domingo, 15 de junio de 2014

XAVIER VALCÁRCEL [11.916]



XAVIER VALCÁRCEL

(San Juan, Puerto Rico   1985) Es artista visual y escritor. Cursa una Maestría en Administración y Gestión Cultural del Programa de Estudios Interdisciplinarios de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras, y es co-director de la editorial alternativa Atarraya Cartonera. 

Su obra ha sido publicada en revistas académicas: Sargaso (2008), y literarias: El Sotano 00931 (2008), Agentes Catáliticos/ Press Start To Play (2008), La Mancha (2012), en la antología de la novísima poesía latinoaméricana: 4M3R1C4 (2010), en la antología de poesía puertorriqueña PLOMOS (2012) y en Ó: Antología del Colectivo Literario Homoerótica (2012). Además, es autor de los poemarios: Cama onda (2008), Anzuelos y carnadas (2009), en conjunto con el poeta Ángel Antonio Ruiz, y Palo de lluvia (2010).





Marisma

mi mar marisma tú airampo.
arpón de peces manglarosos, marasmo de saliva y de aguargura.
hazme carnada má, coracol del que tú comes.
vuélveme asmático, enférmame, escámame
conviérteme en filete azul, en ojos fritos y espinazo.
neptúprame mujmar, soy tu cardumen malitroso.
digiéreme adéntrame en tu heliotroconcha
prometo ser bramientos
quiero escuchar la levedad de un oleasurro tuyo tan marea.
porque mareas mar.
esa aguargura de tu cuerpo mata
tú eres tan ágata, gata de mar, tan fiebre mía, tigra
que los pelícanos ya saben que mis jugos de marisco irán a ti.
que mis huesos marinados tienen nombre de un abono de corales.
Que mi aceite hígado de pez puede curarte la hinchazón de tu aguaviva
fibroclitosalina
so pictoarpona
agriadea.
Calamar de cama en mar.
marisma tú
aguarga.

Cama onda (2008)





Desvelo 

La noche no le pertenece a los devotos del pitrinche
ni a los cardúmenes de cuerpos
que se pudren bajo el agua perfumada de la cama.
La noche es otra cosa.
Un algo más.
Más que una esquina anaranjada
para medias rotas
sin mujer.
Más que la intimidad banal de los tecatos.
Más que la escala
cromática
lograda
bajo el seno izquierdo de Ana Emilia.
La noche es pertenencia de las ratas
aladas
de los chinches-mimes
de los perros ciegos del vecino
y de los jugos amarillos que han dejado de ser sal.
La sal es un nosotros.
Un gesto irrepetible.
Malogrado.
Construido y consumado
a unas horas
donde el tiempo-carne
ya no juega a
palabrar.





Día de vuelo

Ayer fue dulce 
la luz conmigo estuvo adentro de la casa 
hasta su ida involuntaria 
arrastrándose por las paredes 

Día de las raíces además
razón de tierra en las dos manos 
razón de semillas de parcha y agua
de soledad mirando lo que traen al patio los pájaros del tiempo 
               el futuro que ha venido a sembrar con su pico el inriri 
               en el árbol desaparecido
               la lección de tres cotorras paradas en la verja
               la azucarada ráfaga del verde zumbador
               tras robarle a las flores sus jugos soleados 

Pero hoy no
Hoy sólo friego trastes de espalda a las ventanas abiertas
Afuera la calle aburrida y los vecinos 
mirándome quizás 
desde el tedio sancochante de nada que celebrar
Día rancio este
número en el calendario hinchado de calor y de lavazas

Pero mañana, en cambio 
me iré de aquí
Celebraré mi ida con la luz 
aunque amanezca encancaranublado 
y llueva polvo del Sahara 
sobre las claridades de este invierno falso 

Ya lo alertaron 
Estrategia para calmar ante el desastre 
anunciar las inminencias 
esperar el día por la promesa de su acontecimiento 

Por eso me alerto 

Me iré mañana 







confieso

no entiendo mucho de distancias
tampoco entiendo por qué esta cercanía nos aleja
por qué se empeña nuestro espejo en señalarnos polos
si cuando coincidimos el verano vuelve
y la carne arde
y el calor es tanto que las bocas se evaporan 
tanto
como si fueran de agua nuestros labios
como si la saliva fuera el fuego de una estufa de propano
que prende y apaga con el roce de los dedos
que puede resultar tan peligrosa y tan letal
como el invierno mismo.

yo no sé de geografía, ni de cartografía
mucho menos de la climatología
aunque a veces peco de saber de grados fahrenheit
y grados celcios 
en el centro del cuerpo del cuerpo de los dos
que a veces nos explota
cuando los árboles nacidos en los poros 
ya se han convertido en un paisaje en copos
la espuma de mis playas en glaciares (irreales por aquí) 
(de documental)
y las sínsoras de los abrazos se han forrado
de un encaje crudo de neblina y nubes grises detenidas
ignorando el dedo índice de las veletas.

yo no sé cual es el tiempo de las estaciones dentro desta habitación
ni como se coordinan los relojes de nosotros
pero sé 
porque el reflejo de ese espejo en el techo habla
que los huesos deste cuerpo duelen
cada vez que hay frentes fríos 
que el invierno nos empuja a congelarnos 
que nos tira hielo en la mirada
cada vez que descubrimos
que violamos los parámetros de la familia
el perfecto páramo de toda sociedad futura
con esta pasión oscura de turbio callejón

por eso yo prefiero el ardor de los veranos 
aunque sea siempre tan fugaz
aunque siempre nos quememos con el fuego (carno)
o con la hornilla de la estufa
que aunque es letal como el invierno
te confieso
al menos, se disfruta.






Instante 17 (nostalgia)

a veces, te confieso, tengo nostalgia de tus labios
de aquellos besos de chopa, acuosos
que fueron mis primeros y mis últimos con una mujer.
otras veces se me atora la nostalgia en todo el cuerpo-hueso
pero más, mucho más, alrededor del torso
cuando sufro de la necesidad crónica de un mero abrazo público
de un gesto táctil que no atraiga la mirada moralista de las masas
pero pasa hembra, que te fuiste, que ya no estás, que no has vuelto
que tienes otros brazos-hombres que te besan
que además de hacerte otra te hicieron olvidar lo de nosotros
nuestras noches tibias de manoseos tibios en los sillones del balcón
nuestro primer y único intento de hundimiento en el matre de mi cama
que todavía hiede a nuevolas mismas sábanas blancas

aún no lo han tatuado con las gotas rojas del estreno. tengo nostalgia, amor

de aquellos nudos de ramas que formaban nuestras manos, juntas

de tus ganas niñas de explorar mi cuerpo y yo con miedo, mierda
miedo hombre deque el cuerpo no tuviera reacción,
deque esta vena tuya, más mía que tuya, que siempre lo sera
no te escribiera adentro aquel te amo que esperamos en dos años
que no firmara en ti un autógrafo
que no pudiera construirte una pared que resistiera taladrazos.
tengo nostalgia, Claudia, por que tampoco he podido despertar, verte a mi lado y dibujarte
porque tampoco pude hacerte la eternidad de hijos felices nombrados entre mano y lengua
la noche aquella del eclipse sobre el techo.
tengo nostalgia, ostia, porque he perdido el cuerpo sin tu cuerpo
porque he perdido años rebuscando una caricia tuya en la entrepierna de la carne
porque no existe nadie que abra un portón a medianoche con la única intención de verme el llanto.
tengo nostalgia, extraña
por lo que fui contigo y lo que no soy.
porque ni soy.
eso sospecho que lo sabes.








Desvelo 10

La noche no le pertenece a los devotos del pitrinche
ni a los cardúmenes de cuerpos
que se pudren bajo el agua perfumada de la cama.
La noche es otra cosa.
Un algo más.
Más que una esquina anaranjada
para medias rotas
sin mujer.
Más que la intimidad banal de los tecatos.
Más que la escala
cromática
lograda
bajo el seno izquierdo de Ana Emilia.
La noche es pertenencia de las ratas
aladas
de los chinches-mimes
de los perros ciegos del vecino
y de los jugos amarillos que han dejado de ser sal.
La sal es un nosotros.
Un gesto irrepetible.
Malogrado.
Construido y consumado
a unas horas
donde el tiempo-carne
ya no juega a
palabrar.






11

Hay en la luz verde de este silencio ojeroso
una sonrisa sutil que despierta.

Rompo galletas
con la certeza de que alguien más comerá
pero sólo la casa exhala
sentada en la posición del loto, de siempre
quieta

rendida ya

de ser otra vez
un grafema.

                 De Restos de lumbre y despedida



19

La luz tiene la culpa por sus ráfagas.

Insistente en revelar el tiempo en fuga es
la responsable de todas las nostalgias;
así como la lluvia ácida
como la nueva información que todo lo sobresatura
es

el germen que tinta
de belleza
la vorágine.

      De Restos de lumbre y despedida




41

No son los monitores
la publicidad ni la conciencia

es la luz la que desata
esta cadena
de falsificaciones.
                                                                                               De Restos de lumbre y despedida



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