martes, 1 de abril de 2014

CLARA SCHOENBORN [11.418]


CLARA SCHOENBORN

Nació en Cali, Colombia, el 18 de Noviembre de 1957.
Estudió Economía en la Universidad de San Buenaventura de Cali y tiene un diplomado en gerencia otorgado por la Universidad Javeriana de la misma ciudad.
Casada y madre de tres hijos, domina tres lenguas, el inglés, el alemán y el español.
En el 2.009 se presenta al Concurso de Poesía Inédita de Cali, dentro del marco del Festival Internacional de Poesía,  con el poemario “Colores y Respiros” bajo el seudónimo de Clemencia Madrigal, obteniendo la distinción de finalista entre más de mil cuatrocientos participantes.
 Ha sido exitosa  su intervención en asociaciones y encuentros de poesía como  la Fundación Plenilunio de Cali, Recital ante la Comunidad Libanesa , Encuentro de Escritoras Matilde Espinosa en la ciudad de Bogotá, Encuentro Museo Rayo, Fundación de Poetas Vallecaucanos.
En el 2011  preparó sus dos primeras publicaciones, una en conjunto con cinco poetas de varias nacionalidades de habla hispana, libro titulado “Búsquedas y Encuentros” editado por la Editorial Caza de Libros en dicho año y otra individual que compendió sus poemas referentes al tema de los diferentes oficios, roles y condiciones de la mujer, libro que fue titulado “Los Oficios en Clave de Atenea”. Este último libro resultó ganador del gran premio de edición EDICIONES EMBALAJE del ENCUENTRO DE MUJERES POETAS COLOMBIANAS del Museo Rayo en el 2011.
Su tercer libro, aún inédito, titulado “Huecos en la luz” logró en España ser  uno de los seis finalistas en el Premio Carmen Conde de poesía de mujeres Ediciones Torremozas 2012 entre 129 libros presentados de toda Iberoamérica.
Igualmente, tiene editado virtualmente el libro “El amor es mi último veneno” por ediciones Dadá Virtuales Crear 3.000, obra que ha sido catalogada por su editor, el importante escritor Carlos Vásquez Zawadski,  como “uno de los libros más significativos de las décadas recientes en el contexto iberoamericano”.
Finalizando el año 2.012  obtuvo con su poema “La rosa”, una de las cinco menciones de honor entre 1.340 participantes otorgadas por la Casa de Poesía Silva en el concurso sobre la poesía de los objetos, veredicto dado en Bogotá el 26 de octubre del mencionado año.






Presencia en reversa

Estaré en todas partes.

Siempre que no me llames,
estaré aún más en todas partes.

Cada vez que me olvides,
escalaré el relámpago.

Seré todo aquello que te es ajeno
-en todas partes-
en donde deambulen tus erosiones.






Instrucciones para avanzar

Excava hacia el fondo
donde espera la saliva
y se desata sobre minúsculos punzones.
Asciende hasta los picos,
y aparecerá llovizna,
sobre un cartílago indómito 
o  sobre esa ave rígida con sed y parturienta.
Llega hasta el centro y desacelera.
Ondea con el trote de un ciervo,
sus cascos evaporados en el punto de llegada.
Quédate inmóvil.
Déjale todo al aceite y a su incontención,
a la avalancha de hijos nuevos que se revuelcan.
Entrégale todo a una sola gota de sangre,
a una sola lágrima que te recorrerá para siempre.







Bruja

He luchado
por mi hogar de mercurio,
por mis tres signos amados
en el envés del inocente.
Soy feliz
cuando despega la orden
desde tantos agujeros
y en los techos
se reconstruyen
mis vísceras.
Voy a recolectar
todos los ojos con grietas,
para que se sepa de mi libro,
del hongo que lo contamina.
Pienso en las medidas
siempre frías de la eternidad,
en la forma como van contrayéndose,
rumiando poco a poco
toda la fe del mundo.
Con ello cuento,
para que el bien y el mal
sean al fin lo mismo
y triunfe el vacío.
Ninguna hoguera logrará nunca
apagar el diagnóstico del fuego
-tan justo en su ley-






20

Nadie sabe si el amor se muere de miedo o de muerte,
si alguna vez llega la muerte y el amor tiene miedo
o si es el miedo el que llega ante la muerte del amor.
Todos saben del miedo y de la muerte
pero el amor no sabe.






30

El frío
no es el reverso del calor,
es su fruto más preciado,
comodín con el que saborea
su juramento en las pieles.
El frío
es la danza más sofisticada
del fuego que nos habita,
porque todo sabe a hielo,

aún más si es un incendio.






EL REGRESO DE ATENEA

Igual podría llamarme
loba,
cuchillo
o azúcar.

Todas ellas soy
cuando desnudas
retornan cada noche
a esa única estrella.

Mírame.

Yo también he regresado
con mis números de fuego,
a borrar el tiempo
que olvidó a la sal.

¡Firme como semilla
florezco en las municiones!

Búscame justo ahí,
en tu costado izquierdo,
nunca más tu espalda
sufrirá con la luz,
búscame en ese ojo
que está hecho de muchas,
en tanta claridad que enceguece.

No olvides tu sustancia de coral
esos arrecifes que gobiernan
en los laberintos.

Esparce brea,
aunque a todos
les parezca extraño
dales a beber
tu sangre enriquecida,
diles que detrás de tantos soles
cargaste un farol por el camino.

Muéstrale a la tierra
las armas que vencen al acero,
esos puentes que se alzan
con la agudeza del espejismo,
las manos estirándose
para revivir los muertos,
en ese hogar de libélulas
enjauladas
donde no cesan los faros.

Fuiste aquella bestia azul
que abrió los ojos del mundo,
la que emprendió el éxodo
hacia las vetas del cristal
seduciendo a los candados.

He regresado.
Mírame.
Estoy
detrás de todos los espejos
refractada entre infinitos,
ven
que juntas como serpientes
somos mucho más
que una mitad.







MORFOLOGIA DE UN SUEÑO

En ese círculo perfecto que nos ata,
brotarán soles compuestos de jirones,
mordazas rotas en revuelos libres.

Todo interrogante se contendrá en el verso,
en esa magia se extraviarán las claves,
solamente el sueño descamará la piel
- terca revolución de amaneceres -.

Mírate los dedos que te ruegan
hálale las cintas a esos giros tiernos,
yo voy a adornarle la joya al beso
a ponerme encajes en las manos.








OCÉANO

Una coraza se mece en la inquietud.

Los deseos zurcidos por su núcleo.

¿Quién sabe lo que es peregrinar en un universo amurallado?

Partículas de plata y algodón, ciegas desenredan
la fiebre caminante de un vino esposado con los dioses.

La letanía centrifuga las cunas en lenguajes de galaxias líquidas,
se volatilizan los corredores hasta desatar luminiscencias.

Diálogos que pactan con la vida,
registros que succionan la muerte,
se dispersan sobre una sábana reptil
y extienden  su alfabeto sonoro.

A las seis de la tarde el mundo busca a la poesía
y es entonces cuando sale de su caja fuerte lo sagrado,
el silencio encantador de las esferas
con sus pestañas de espuma viva
y las curvas que acarician la fricción.

Cofre de salmos.

En los vientos
una romería de cantatas
arruga el horizonte.




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