jueves, 20 de marzo de 2014

JUAN MARÍA LEKUONA [11.301]


Juan María Lekuona

Juan María Lekuona Berasategi (Oyarzun, Guipúzcoa, 1927 - San Sebastián, 5 de diciembre de 2005) fue un poeta español en euskera de origen vasco y estudioso de la literatura oral en dicha lengua.
Sobrino de Manuel de Lekuona, presidente de la Real Academia de la Lengua Vasca. En 1953 fue ordenado sacerdote. Tras una estancia en Roma, donde presentó su tesis, fue nombrado coadjutor en Añorga, cerca de San Sebastián. Por entonces leyó a Gabriel Aresti, lo que orientó su labor poética hacia el compromiso social. En esta línea está su primer libro, Mindura gaur. Posteriormente abandonaría la poesía social, encaminando su obra lírica por otros derroteros.
Tienen una gran relevancia sus estudios sobre el bertsolarismo. Ingresó en la Academia de la Lengua Vasca como académico de número en 1988. Obtuvo varios premios por su carrera literaria, entre los cuales destacan dos Premios Euskadi de Literatura, en 1979 y 1990.




SAN MARTIN TXIKI 

La visigótica aurora amagaba, 
desde la ventana en herradura, rojos destellos 
y desgranaba el peristéfanon del canto martirial. 

Sabiduría atesorada en el cofre del cenobio. 
Etimologías en códices de pergamino, 
Corría de boca en boca, acompasado repique, 
el ritornello druídico de los doce primeros números. 

El santo disfrazado —el disfraz santificado—, con audacia de héroe, robó al genio 
el arquetipo de las hojas del castaño, el calendario de las mieses, el maderamen 
motriz del molino. 

Aquel bienhechor que construyó el lazareto franqueó el puente de los gentiles, 
acabando con la peste reinante, y trayendo consigo oro y trigo. Aquel soldado 
romano, al compartir la mitad de su capa, escenificó así con un mimodrama 
el contenido rico de una parábola sencilla. 
Continúa en el ábside, rodeado del árbol de la vida, 
con su rostro troglodita, el ajedrezado de los caballeros, 
y el cáliz de púrpura resplandeciente en sus manos. 




SAN MARTIN TXIKI 

Oilarite bisigotikoak, zaldi-ferrazko 
leihotik, argi gorriz keinatzen zuen, 
eta peristefanon martiri kantua aletzen. 

Zenobioko kutxan gorderik jakinduria:
larruzko kodexaren etimologiak. Ahoz-
aho zebilen, errepika akonpasatuan
hamabi zenbakien ritornello druidikoa.

Santu mozorrotuak -mozorro santutuak 
heroiaren ausardiaz ostu zizkion 
geinuari, gaztain hostoen-arketipoa, 
sorogiroen egutegia, eiheraren ardatz zurajea. 

Lazaretoa eraikitako ongile hark 
iragon zuen jentil herriko zubia, sendatuz 
hango izurritea, ekarriz urrea 
eta gana. Erromatar gudari hark, 
kapa erdibanatzean, hona mimodramaz 
gauzatu parábola xumearen mami ugaria. 
Absidean dirau, bizi-zuhaitzak inguratua, 
trogloditen bisaiaz, zaldizkoen ajedrezatuaz, 
purpurazko kaliza dirdaitsu eskuan. 
  





ATARRABI 

En el rebosar del éxtasis, los ventanales góticos ardieron, convirtiéndose en 
lenguas y hojas los arcos simétricos de los bordados. 

El Grial, cáliz místico de los caballeros, ofrecía el memorial esmaltado de la cena. Floreció la sonrisa de las siete hermanas en los pliegues bifoliados de sus apretados labios. Y el pueblo iba en peregrinación, calzada arriba, pisando losas de fino acero.

Los catedráticos de hora destilaron con prudencia la miel de Salomón en los panales de los decretales. Y las sombras de estos sabios se proyectaban prodigiosamente en la fantasía de las gentes.

Compañero de cueva del diablo, conocedor del bien y del mal, poseía la facultad de in en todo momento a todo lugar. Embridaba las tempestades. Luego, al fallecer, no lo devoraron los cuervos: lo trasportaron las palomas.

Sombra de albas alas, llevaba al cuello un collar 
de refranes y el negro birrete de la prudencia 
que moraba en las casas torre adoptó forma de leyenda. 





ATARRABI 

Estasiaren gainezkaldian, leihoteria gotikoek 
Su hartu zulen, mihi eta hosto 
kausituz, brodadura biribil simetrikoetan. 

Grialak, zaldunen ontzi mistikoak, 
afariaz zekarren oroigarri esmaltatua. 
Zazpi ahizpei imfarra loratu zitzaien 
ezpain hertsien tolestura orribikoetan. 
Eta erromes zihoan herria, galtzadetan 
gora, altzairu finezko lauzak oinkatuz. 

Eskola-nabusiek Salamonen eztia 
dekretaleen orrazetan abaraskatu zuten 
zuhurtasunez. Jakintsuen itzalok 
harrigarriago irudikatzen ziren jendeen fantasian. 

Deabruaren kobalagun, ongiaz eta gaizkiaz 
jakitun. Noiznahi, noranahi, joateko 
ahalez. Ekaitzen kudeatzaile. Gero, hildakoan, 
ez zuten beleek jan, usoek eraman baizik. 
Itzal hegozuri, esaera zaharren 
koilarea lepotik, ipuinez mozorrotu zen 
dorretxeetako zuhurtziaren birrete beltza




BERETERRETXE 

Colgaron al caballero de un roble. Desnudo, 
Ayes de acero desgarraron el silencio 
del templo de la noche. Hojas secas caían al suelo: 
temblor en los últimos estertores del exangüe. 
Los verdugos limpiaron sus manos en su camisa 
y se repartieron —botín de banderizos— 
el águila negra y la sortija de la dama. 
Tres espadas traspasaron el corazón de la madre. 

El cortejo de los hijos de la oscuridad se alejó al trote. 
El cadáver quedó abandonado en la encrucijada. Al alba brotaron flores rojas 
bajo la ventana de la amada. El alba pascual se deshizo en llanto. 

Más tarde, a la vera del camino, levantaron la estela funeraria. 
En emblemática artesanal, las flechas tensas, elocuentes las luminarias: cómo 
aquel, a quien habían eliminado, estaba dispuesto a ofrecer, día y noche, 
y con toda generalidad su propia vida en defensa de la casa. 

Fue su romance la elegía preferida de las hilanderas. Mientras realizaban las penosas labores del lino -el recuerdo de los hijos indeleble en las telas blancas- fue como un juramento para aquellas mujeres el canto del que ejecutaran a traición. 





BERDABIO 

Urkatuaren agurrak —kantu eta ele— 
giharrenik hunkitzen zuen bihotza, 
gerrondotako sutondoen behar gorrian. 

Herio zigorrak penatu zuen auzoa. 
Ordainetan, oroipenaren berri zaharrek, 
eraldatu zuten zigortuaren kondaira, 
omenka ederretsiz menditar tristea. 

Urre altxorra inguruan ornen etxetik: 
oilarrak jotzean, ardiek belarra 
jalen diharduten azpi hartan. 

Elizetan ere urrea ebasten ornen, 
gero, urtu eta, moldetaritzan 
antzatzeko diru berri galgarria. 

Eta presondegian, kantuz atera ornen 
bizitzako odol tanten negar ozpina, 
urteak egun adinbat bertsotan.

Eskarmentagarri hil zuten. Harén zaldiak 
—atzitu ezinak— lau hankak ornen xuriak. 
Hesian galdu zen. Borreroak hexurrezko 
xirula kraskatu zuen, urka estutzean. 



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