lunes, 17 de febrero de 2014

LAURA CERRATO [11.011]


Laura Cerrato 

Es poeta ensayista y doctora en Filosofía y Letras. Nació en 1941 en Brasil. Ha publicado los libros de poemas Otredades (Carlos Lohlé, Bs. As., 1980), Palabras en el espejo (Botella al mar, Bs. As., 1987) y Contemplación del silencio (Tierra Firme, Bs. As. 1999). Es autora de Ensayos sobre poesía comparada (Botella al Mar, Bs. As., 1985), Doce vueltas a la literatura (Botella al Mar, Bs. As., 1992), y Génesis de la poética de Samuel Beckett. Apuntes para una teoría de la despalabra (Fondo de Cultura Económica, Bs. As., 1999). Es profesora en la Universidad de Buenos Aires. 
Estuvo casada con Roberto Juarroz.




35

a veces se me pierden
las palabras
se incrustan
por ejemplo
en una frase
y es como si las propias
letras las devoraran

otras
es el borde de la hoja
que juega con ellas
a las escondidas
y se ven de pronto
lanzadas
a no sé qué afuera
de la letra

pero a veces
son las palabras
que no te dije
(y tal vez podría haberlo hecho)
las que nunca sabré
adónde fueron

inhabilitadas
para todo juego
esas palabras
enmudecen
entre los labios
y las manos
y callarlas para vos
fue como borrarlas
del diccionario

¿que para qué quiero diccionario?

es verdad
ya pronto sólo hablaré
con el diccionario
de palabras muertas






1

las rosas de China
llegan por el río
tiernas volutas de marchita carne
que extraviaron el rumbo

yo no sé 
si son los reflejos de la luna
o las preguntas susurradas
por el agua
los que le devuelven
su dimensión de flor
su etérea cualidad aérea
hecha de habitar todos los lugares
del pensamiento 





un vuelco 
en la rama de eucaliptus
busca el río

pero el río no busca nada
y se lleva a la rama 
para siempre 

es el no querer
lo que retiene
y el deseo
el que todo lo pierde
en un fluir 




3

Yo sé que este río
refleja toda una vida.
Una vida que, en realidad,
estuvo/transcurrió en otra parte.

¿Cómo pudo esa vida llegar
a rozar la indecisa corriente 
que nos lleva?
¿Cómo pudo venir a instalarse
en algo que le era tan ajeno?

De todo esto sólo sé
que será muy difícil
trazar en el agua
la línea entre lo que es
y lo que, probablemente,
no necesite ser nunca.




4

Te mira el río para no volver.
La luz se desprende en oscilaciones
que habitan un aire más sutil,
sólo respirable
para aquello que interroga a la pregunta.
Un rápido borrador de tu aliento que no duda,
un proyecto de las múltiples
posibilidades del error,
un atisbo de lo que podría ser
si algo no fuera,
una hipótesis que sólo cuenta
con el tiempo pasado
para expresarse.

Un no volver que sabe a veces
no haber estado nunca.





5

las sombras ya no bajan
del cielo
sino suben
desde el río

¿qué pasó
con las sombras celestes?
¿de dónde vienen
estos fantasmas acuáticos
de la muerte de la luz?

a veces creo
que una compleja
pirueta circense
ha transformado
el agua en aire
y el aire en agua

pero nosotras
criaturas intermedias
seguimos siendo
lo que éramos
o lo que nunca pudimos ser del todo

fuerzas neutras
y a la deriva
entre una luz y otra
entre una sombra
y otra sin importar arriba
o abajo





6

las lanchas se van
rezongonamente
a dormir
a través de un mar
de estrellas

el viento
y la luna
apenas creciente
todavía no definen
el lento discurrir
de las mareas

el arroyo aguarda
su sino
de existencia
y una garantía
de identidad

Arroyo Seco
o Arroyo Marchini:
un poblador favorecía
el patronímico

pero a mí
me persigue
el otro nombre
que habla
paradojalmente
de lo que no puede ser

el otro nombre
que nos recuerda
nuestra propia sequía:

el erial
de no ser lo que somos
ni siquiera
cuando un mar de estrellas
nos contempla
a la vera de un arroyo
que podría
no existir





7

veo la luna rozar el agua
y el agua
a horcajadas de la luz
inundar el cuarto
con líquidos garabatos
en un idioma desconocido

y siento que dormir aquí
es como extraviarse
en un acuario
laberinto que fluye
donde la entrada no la salida
es lo que se sustrae a nuestra búsqueda

ni inmovilidad ni movimiento
sólo rondas de resplandor
que en sí mismas se desmayan








POEMAS

Tengo un hijo que crece detrás del viento
en el polvo núbil que la luna llora entre rayo y rayo.

Su silencio, hueco de todo, borra colinas nerviosas
que se desplazan entre la sal de los dedos
en busca del lugar justo
de viento abandonado.

Su paso no habló en mi cabello todavía
porque aferrada a mis ojos queda siempre
una escondida llama de voces.

Pero una ausencia con su forma más secreta
tiende hilos de silencio empecinado
para desatar el pensamiento de mis manos
cuando se hunden en pozos que no callan.

_________________


Te me has caído adentro por el camino justo.
Pero justo es sólo el revés de equivocado.

Cómo encontrar un lugar no dirigido
donde caer sea volar
ya sin ala ni pozo
y donde un perfume todavía olvidado por el viento
siga fabricando una muerte sin bordes.

_________________


Hay una caricia sin manos hecha para acariciar
el borde de las otras caricias.
¿Pero qué acaricia
a la ausencia de mano?

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