domingo, 11 de mayo de 2014

DARIL FORTIS [11.659]

DARIL FORTIS

05 de enero de 1988, Tijuana BC, México. Escritor. Ha participado en Festivales Literarios y Ferias del Libro. Su trabajo ha sido publicado en revistas diversas y antologías poéticas a nivel nacional e internacional. Cuenta con la publicación de los poemarios Peces Rojos (2011) y Selección natural (2012). Mantiene activo el blog de crítica de arte Voyeur Activo. Actualmente es colaborador en la revista digital DODO Editions (EUA) y estudia la carrera de Artes Plásticas en la Universidad Autónoma de Baja California UABC.







Nuestra muerte 

La muerte es la socialización de la finitud. 
Es el modo inasequible del futuro, del devenir inaplazable. 
Hemos vivido en la muerte y con la muerte. 
Es el comienzo y recomienzo de la sensación corporal. 
La muerte tiene nuestros ojos, 
muerde con nuestra dentadura 
y se lame los restos corporales con nuestra lengua. 
La muerte baila, camina, canta. 
La muerte siente que nuestro cuerpo es sobradero, 
que la carne nos estorba. 
Ella nos llevará a los cielos, 
a los mantos celestes de infinitos colores. 
La muerte es conciencia oscura, 
es perfume de luz, 
es el grito de las plantas cuando se les arranca el suelo. 
Vamos a morirnos poquito. 
Sigamos gozando con esta muerte permanente. 
Disfruta tus altares internos, 
tus ofrendas viscerales, 
los cerebrales rezos de tu cabeza. 
Deja que la muerte cante desde tu cuerpo al mundo. 
Que exista, que se expanda cual perfume de luz, 
inunde los cuerpos vecinos 
las muertes se mezclen y formen un tejido, 
una muerte viva, vivísima y amorosa. 







Posnarcoterrorismo 

Somos nosotros.
Somos las malas compañías,
los niños de los que te alejaron tus padres.
Somos los infantes olvidados por el pensamiento de la urbe.
Somos los cuerpos decapitados,
los cuellos lacerados por los cordones.
Somos los cráneos horadados por las balas de tus ojos.
Somos el producto del mercantilismo,
los zombies del crecimiento económico.
Somos el platillo mexicano hecho hombre.
Somos las manos, el dedo que ajusta el gatillo.
Somos la desesperación del mundo en papeles verdes.
Somos los niños sin letras
las madres y esposas que soportan, que nos portan.
Somos la incredulidad del día.
Somos los machos, los peleoneros.
Somos los niños de blanco con el juramento escapando por las yemas.
Somos la corrupción con nombres y cargos.
Somos el feto del deseo mal logrado.
Somos los sicarios enjutos y marginados.
Somos la sociedad esquizofrénica.
Somos los morfismos de la muerte nueva.
Somos los cuerpos fragmentados
las mentes acribilladas por el miedo.
Somos el tercer cuerpo mutilado.
Somos el simbolismo hecho pedazos.






AMORTAJAR

Uno aprende de cuerpos en movimiento,
de los inertes, de los incompletos.
Uno aprende tanto.
Todo cuerpo enseña. Penetradlos.






DIÁLOGO DEL PENSAMIENTO

Dentro.
La cualidad aromática hace de ellos expansores indetenibles, 
estiran los cuerpos, los rompen.
Nos duelen los pensamientos,
porque se meten en los intersticios.
Entre. Y. Entre.
Ahí donde el espacio es libre, dueño de sus campos.





DIÁLOGO DE LA FE

No caeré en el cliché del amor incondicional.
No amaré la totalidad del ser imperfecto,
del perverso y tierno, del entregado, del débil.
No amaré sus errores y sus aciertos.
No entraré en el círculo de los adoradores del humano,
no me conformo con la imperfección mortal.
Buscaré un semidios. ¡No!
No uno de ellos, algo superior:
un dios exclusivo. Mío.







DIÁLOGO DEL ORGASMO

Digamos que hemos muerto
y que esta sensación al penetrarnos
son los intentos inútiles
de resucitación.







HISTORIA

Al pronunciarte te toco.
Toco tu cuerpo, tu nombre, tu imagen,
toco tu inexistencia en la mente de millones.
Cuán poderosa es la voz,
cuánto poder puede encapsularse en las palabras,
cuántas mentes citadas.
Porque cuando digo
hombre
se desprenden de los cuerpos
millones de representaciones simbólicas,
millones de hombres dismorfes
que se aglutinan en mis labios,
en mi lengua que se contrae y relaja.
Y cuando digo corazón
secuestro a los corazones del mundo
entre mis manos imaginarias
los aprieto, los junto y
creo un corazón con miles de latidos,
un corazón arrítmico
condenado a una vida de muertes espontáneas
y resucitaciones súbitas.
Y cuando nuestras palabras sean erráticas o inconclusas
excitaremos símbolos quiméricos,
de ojos inacabados, de pies mutilados por nuestra lengua
destrozados por nuestras dentelladas silentes.








CÉLULASESPEJO

Habría que realizar implantes
masivos de neuronas espejo.
Habría que dejar los cráneos destapados,
con el cerebro al intemperie,
con el cerebro hermoso de espejo.
Habría  que esquivar los rayos lumínicos del sol
para observar nuestro reflejo en el cerebro ajeno.



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