miércoles, 16 de julio de 2014

DENISSE ESPAÑOL [12.331]


Denisse Español

Nace el 3 de agosto del 1975 en República Dominicana. 
Arquitecta de profesión y oficio. Hizo sus estudios de arquitectura en la Universidad Pedro Henriquez Ureña en Santo Domingo y la maestría “Arquitectura y Proyecto” en la Universidad Politécnica de Cataluña, Barcelona en el año 2001. Desde muy temprana edad se inicia en el mundo de la poesía y los cuentos logrando con el paso del tiempo una conjunción mística entre su profesión y el ejercicio de la escritura. Es autora del poemario “Mañana es Ningún día” publicado en noviembre del 2013. Miembro activo del movimiento literario Mujeres Poetas Internacional (MPI), fundado por la escritora y gestora cultural Jael Uribe. Ha participado como expositora en el Festival Internacional Grito de Mujer desde el año 2012 en adelante. Expositora de recitales performances con implicaciones escenográficas, llevando la poesía al plano vivencial. Los mismos se han presentado en diversas localidades y en el marco de las ferias del libro de su país. Algunas de sus obras han sido incluidas en más de una antología poética así como en diversas páginas web. Es autora de la columna semanal Animal Cotidiano, en el periódico digital Acento (acento.com.do)  y colaboradora de la revista digital Dominicana en Miami, donde aporta con relatos y poemas. Ha sido ganadora de una mención de honor en el concurso de cuentos de casa de teatro del 2013.







Razones

Cuando escribo te hablo,
ser irreal
imagino mi voz quemando tus oídos.

En cada poema cambia tu rostro
muta el ardor que produce tu esencia en mi pecho
tu color, tu sabor.

Diferente cada vez
te ofrezco el atrevimiento de mis versos
que traducen los aromas del alma
los suspiros de la mente
los secretos que dejaron de ser ellos mismos
y evolucionaron para ser palabras.

No sé escribir si no te miro a los ojos
aunque sean inventados
aunque sean conocidos
aunque después de cruzar la niebla
sean mis ojos los que alumbren



Nueva palabra

Cada vez que entro a nuestro cuarto
lo hago en silencio, invisible.
Me siento a tu lado queriendo que lo notes
miro tu cara amarilla, espero que digas algo.

Entro muchas veces al día
apoyo mi sonrisa sobre las manos para acompañarte
husmeo.
Necesito saber si ha surgido algún pensamiento que me ate a ti
alguna frase corta, escueta,
que responda las preguntas que invento
con el pretexto de ver tus palabras volando 
y me roce alguna a modo de caricia.

No sé por cuál otro vicio sustituirte
cuáles terapias recomendarnos para que nos dejemos ir un día
así volvamos a sentirnos sanos, comunes.
Cómo interpretar la real distancia,
si los sistemas métricos se han quedado sin habla
frente a esta lejanía que es la más cercana del mundo.

Ha cambiado el significado de la palabra intimidad
girado a través del tiempo, insinuándose con decoro
hasta dejarse comprender cristalina e indudable.

La nueva intimidad son tus frases en mis oídos.



Sin llamadas

Se transporta la mano y lo tomo
limpio la pantalla siempre turbia
lo rozo con mis dedos
con esa pequeña presión que traduce
el lenguaje de lo que siento
a un punto móvil de caricias.

Se deslizan las yemas sobre el cristal y pienso
que con esa delicada fuerza
tocaría su cuerpo alguna vez
en un mundo imaginario
caminando los dedos por su cara
como secando unas lágrimas que no existen.

Lucho, contra el poder que me hace marcar
nace el valor fingido en contra de mis deseos
un cuadro doloroso en permanencia
el pulso entre las dos caras de mi mente.




Miedo

Mi cuerpo vibra hacia ti,
mis pensamientos sobregirados a tu nombre.
Desastre universal, derrumbamiento del alma.

Busco los segundos para verte
cuando llegas hay silencio
el remolino se detiene
atraviesa sigiloso el miedo una puerta, mi puerta.

Ese miedo, anciano conocido,
se sienta a mi lado, me acaricia el pelo.
Hebra por hebra se transporta
No puedo pensar.

Los escombros permanecen
están tirados en el suelo.
Quiero que queden allí, inmóviles
como un recuerdo lejano.

Por primera vez, el miedo es bienvenido.




Canción de nubes

Vi una nube como un conejo,
como un pirata, como un cuchillo.
Vi nubes como plomo en el horizonte.

Nubes montañas cargaban el cielo, hacían que recordara
al verlas también olvidaba
enamorada pensaba solo en ellas.

Vi una nube como un camello,
como una cama donde yo saltaba,
y llovía en mis adentros, en tu mirada.

Era yo la ciudad más solitaria del mundo,
un domingo universal en espera de la noche.

Vi una nube como una puerta,
como un camino
quise recorrer sus acolchados trillos
encontrar a mi padre
escondido tras la más hermosa de todas.
Vi una nube que se iba,
relatos ajenos caminaban de la mano,
cómplices de un secreto que no existe.

Vi una nube en mi espejo,
me miraba en silencio la espalda
yo lo comprendía todo.




Los volcanes

Mira como los volcanes vienen a mí
imagínalos sufriendo
desprendiéndose de la tierra en cada paso
imagínalos alcanzándome con su fuego.

A veces sueño que me derrito en su lava
cuando despierto,
me sorprendo bañada en sudor y lágrimas.

Creí que su persecución era lo más cercano a mi propio infierno
pero cuando mezclo los sueños con lo real
más que infierno, es mi vida.

Si tuviera el poder de hacer que sople huracanado el viento,
seque la lava y quedemos inmóviles
juntos, para siempre,
lo haría.
Así seríamos volcán, lava y alma
una misma piedra.
No habrían ya más huidas
ni sudores, ni más sueños…
Tal vez en algún momento
lágrimas.





Canto hacia la muerte

Este día se acerca a uno de esos perfectos
en los que sientes que la muerte asoma.
Hoy pudiera morir y no sentir el dolor humano previo al abandono
hoy pudiera morir y jurar no hacer falta en el lugar que ocupo
tan vil, tan desprestigiado.

Desaparecer es uno de mis sueños
dejar de respirar en un segundo fijo y para siempre.
Canto hacia la muerte
e imagino mi rostro paralizado
el inmóvil infinito.

Hoy pudiera morir llena de riesgos
morir hacia el silencio
o hacia el olor a hierbas y flores
que rondan los minutos caídos.



Los idiotas del camino

Todos aquí son idiotas
a pesar de que cantan, es mentira lo que dicen
tornan amargo el sabor de lo que buscan
y no saben que amargo es lo que ya tienen.

De vez en cuando les siento rondar los misterios
ansiosos y cansados
me harto de pensar en los tontos del camino.

Aprendí a oír el murmullo de las almas al acercarse
pero al final
nunca nadie sabrá
cómo la tormenta rompió dentro sin tocar fuera.

Maldito cuerpo sin alma.
Malditas mentes que piensan sin pensar.




Conjuro

El catre humedecido
el carmín se diluye bajo el manto
la noche me apuñala con su gélido arribo.

Son las pascuas que se acercan
las hojas del jardín lo anuncian danzantes
mis llagas reviven con su aliento.

Brisa del invierno, calendario hiriente,
pisoteas mi conciencia repasando los días vencidos.
¿Traes contigo de vuelta la vida?
¿Renacerán las memorias felices en tu regreso?

Te recibo, Navidad.
Entra y agota este diluvio
lámelo gota a gota de mi cuerpo.
Quiero ser tu ciudad,
habitada por tu hechizo
brillar hasta en los callejones.

Tus villancicos sanarán mis oídos
su hilo hará invasión en mi cabeza.
En un trance sanador bailaremos hasta rompernos
hasta quebrar nuestras piernas
hasta rasgarnos el alma,
partiendo a golpes las rejas.

Rociando bombillitos de colores
diremos adiós al paisaje herido.




Prohibido los vestidos blancos

Apretados en las caderas.
Caderas dos, bien formadas,
ese culo, uno,
que se mueve al compás de la música.
Y no es música lo que se escucha al mirar tu figura a través de la
 [fina tela sin color
porque el blanco no pinta
los contiene a todos,
todos los colores
a todos los que miran fijamente y a tu cuerpo.
Tu espalda desnuda gracias al diseño
el vestido blanco te deja sin secretos.

Avalancha pecaminosa.

Prohibidas las femeninas miradas de envidia, se mueren por usarlo,
por caber en él y no sentirse como una burla a la hermosura,
sacar por fin las piernas
airearlas en el sereno con tacones de aguja y punta.
Verse mortales,
¡qué malditas piernas! que piensen sus maridos,
se enojen y las hagan cambiar antes de salir.

Avalancha de sueños

Prohibido describir las miradas que comen,
no dejan nada, ni una costura, ni un hilo.
Sonrío en mi privilegiado puesto de confidente,
todos ríen en el privado círculo dentro del tumulto.

La conclusión suena lógica,
piden a la cordura humana que los eliminen del mercado
quieren prohibirlos, liberarse de esa visión angelicalsin alas,
de la pose en movimiento que baila un merenguito sola
hasta abajo,
y la música desaparece de nuevo.

No quieren verla en sus cabezas, no quieren recordarla.
Yo los apoyo,
que los quemen todos.




Perder

Perder el alma es igual que perder un niño

Un día común,
te sientas en cualquier posada
humanamente deseas ir al baño
y al lavarte la cara, te miras a los ojos
notas no hay expresión
que tu mirada ha perdido el rumbo.
Tu espíritu se ha ido
junto al agua desechada.

Dolor directo a la carne
en el lugar que más duela
cada quien un tormento distinto.

Si el niño no es de ti
un pedazo de corazón colectivo se derrumba
esparciendo gratuito el llanto.

El ángel que perdemos es eterno
el alma regresa después
con los dias
y quiere irse cuando le recuerdas.
Vivos para aprender a perder
solo perdiendo practicamos.




Extravíos

Algunos días pierdo el agujero de mi oreja
quedo sin aretes, desfeminada.

Se escapa cuando el cuerpo no responde
cuando la mente se ha extraviado de mí
y las manos han cerrado los ojos.

Manos que pierden ojos
mente que desconoce su templo
ojos que miran a otros lugares.

Valles que son yo
reflejos de otras siluetas desnudas
dibujadas en el espejo.



“Mañana es Ningún día” 

Por Ramón Saba

Los laberintos existenciales por donde transita el alma son místicos refugios de luz para el poeta que conmovido por los recurrentes desbordes de virginales efluvios, encuentra en esos espacios el solaz que su desenfreno emocional le provoca constantemente. Allí, adormecido y silente reposa el canto, acompañado exclusivamente por el tintineo espiritual del parto escritural que se avecina. El aura se ilumina y sus destellos emanan salpicados de espasmos y cadencias… Nace el poema y el entorno emocionado reacciona airoso.
Este periplo que constantemente realizan los cazadores de versos, es el mismo por donde viaja permanentemente la creatividad de Denisse Español. Sus versos, enmarcados en diferentes escenarios de la cotidianidad, muestran con delicada exposición su mirada sorprendida ante los arrebatos a que se somete su corazón poeta.
Su poesía refleja el sabor callado del gemido itinerante de Alejandra Pizarnik cuando decía “Son mis voces cantando para que no canten ellos”. En un momento el afligido corazón de Denisse tiembla emocionado y deja escapar unos versos tan tiernos que invitan al llanto…


Me detengo ante el hueco luminoso
asilada en mis latidos


En otros, el desenfreno pasional nubla sus entrañas y grita con fuerza bravía lo que su espíritu rebelde le reclama…


No, no uso cartera
me niego a aceptar que he crecido
que necesito un depósito portátil para almacenar las regulaciones
de los días,
yo no.


Otras veces cae vencida por la nostalgia que galopa inmisericorde por su compungido armazón de sueños quebrados y como Alfonsina Storni que pregonaba “Tú seguirás tu ruta; yo la mía y ambos, libertos, como mariposas perderemos el polen de las alas y hallaremos más polen en la flora”, Denisse
Español desahoga sus desalientos con parecido acento, pero dueña de un estilo diferente:


Danzaré junto al mareo a orillas del abismo
saboreando el caer perpetuo que arrulla la almohada.


La muerte tiene también cabida estética en la poesía de esta poeta que en este libro nos entrega su primer hijo poético:


Hoy pudiera morir y no sentir el dolor humano previo al
abandono…


La versatilidad de esta poeta permea en cada página de esta obra y no es extraño encontrarse con un depurado y sutil erotismo:


Te daré todo, hermoso mago
mis carnes crudas, mi vientre árido
las lágrimas que engendren mis ojos
los retoños que agrieten mis piernas
¡pero jamás mi voz!

O con el candor de un espíritu joven que ama con ternura, pero abordando el tema con una escritura surrealista que trasciende:


Vi una nube en mi espejo,
me miraba en silencio la espalda
yo lo comprendía todo.


Es notable como el texto circula con fluidez por las manos tibias de esta naciente poeta que nos llevan a reflexionar sobre los ardores de la vida misma y nos atrapan sus emociones con pasmosa sutileza y agradable encantamiento:


Solo allí los anhelos germinan,
sus finales acarician historias incompletas
transcritas con tinta robada de mi cuerpo sobre el viento.
Follaje letrado de un espeso bosque
con el nombre de un niño muy pequeño.


Navegar por este libro Mañana es ningún día de Denisse Español, primero de varios que de seguro vendrán más adelante, es una invitación al sosiego, a la paz ambicionada. Su calidez humana se hace presente honrando en sus versos a sus padres, a sus seres amados, a su entorno, a la naturaleza misma. Es altamente agradable encontrarse con poemas de alta escuela como Nubes, Tu ruido, I Want to be With you Online, Prohibido los Vestidos Blancos, Vida en Círculos, Extravíos y Manifiesto Contra las Carteras; todos dignos de ser incluidos en cualquier antología que se respete, por lo que siento gran orgullo al testimoniar que dejo a los lectores en presencia de una promesa de la poética nacional con notables visos de grandeza.





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