sábado, 14 de junio de 2014

MÓNICA BRAUN [11.900]



Mónica Braun 

Mónica Braun (Ciudad de México, 1965) estudió Lengua y Literatura Hispánicas en la UNAM y Letras Modernas en la Universidad Iberoamericana. Poeta, narradora y editora. En 1994 obtuvo el XXVII Premio de Poesía Punto de Partida. Fue becaria del Fonca en el área de poesía (1995-96 y 1997-98). Autora del libro La luz inversa (UAM, 1996). Poemas suyos aparecen en Anuario de poesía 1990 (1991), Poesía en la Facultad (1992), Jóvenes Creadores. Antología de Letras y Dramaturgia 1995-1996 (1996), Jóvenes Creadores. Antología de Letras y Dramaturgia 1997-1998 (1998), Mujeres que besan y tiemblan (1999), Poesía orgánica (2000), En el rigor del vaso que la aclara el agua toma forma (2001), Eco de voces (2004), La luz que va dando nombre (2007) y Animales distintos (2008).
Forma parte de la antología de cuento Otro ladrillo en la pared (1996) y de los libros de entrevistas Por sus comas los conoceréis, de Huberto Batis (2001) y Arreola en voz alta (2002).
Es columnista del periódico El Centro y de la revista Chilango. 
Autora del libro de poesía La luz inversa (UAM, 1996) y de Sexo chilango (Planeta, 2006).





Estancia en Nueva York

Nos topamos de frente con la mujer más hermosa del mundo
y quedamos sin palabras.
Una mujer de madera suavísima; una mujer sin sombra.
Blancos sus ojos y los ojos de corales
atados a su pie firme y esbelto como un árbol.
Una mujer de labios imposibles,
para no ser besados jamás.

Sus ojos andaban perdidos en la tela.
Ah. Su breve respiración, sus ojos perfectos.
El color de su piel, susurramos. Es una diosa, me dijiste,
y la hermosura estaba en tu mirada.
Besé tus ojos llenos para siempre de ocres y naranjas:
toda la sangre de África llenó con su rumor nuestros oídos.

Con esa mujer hubiera podido contemplarte:
abrir para ti sus piernas y su boca,
sin más ruido que el de sus huesos blandamente tendidos
:::::en la cama verte penetrarla con lentitud de paloma
:::::que cae en un inverso nacimiento.

Ni lo imagines, dijiste como quien escucha una blasfemia.
Esa noche nos amamos como dos bestias fugaces.






El durmiente

A veces dormías y yo estaba como nunca sola. Odiando tu
respiración, el roce de tu mano sobre mis piernas, el espacio
en que se había dormido tu deseo. Ya no te importaba mi
carne ni esa soledad ni ese reclamo. Abandonabas el peso
de tu cuerpo sobre las sábanas, dejabas que cayera todo, yo
caía también. Estaba dentro de un sueño ajeno, ya no era mía
mi respiración ni mi sangre era mi sangre. Yo era el miedo.

Nadie me escuchó llorar. Nadie se dio cuenta del frío. No hubo
manera de evitar esa caída. Nadie pudo despertarte.








El pan de lo irremediable

y equivocarse no será la operación que combina las
imágenes sino el consuelo de "lo mismo",
el etcétera o residuo que se prevé en la aventura del espejo
sordo, acumulativo, tatuado de carencia.
David Huerta


Adorador de la imagen, artífice de los objetos, escucha:
Construiste una casa cimentada en el miedo
y el miedo la habitó porque venía contigo.

Quien come del pan de lo irremediable está predestinado
a repetir su historia
y el que pide lo imposible nada quiere recibir.

Supiste quién era yo por mi manera de mover el abanico,
supiste desde siempre que tenía pájaros en la memoria
y mi razón murciélago colgaba del techo de la sala;
supiste por mis ojos que soy triste;
te dije desde antes: son filosos mis dientes.
Y me abriste la puerta.

           Pero la puerta no daba a la salida,
           la puerta daba a un sótano vacío
           en donde un niño demente
           se escucha en el espejo y tiembla.

Lo que amaste en mí fue la promesa de Lilit y sus demonios.
Lo que amas de verdad es el dolor.

Y yo me digo: Todo círculo por fuerza ha de cerrarse.
El rostro se repite para darle epílogo a la historia.
Irse a vivir debajo del paso de los trenes
presagiaba la noche junto al canal de aguas negrísimas.

Lo que ha de sobrevivir a esta intemperie
no es el recuerdo de la luz con que vestí tus ojos,
sino este fulgor que vive desde siempre en mí
y que hoy tengo en la mano como una moneda
purificada por el dolor.

El que no tiene fe no encontrará el milagro:
estoy lista para colocar mi corazón en su sitio verdadero.

Mírate mirarme en la última noche del amor.
Mójate la cara con tu sonrisa de los últimos días,
cuando dormía a tu lado siendo la más dichosa
y tú me abrazabas con el animal de tu abandono
enseñándome los dientes.

Te lo digo otra vez:
la luz va conmigo dondequiera que vaya.
Nada te debo.

De El pan de lo irremediable






Derrumbes y naufragios

                                   Para Ervin y Judka, dondequiera que sueñen
desde el 19 de septiembre de 1985

Soñaban un mar espeso bañado de pelícanos
(buches transparentes
para dormir sus colores los peces de la tarde)
La lengua de una ola
         entre las sábanas
iba regando su rumor de besos
Todo en el cuerpo era el mar

Todo en su casa fue mar
Marea solar en las paredes
agua en la memoria
manos de arena cabellos como algas
sirena sin canto la mujer dormida

No hay despertar (pero no saben)
Juntos son de agua salada
en el vaivén del sueño
Peces nocturnos desde entonces




En la noche más larga

                                   A la memoria de mi abuela

I

Pienso en ti en la noche más larga

Metida hasta el fondo de mi cama
quisiera estar contigo pero estoy a la distancia más prudente
cobardemente escondida tras las sábanas
Es el momento en que entras
desnuda y llagada en esta noche que abrirá tu piel
No quiero dormir
Quiero dormir
Me duermo pensando en lo lejos que estás ahora



II

Desapareces detrás de una cortina sorda
En la cima de una rampa en una habitación de mármol
yo te miro irte sin poderme lanzar a ese vacío

Sé que hablo con mis seis años y su carga de ausencias

Un sueño injusto
Detrás de la pared
bajo las redes de tu piel nadaban dormidos los peces en tus venas
Bastaba bajar del sueño y correr descalza hasta tu abrazo
porque fue siempre el refugio más tibio de la noche
éste tu cuerpo que ahora abren
(llagado, viejo, tan suave)



III

A las cuatro y media me dicen que has salido del quirófano
           que duermes
               que sigue latiendo tu tibia sangre
                      que no me has dejado sola con mis sueños que me duelen

Doy gracias a un dios en el que sólo pude creer cuando dormía escondida entre tu cama

Por ti lo hago
              sólo en tu nombre
                             por tu voz que hace muchos días ya no me dice nada

Caigo otra vez dentro de un sueño que he olvidado

A la mañana habré de saber que te fuiste



IV

Quiero decirte que te extraño
reprocharte la sordera de Dios
que tu muda voz me diga que es dulce la muerte
y que no importa mi rezo sin fe o que no rece

Quiero abrazarte otra vez en un sueño
           Una sola vez

Y sólo por si es verdad que me miras cada vez que te recuerdo
te lo pido
    




Lilit

 I

Te dé Dios
                         Adán
una mujer menos hermosa que Lilit
Sáquela Él de tus costillas
para que nunca quiera abandonarte
Aprisiónala entre tu cuerpo y la tierra
para que no pueda moverse
Todo tu peso caiga sobre ella a la hora de la posesión

Quédate con el frondoso paraíso
que por igual debía pertenecernos
Insípido es para mí el color de estos jardines
Tu carne sonrosada de manso animal
no despierta mi carne
La claridad de tus ojos y del cielo
pone hielo en mi alma

He dicho el nombre del Creador de todas las cosas
su nombre impronunciable que desata los vientos
La inocencia
                          no significa nada desde ahora



II

Tibias y ásperas y hermosas
son las cavernas donde habito
Díganle a Adán que Lilit prefiere a Samael
ángel de maldad infinitamente más gozoso
ángel que me arrastra en su caída
al embestir mi carne
Díganle que juntos le inventamos rincones al cuerpo
que las lenguas nos crecen como de serpiente
para lamernos sitios
que para Adán
ni nombre tienen
que juntos descubrimos el movimiento de los cuerpos
para darle luego nuestro secreto a los hombres



III

Ha hecho Dios que no pueda soportar las letras de mi nombre
Estoy hecha de fuego
y sólo el fuego de mi imagen me congela
De fuego mi cintura que se quiebra
de fuego el círculo donde se hunde el placer del hombre
de fuego mis piernas
que saben devorar las caderas del hombre
Arde quien me toca
arde y se consume lentamente para siempre
niños y hombres arden
                        mientras sonriendo
                                                  me masturbo


IV

Que no se quede el mundo sin el fuego
Desnúdate en silencio
             préndele a la noche llamaradas
arda contigo la mitad del mundo
en el rito de la sangre

Mengua la luna entre mis piernas
muérete en la flama







Soñar las escaleras

I

El intestino de la angustia es la escalera
El laberinto ascendente donde suenan mis pasos
Alguien detrás afila su odio con la risa
Hacia ninguna parte corro
Nunca podrá alcanzarme el filo de esas manos
El edificio está vacío
Todo el edificio es de peldaños
He olvidado el nombre
Todas las risas son la misma risa
Nunca sabré por dónde está la puerta
La escalera me sube por los brazos
Alguien en alguna parte espera
Siempre cruzo la puerta equivocada
Algo de mí olvidó el regreso
Afuera debe ser de día
Dicen que la quietud existe

Quisiera despertarme para siempre
                     ¿Dónde perdí las llaves de este sueño?
                                      ¿En qué punto detenerse? ¿Dónde la salida?





II

Esta vez hay un camino descendente
Un tramo de escalera como un brazo
Peldaños que se angostan
Arriba el camino de ninguna parte
El eterno retorno de la pesadilla
Esta vez he decidido detenerme
Al final de esa otra escalera un muro
Una mano que detiene la caída
Dicen que afuera está la calle
Yo sólo quiero estar aquí sentada
Que las risas se vayan adonde el laberinto
Yo sólo puedo quedarme aquí y cerrar los ojos
No correr más
No soñar esto una vez más
Sólo quedarme quieta hasta que se despeje el sueño
Lentamente recordar el camino de regreso

            Dicen que algún lugar está mi casa
                           Yo sólo puedo creer que eso es cierto
                                               Entregar mi esperanza a la vigilia









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