos por las medidas que tomó el gobrieno de García Moreno condenando algún crimen pasado de los que lo asesinarían.

Existen teorías que proponen que García Moreno fue asesinado por disposición de la masonería, que en el siglo XIX tenía gran presencia en Europa y en América del Sur, y a quienes García Moreno prohibió funcionar en Ecuador, al igual que todas las otras sociedades secretas. Se piensa que los asesinos fueron nada más que fanáticos que tenían contacto con la masonería y a quienes los masones utilizaron para sus fines. En cualquier caso faltan suficientes pruebas para determinar si esto es verdadero o falso.

Para gran cantidad de ecuatorianos y extranjeros del tiempo de García Moreno y de varias épocas posteriores, e inclusive en la actualidad, su asesinato fue un hecho detestable e ignominioso, cometido por fanáticos y personajes con un odio patológico a los valores que García Moreno representaba. Existen grupos que piensan que su muerte fue un martirio realizado por odio a la fe, tesis que va de la mano con la conspiración masónica. A mediados del siglo XX se propuso abrir su causa de canonización, aunque no ha habido un avance significativo en el proceso, que tampoco ha sido cerrado.

En 1922 Jacinto López, miembro de la masonería cubana, difundió la calumnia que García Moreno había enviado a Faustino Rayo al Oriente (o Región amazónica del Ecuador) para tener relaciones maritales con su esposa, pero en realidad sucedió lo contrario: el presidente impidió que Rayo fuese al Oriente en 1871 por petición de los misioneros de la Amazonía.7 En 1958 el hijo de Rayo, Manuel Antonio Rayo Carpio, se entera de la calumnia de adulterio de su madre y con indignación repara el honor ultrajado de su inocente progenitora y de García Moreno. Todas sus palabras fueron grabadas en cinta magnetofónica y publicadas en el folleto: "En defensa de la verdad" 1958.

Entierro

Al día siguiente, los restos embalsamados de García Moreno, vestido con su uniforme de general y luciendo la Banda Presidencial fueron expuestos en el altar mayor de la Catedral. El presidente asesinado lucía un bicornio con plumas blancas y varias condecoraciones en el pecho.

Luego de su muerte, algunos católicos escondieron el cadáver de García Moreno durante la persecución y terror de los tiempos de la revolución liberal de Eloy Alfaro, para escapar de los estragos causados por sus montoneros en iglesias, conventos y entre los católicos. El cuerpo permaneció escondido por largos años, sin que se supiera donde se encontraba. Su corazón fue conservado en una urna, encontrada un siglo después en el convento de las madres del Buen Suceso.

Descubrimiento de sus restos

El 18 de abril de 1975, se permitió la exhumación del cuerpo, que fue encontrado en el Monasterio de Santa Catalina de Siena (Quito). Los jesuitas, que habían conservado parte de los huesos del cráneo del mandatario, los llevaron a la exhumación y estos encajaron perfectamente. Los restos, acompañados por documentos que certificaban su autenticidad, fueron traslados a la Catedral Metropolitana de Quito, en donde actualmente reposan, junto a los de Juan José Flores.

Posible filiación másonica de Rayo

Sigue en duda la filiación masónica de Faustino Rayo, que por el momento no se puede asegurar con total certidumbre que existió. Aunque si es comprobado que fue pagado por Luis Felipe Bueno y José María Estrada con aguardiente y una alta suma de dinero.

Consecuencias en el mundo de la literatura

En los primeros 10 años después de su muerte se escribieron más de 80 biografías sobre García Moreno. Posteriormente se han escrito varios cientos de obras del mandatario[cita requerida]. De entre todos estos escritos, la vasta mayoría son positivos en su balance de García Moreno y de su presidencia. Sin embargo existen autores críticos, como Benjamín Carrión. Dos libros publicados recientemente en Ecuador son "García Moreno" del argentino Manuel Gálvez y "Gabriel García Moreno y la creación de un Estado conservador en los Andes" del estadounidense Henderson.


Selecciones


A la patria

(Soneto)

Patria adorada, que el fatal destino
en fácil presa a la ambición condena;
donde en eterno, oscuro torbellino,
el huracán del mal se desenfrena:

    ¡ay! ¿para ti no guarda el Ser Divino  
alguna aurora sin dolor serena,
alguna flor que adorne tu camino,
alguna estrella de esperanza llena?

   Si dicha y paz propicio te reserva,
que su potente mano te liberte
del férreo yugo de ambición proterva;

   o si no, que los rayos de la muerte
mi pecho hieran, antes que, vil sierva,
pueda infeliz encadenada verte.

Abril de 1846.


  


A la memoria de Rocafuerte

Pálida, triste, en lágrimas bañada
y herida el pecho de profunda pena,
hermosa virgen, de amargura llena,
a solitaria tumba se acercó;

    y al recorrer con lánguida mirada
el yerto polvo que el sepulcro encierra,
en llanto amargo humedeció la tierra
y en lastimeras quejas prorrumpió:

    «¡Ya no late tu pecho esforzado;
ya en el cielo tu espíritu se esconde;  
ya no se abren los labios de donde
corrió puro, sonoro raudal!

   ¡Y yo mísera y sola me encuentro,
y de viles traidores cercada,
ofendida, llorosa, ultrajada,  
perseguida del genio del mal...!

    Cuando airada la suerte enemiga
me colmó de infortunio y horrores,
tú templaste mis crueles dolores,
tú enjugaste mi llanto infeliz.

    ¡Y hoy no tengo quien llore conmigo,
quien escuche mi triste lamento,
quien imite tu noble ardimiento,
quien herede virtudes de ti!

    Anidaba mi pecho esperanzas  
que ya en alas del viento volaron,
y dolientes recuerdos dejaron
que no pueden los siglos borrar:

    ¡ay! recuerdos que son para el alma
penetrantes y duras espinas,  
que arraigadas en medio de ruinas
nadie puede después arrancar.

   Dulce sueño de paz y ventura,
encantada ilusión que he perdido,
todo yace en la tumba caído;
sólo vive mi acerbo dolor:

    ¡ya no late tu pecho esforzado;
ya en el cielo tu espíritu se esconde;
ya tu acento a mi voz no responde;
y el destino me inspira terror...!».  

    Dijo y, llorando, tristes siemprevivas
regó sobre la tumba solitaria;
y con ferviente, fúnebre plegaria,
la piedad del Altísimo imploró.

   Cruzó luego las auras fugitivas
súbito lampo y retumbante trueno;
y ayes lanzando del herido seno
la dolorida virgen se ocultó.

    En la pálida frente se veía
el caro nombre de la patria impreso,  
de la patria, rendida al duro peso
de creciente, implacable adversidad.

    ¡Infeliz, que luchando en la agonía
y entregada a las garras de la muerte,
ve expirar al virtuoso Rocafuerte,  
y alzar al crimen al traidor puñal...!

  



Epitafio

    Tus cenizas, Vicente Rocafuerte
aquí guardó la muerte;
pero queda tu nombre para gloria
del mundo americano, y para ejemplo
de cívicas virtudes tu memoria.

Quito, junio 16 de 1847.
     



A Fabio

Yo vi del polvo levantarse audaces,
a dominar y perecer, tiranos;
atropellarse efímeras las leyes
y llamarse virtudes los delitos.
Moratín.               

   Huye lejos de aquí, virtuoso Fabio,
huye, si quieres preservar del vicio
tu juventud florida, que los años
presto te robarán. Mira doquiera
cómo levanta la manchada frente  
llena de oprobio y de arrogancia el crimen;
cómo se arrastra la ambición astuta
en fango inmundo, y de repente sube
cual fétido vapor que infesta el cielo.
Allá se esconde prostituta infame  
bajo adornos marciales, y su mano
tímida empuña el relumbrante acero,
jamás enrojecido en las batallas.
Impresos lleva en su amarillo rostro
los asquerosos surcos, las señales  
que en lecho torpe atesoró. Ninguno
de cuantos vicios inventara el hombre
en largos siglos de maldad, ignora:
traición, perjurio, latrocinio, estafa,
libertinaje impúdico, furores
de bárbara opresión... su vida impura
encerrada en artículos se encuentra
en el severo código que inspira
saludable terror a los perversos.
¡Y este de corrupción conjunto horrible,  
monstruo que hasta el patíbulo infamara,
éste triunfa, domina, tiraniza,
y respira tranquilo! Al pueblo imbécil
con fementido labio artero invoca,
y le ultraja feroz, ¡y el pueblo sufre!,  
llora abatido, y resignado calla.
¡Oh vergüenza, oh baldón! Proscrita en tanto
la probidad se oculta, perseguida
por el delito atroz de su inocencia,
sin cesar acosada, expuesta siempre,  
en inseguro asilo, a la perfidia
del delator vendido que la acecha.
Así tu patria está. No tardes, huye.
¿Qué esperas? ¿Quieres de tu vida infausta
la suerte mejorar con tu paciencia?  
Te engañas, infeliz. A la fortuna
la áspera senda del honor no guía.
Quien a las altas cumbres la audaz planta
mueve y subir procura, no consigue
sino elevarse a la región del rayo;  
mas, si los Andes deja, prefiriendo
valles ardientes de fecundo suelo,
se ofrecen luego a su encantada vista
flores y frutos en frondosas selvas:
así el hombre que intrépido se avanza
de la virtud a la fragosa altura,
camina a la desgracia, mientras goza,
en el campo feraz de la ignominia,
de iniquidad el premio el delincuente.
Mira en torno de ti y aprende cauto,
si a la opulencia aspiras, el secreto
que conduce al poder. Miente, calumnia,
oprime, roba, profanando siempre
de patria y libertad el nombre vano:
bajeza indigna, adulación traidora,
previsor disimulo, alevosía
y sórdido interés por ley suprema,
presto te elevarán; y tu infortunio
sombra será como el terror de un sueño.
¿No ves a Espino el cínico, que entona
el hosanna triunfal para el que vence,
y, cuando pasa al Gólgota, le insulta
gritos lanzando de exterminio y muerte?
Pues serena su vida se desliza
de revuelta en revuelta, como corre,  
del rugiente Sangay en el declivio,
entre ceniza y desgarradas peñas,
infecta fuente de insalubres aguas.
Y Corredor, y Viperino, y tantos
cobardes y rebeldes, que a tumultos  
y no a combates sus galones deben;
y el renegado y falso Turpio Vilio,
que en todos los partidos sienta plaza
y de todos, vendiéndose, deserta:
del polvo se encumbraron, impelidos  
al raudo soplo de inmortal infamia.
En esta tierra maldecida, en esta
negra mansión de la perfidia, ¿sirven
para algo la lealtad, la valentía,
la constante honradez, los nobles hechos  
del que a la gloria inmola su existencia?
De vil ingratitud la hiel amarga,
de la envidia el veneno y muchas veces
fatídico puñal... tal es el premio
que el Ecuador a la virtud presenta.  
Malvado o infeliz: no hay medio, escoge,
decide pronto, y antes que te oprima
como dogal de muerte la desgracia...
Mas no: desprecia impávido, animoso,
los cálculos del miedo; a la cuchilla
inclina la cerviz y no a la afrenta;
y aunque furiosa la borrasca brame,
y ronco el trueno sobre ti retumbe,
inmóvil, firme tente, que al cadalso
arrastrarte podrán, no envilecerte.
Conozco, sí, la suerte que me aguarda:
présago, triste el pecho que me la anuncia
en sangrientas imágenes que en torno
siento girar en agitado sueño.
Conozco, sí, mi porvenir y cuantas
duras espinas herirán mi frente;
y el cáliz del dolor, hasta agotarle,
al labio llevaré sin abatirme.
Plomo alevoso romperá, silbando,
mi corazón tal vez; mas, si mi patria
respira libre de opresión, entonces
descansaré feliz en el sepulcro.

Quito, febrero de 1853.






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