viernes, 16 de agosto de 2013

AMIR IBN TAWFIK [10.341]


Amir Ibn Tawfik Simon
Historiador, escritor y poeta del Líbano. 
Fundador de la Unión Libanesa de Ultramar (2006). Miembro de Cultura del Líbano (1998-2006). En 2005 reconocido por la Fundación Árabe-Colombo en el Encuentro II, Cartagena de Indias, Colombia (2006) y por el Gobierno del Líbano, por su contribución cultural y arqueológica (2007). 
Membro da dota de estudio histórico-arqueológico- paleopatológicos-fisicoantropológicos-paleoastronômicos-la Pheonician y el dorado, Brasil (2007)

Libano para los Libaneses, Activista "Mundo sin Guerras", Estado Palestino.
WEB EN CASTELLANO: http://amir-ibn-tawfik.blogspot.com.es/





Cantata a la Mujer del Harem  
  
¡Oh, mujer!  
ante el preludio que nace, sonreid.  
  
He seguido el peregrinaje del Sol,  
Mas yo,  
Con la mirada perdida en las dudas,  
Dejo escapar mi solitaria espera,  
Volando cual ave rapaz,  
Libre, siempre libre por los cielos,  
¡Son mis sueños!  
  
¡Oh, mujer!  
Dejad que tu corazón reboce de emoción  
  
Temo a la noche,  
Esperando que la luna  
Tienda sus redes y capture tantas estrellas,  
Y muera el cielo.  
Así llegará el día,  
Sin alma,  
Trayendo al nuevo Sol,  
 Vagando conciente  por el espacio.  
Oro a Allah,  
anhelo ser libre,  
como el viento que viene del Norte.  
Y  
En silencio me pregunto:  
¡Los dioses no suelen escuchar a la mujer?  
  
¡Oh, mujer!  
Allah, esta siempre contigo.  
  
Sueño,  
Cada amanecer en querer alcanzar la ilusión,  
Que mi corazón de amante hembra,  
Canta,  
Cuando las siluetas tejen mis sueños.  
El viento esparce mis palabras,  
Semillas de polen,  
Vuelan y vuelan  
Hasta morder tu tierra y sepultarme en tu carne,  
Amante mío, gran “muruwa”,  
Cuyo fruto con tu imagen,  
nacerá mañana.  
  
¡Oh, mujer!  
Eres la vida y la descendencia.  
  
¡Ruego,  
a los dioses!  
Ellos  
 parecen estar sordos,  
 ¿llegara a su alma mi oración?  
¿Pregunto?  
¡Que sea varón!  
No mujer,  
Susurro,  
 o será una nueva  esclava como yo.  
Y  
 festín  
En las alcobas del harem.  
  
¡Oh, mujer!  
Dejad que tu alma cante al mañana.  
  
Mis lágrimas que la tristeza pinta,  
Ruedan por la estéril tierra de mi padre,  
Pisoteadas por las ovejas,  
Que comen del escaso musgo de los oasis.  
La única herencia que dejaron,  
Es el ancho desierto,  
y  
Por donde se fueron al mas allá,  
Sin antes venderme por unas cuantas monedas.  
  
¡Oh, mujer!  
Sonríe que la luz de la aurora besa tu fino rostro.  
  
Mis lágrimas vertidas,  
Regaron las semillas  
Y  
 Broto la tierra,   
volviendo la vida a la comarca.  
Cubriendo mi rostro con el velo,  
Admiro al nuevo día que promete ser mejor.  
Siento que existo,  
Y deseo el amor.  
Ya vendré mi amante,  
Desde “misr”  
Lo anuncia el calor,  
Que derrite mi corazón,  
Noche tras noche.  
  
¡Oh, mujer!  
Deja que la paciencia deleite tu ánimo.  
  
El día se va como ayer,  
Y mientras agoniza el atardecer,  
Alzando una multicolor cortina de tul,  
Escucho a mi corazón latir,  
Con el presentimiento que él,  
Por fin a de venir,  
Algún día.  
Y  
Silencioso estará en mi alcoba,  
Sembrará de besos,  
 perfumado desnudo cuerpo,  
que tembloroso,  
Susurrara la pasión.  
  
¡Oh, mujer!  
Nunca es tarde para amar de nuevo.  
  
Se ha vertido de estrellas el cielo,  
El destello marca el camino de la esperanza,  
Al final de las montañas,  
Están los valles, con abundante maná.  
Alimento para los camellos,  
Frutos silvestres para calmar la sed.  
Escucho el silencio,  
Entonar al descanso,  
dormito.  
  
¡Oh, mujer!  
Abre tu corazón y tendrás bendición.  
  
Se  
Escuchó la voz del almuecín  
Llamar a  la oración.  
Todos encaminaron al “masyid”  
Y   
mientras dormitaba,  
una mano acarició mi cabello.  
Mi amante joven,  
Lozano y altivo se mostraba para mi sorpresa.  
Deshoja mis pétalos,  
Mientras besa cada espacio de mí.  
Respondo, con la furia del monzón,  
Arañando fornido cuerpo.  
Alzándome,  
Se sumerge en mis secretos,  
Y un concierto de aullidos,  
Sinfonía de gemidos,  
Explotamos dejando escapar la ardiente vertiente,  
Que riega nuestros muslos.  
Sin darnos cuenta,  
El cansancio nos sorprende,  
Luego de tantos viajes.  
  
¡Oh, mujer!,  
El amor ha veces nos traiciona, sin querer.  
  
¡Ay!  
Dios de los dioses del desierto.  
Desgarrado mi corazón,  
Ora con sumiso arrepentimiento,  
Mientras espero,  
La suerte que mi vida correrá.  
El miedo es mi fortaleza,  
Y   
camino erguida,  
Por las callejuelas,  
Rodeada de guardias,  
Mientras el pueblo escupe mi rostro.  
  
¿Oh, buena mujer!  
La traición de tu amor, es sangre para la tierra.  
  
El joven amante,  
Encadenada sus manos a la espalda,  
La cabeza coloca,  
El verdugo sonriendo,   
Seca con el dorso de la mano, su babienta boca.  
El hacha,  
Es como un relámpago por el intenso brillo,  
Se alza sedienta  
Y cae con furia,  
Rodando la joven cabeza del furtivo amante,  
Quien ni un solo gemido de su boca escapa.  
El amor,  
¡Fue más fuerte que el dolor!  
  
Oh, dulce mujer!  
Que trágico destino, jóvenes corazones desafiaron.  
  
Enterrada,  
Mi cabeza en lo alto de la duna,  
Soy pasto de las piedras,  
Que golpean mi cabeza  
Que apenas asoma sobre la arena.  
El pueblo ríe y goza,  
Con el dolor ajeno.  
Pobres de alma y pasión,  
Ignoran el verdadero amor.  
Solo se,  
Que los dioses me han perdonado,  
Pues una luz brillante me cubre,  
Y  
Una figura se acerca,  
Escucho en mi aturdimiento,  
Los cánticos de las huríes,  
Que bailan a mi alrededor,  
Al abrir mis ojos,  
¡Emerge el jardín sagrado!  
Entonces:  
¡Lloro!  
Y exclamo:  
“la ilab, illa lil lab wa Muhammad rasul Allah”  
  
Amir Ibn Taufik  
Lebanese Union of Overseas for the Sovereignty of the Lebanon          
Project Manager / Research Assistant                
Lebanese Emigration Research Center (LERC)            
Notre Dame University - Louaize        
Cultural Patrimony NDU               
From: Notre Dame University-Zouk Mosbeh              
Copyright ©: Lebanese Emigration Research Center  






Mujer Libanesa  
  
Eres vida, por ti existo y hoy te escribo;  
buscándote en el horizonte, logro  ver al lucero,   
acariciando la línea del horizonte, de nuestro  mar,  
 el eterno Mediterráneo.  
Camino por las playas de Beirut,   
bebiendo fresca madrugada,  
enhebrando collares de bruma,  
las ondas son los versos,   
que el gemir del mar recita,  
mientras pienso.  
  
Mujer ,   
admirando el valle Kadisha, canto a tu belleza y donaire.  
¡Si escuchas tu nombre y no me ves!,  
 no importa,  
 estoy siempre contigo...  
  
Soy nube que besa las altas cumbres.   
Rocío que besa las flores,  
tu boca,  
y cada espacio de ti.  
Así  
voy vagando por  tortuosas quebradas,  
lamiendo laderas agrestes.   
Soy la niebla que estrecha los bosques de cedros,   
la hierba silvestre   
y el eterno verdor de las praderas,  
pintadas de  anémonas.   
Así   
tiernamente amo al paisaje,  
valle abajo,   
hasta ir a dormitar en las playas,  
del azuloso mar.  
  
Dibujándote  
a la hora del crepúsculo ,  
mientras tu rostro  
se esconde detrás  
de las "Rocas de las Palomas",  
mostrándote como un retrato.  
  
Escribo  
tu nombre en la arena,  
con la delicadeza  
que los sentimientos siembran.  
Vendrá  la marea,   
las palabras borrará,  
¡pero que importa!,  
¡ tengo tu perfume junto a mi!  
pegado a mi piel   
y   
eso me hace más  hombre.  
  
 Eres  
 ilusión e inspiración,  
 inmortal yaces   
en las palabras que unidas   
van formando metáforas  
y versos a ti ...   
amante  mujer libanesa.  
  
  
Amir Ibn Tawfik  
Book: "Lebanese Woman"  
Copyright, September 2004  
aamiribn@yahoo.com  
Lebanese Union of Overseas for the Sovereignty of the Lebanon          
Project Manager / Research Assistant                
Lebanese Emigration Research Center (LERC)                
Notre Dame University - Louaize            
Cultural Patrimony NDU                   
From: Notre Dame University-Zouk Mosbeh                  
Copyright ©: 2009      
Beirut, Lebanon  








CARTA VIII


Sentado,
en el Café Beirut,
mirando el paisaje del Puerto Viejo,
escribo:

Hoy,
cuando mi yo vagaba por el valle,
el eco repetía tu nombre,
sopló el viento sur
lo clavó en la ladera de las montañas aún dormidas.

Caminé,
perdido por dolidas calles, ¡Náufrago de tu amor!
Alcancé, a mi sombra que corría deshojando las últimas rosas rojas,
que te regalé, al subir al barco que te alejó,
vistiéndome con ella, volví a la realidad.

Cantaron los gallos,
la ciudad lentamente despertaba, resucitó su rutina.
Los sonidos de la mañana, se colaron en mi delirio,
mire mi rostro en el espejo, ¡Tu rostro reflejó!

Repicaron las campanas del antiguo monasterio
Y
Oré…oré.


Amir Ibn Tawfik 
Octubre 2011 Lebanese Union of Overseas for the Sovereignty of the Lebanon 
Project Manager / Research Assistant 
Lebanese Emigration Research Center (LERC) 







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