lunes, 13 de mayo de 2013

RAFAEL VARGAS GONZÁLEZ [9811]



Rafael Vargas González, escritor, poeta y crítico literario español, nació en la aldea minera de Minas de Perrunal (Calañas, Huelva) el 13 de julio de 1939.
Emigrante andaluz en Cataluña desde 1958 hasta 1999 donde dirigió el programa radiofónico "Al encuentro de la Poesía" y formó parte del grupo poético "Diapasón", al igual que de la Asociación Prometeo de Poesía. En la actualidad es miembro de la Asociación de Críticos Literarios de Andalucía (ACLA) y presidente de la Asociación Literaria Huebra.

Poesía

Ha publicado en solitario los siguientes libros de poesía:

Las nanas del galeote. (Barcelona : El autor, 1988)
La plenitud fugaz de la mariposa. (Béjar, Salamanca : El Sornabique, 2000)
Poemas para una queja. (Aracena : Asociación Literaria Huebra, 2005)
Los motivos del lobo. (Aracena : Asociación Literaria Huebra, 2007)
Está incluido en las antologías:
Versos y Voces de Prometeo. (Madrid : Zenit, 1991)
I fuochi di Prometeo (Los fuegos de Prometeo), a cura di Michele Coco, maggio 1994, (Col. “I quaderni di Abanico : Poeti contemporanei spagnoli; 1”).

Prosa

En prosa hay que reseñar la colección de relatos autobiográficos:

Trozos de mi infancia. (Barcelona : El autor, 1984)
Crítica e investigación
Como antólogo y crítico literario destacan:
Entre el sueño y la realidad : conversaciones con poetas andaluces. (Sevilla : Guadalmena, 1992-1994). Publicación que consta de 5 volúmenes y que recoge las entrevistas del programa de radio “Al encuentro de la poesía” que dirigido y presentado por Rafael de Vargas se emitía con carácter semanal en Radio Ciutat de Badalona desde 1984 a 1994
21 de últimas : conversaciones con poetas andaluces. (Aracena, Huelva : Asociación Literaria Huebra, 2001). Con esta publicación el autor pretende dar continuación al proyecto anterior. Estas nuevas entrevistas se emitieron en Radio Aracena (Cadena Ser) entre los meses de mayo a septiembre de 1999.
La Biblioteca de la Huebra : un proyecto de patrimonio literario para la Sierra. En : Patrimonio Cultural de la provincia de Huelva : actas XVI Jornadas del Patrimonio de la Comarca de la Sierra : La Nava (Huelva). Abril de 2001.

También ha realizado diversos estudios sobre el flamenco, recogidos en las obras:

Geografía y origen de los fandangos de Huelva. (Barcelona : 1990)
Tras las huellas del tiempo y de los mitos : el flamenco visto por los flamencos. (Alcalá de Guadaíra : Guadalmena, 1995). Entrevistas.

Premios

Ha obtenido varios premios como creador y algunas distinciones por su labor divulgadora de la cultura andaluza, a la que ha dedicado la mayor parte de su tiempo.
"Fiambrera de Plata" del Ateneo de Córdoba
"Manuel Pacheco"
"Cuenca Minera"
"Blas Infante"




Del libro “Barra libre”
Bohodón Ediciones, Madrid


Tras arrancar setenta calendarios
ya no te engaña el candor de las violetas,
con el éxodo de los sueños
la vida es ya
una muchacha que nos olvidó, 
ya ni recuerdas cuándo adquiriste la locura 
de gastar la existencia 
sembrando fábulas como un dios ebrio.

El tiempo mueve su dolor...
Y cuando te haces con él
y lo guardas en los sargazos del alma
como el ruiseñor guarda el suyo 
para la ribera, hay que imponerse a la fuga.

¿A dónde ir si no a la vida?
Detrás de la muerte sólo hay más muerte.
Que el mármol no nos corrompa 
ni la tramposa inmortalidad tampoco.









DE “21 de últimas”


El tiempo. Quién nos iba 
a decir que el tiempo
nos mataría antes de comenzar. 

El tiempo nos ha contagiado
y sometido. Nuestro tiempo
nos ha condenado a vivir 
una vida que suplanta a la vida,
una jodida metáfora colectiva.
Los niños mueren por culpa del tiempo.

El ahora, es su ahora
y las miserias del poder
con nuestra mansa pasividad,
han programado para ellos
el ayer del porvenir.

Hay en sus ojos
parte de nuestra muerte.










La luz nadie la escoge: llega,
siempre virgen y siempre diferente.
El poema nace de la raíz
del instinto y de la luz.
La luz que lo piensa, 
que le da sentido y lo fija. 
La luz donada que geometriza
la vastedad del lenguaje,
el ritmo, la música
y los alfabetos de la noche.
La luz que deja pasar el infinito
balido del silencio. 
La luz no se ve, es un hecho:
médula, hueso y esencia del poema.
La luz que hace diferente al poeta.











Hubo un día en que quise 
ser viento. 
Vestirme de fina brisa 
con incrustaciones de nube, 
rodar por los siglos
como el azor se coge del aire,
pero los años me ensenaron 
la horizontalidad del agua.

Fundé mi fe en los hombres
y estos se traicionaron,
averigüé su amargura 
y la mía se hizo infinita,
quise para ellos el más alto azul 
y prefirieron la greda, 
pasar los duendes del rocío.

Y reincidieron, una vez y otra, 
como perdidos niños.











Cambio mi vida por el sueño de un niño
o la sombra de las palabras
por el alma de un río
o la flexible gracia del guepardo 
por el lastimero gemido del Stradivanus
o la apasionada tinta de la amapola.
Cambio mi vida por el iris de una perla
o la transparente cruz de la libélula 
por la honda raíz de la siguiriya 
o la angustiosa fugacidad de la mariposa

Cambio mi vida porque no se adonde ir...
¡Decidme, para qué la quiero!
Si pudiera olvidarme de lo visto y oído,
de los dos rostros de la verdad, de tanta nada. 
Elegir nos deja más sedientos. Sí. Ya sé:
al poeta sólo le alimenta el hambre.

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