miércoles, 17 de octubre de 2012

JOSÉ LUIS GADEA (8077)




JOSÉ LUIS GADEA  
Hoski es el seudónimo de José Luis Gadea (Montevideo, Uruguay, 1988). Desde hace años vive en la cercanías de Sauce, Canelones. Es estudiante de Filosofía en la Facultad de Humanidades y docente de Literatura a punto de recibirse. En Literatura, se desarrolla en los géneros narrativo y lírico, recibiendo en los últimos tres años más de siete premios a nivel nacional. Se destacan los dos primeros premios en Narrativa Joven de Casa de los Escritores (2008 y 2010) y el primer premio obtenido en el Concurso Pablo Neruda (organizado por IMSJ y la fundación chilena del mismo nombre) en 2009. Hasta el momento ha editado "Poemas de Amor" (2010, Edición de Autor)y "Hacia Ítaca" (Yagurú, 2011), nouvelle premiada por Casa de los Escritores. Además, Hoski es músico y ha realizado un espectáculo en el cual combina música y poesía propias, presentándose en Montevideo en más de cincuenta ocasiones en los últimos dos años. Actualemente trabaja en un libro colectivo junto a otros escritores jóvenes, es cantante y guitarriste de "La Nelson olveira" y participa de un proyecto que combina música y poesía junto a Mariana Figueroa, Nicolás Acha y Esteban Siri.




Entretenme tanto tedio

la sonrisa profana, el gesto adivinado y sin divinidad
la automatización de tu lengua, de tus metáforas
la falsa retórica de los senos y las manos
decadentes, somnolientas sin sueño
Si puedes ponte perlas en tu boca
para que el beso frío sea un rito consagrado
al dios de los mediocres, de los que ya no sienten
¡No!, no me niegues nota al pie
para que suba leyendo en tu espalda
cuántas formas de aburrimiento existen
para descubrir sin prisa las estrías augúrales de mis días
y olfatear el aire viejo, rebuscado de mis propios poemas
En tu pelo baila mi mano adelantada, recorriendo tus párrafos
pero todo es mero especular, pues me he quedado ciego





Allí donde se une el fango con el cielo

en donde se concibe el cáncer de útero y la putrefacta próstata en potencia
allí, en donde la vida gime y lo demás no importa, allí
donde arde el paladar en hogueras que hemos hecho de nosotros
y toda caricia mutila de manos filosas, de besos que nos pierden;
¡Oh! Lucifer tan bellido y nosotros tan invitados...
A los lechos donde toda tristeza es, mis bicharracos lindos, allí
donde veo pasear nuestra hipocresía, como el hijo idiota de cópulas divinas
como un tutor degradado que nos sacase a ver la vida
como el único desenlace luego de tanta risa y cortejo
de tantos años sin dormir la siesta. Y después de todo
nunca supimos






Me devenirme resaca innombrable

montoncito de tiempo hecho entre trechos de sombra sucia
barro de mi niñez en mis rodillas metafísicas de monstruo
versito aprendido en epístolas freudianas
mutación conciente, vida ausente en esta mañana en que vengo
en que me devengo
(resignación acumulada)
pequeña disfunción de mi alma, desencuentro, papel picado
triste papel picado,
en el rincón del vómito ardiente y la desesperanza de a ratos
en la escoba implacable de mis superyós
en el soplo funesto del Destino, en el soplo masoquista...

Devenirme
y tenerme en brazos como me tuve siempre, con poco cariño
y otra vez
y otra vez
traerme a la vida como me traje siempre, un poco más muerto
un poco más yo desde siempre
un poco más la vieja casa y el aromo...
un poco más ser aquel rezo hoy desgastado, ser aquel rezo
ese que hoy es pelusa tras mi cama de tormentos
ese que hoy no conmoverá dioses, ni diablos, ni gentes, ni nada
ese que hoy es blasfemia, es bronca desconsiderada y poco sutil






Pero ante todo soy naturalista

y escucho el crujir de los hielos en el Polo Norte
el resoplar del oso invernante y el aletear del pez escondido
no descanso
el ojo se pone solo y mi cabeza secunda
el cosmos entero se me abre como una gran vagina

y sé que todo se resume a la brasa del cigarrillo
que no es tan solo una metáfora un invento
sino la metonimia que va goteando sangre
el arjé que da a luz al mundo
y la polilla silenciosa que lo desgarra y traga todo

Soy antes que nada un naturalista
un geógrafo anacrónico
el mismísimo Capitán Parry
¿No me has visto?
Soy el cazabichos (pupila atenta y cercana)
con la nariz por sobre el hormiguero fulgurante de la nada
que en lo más escondido del armario
va escandiendo el batir de la polilla
soy yo, sí
quien despliega como suyas esas alas




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Qué decir
si está todo dicho
y decir no significa nada

una desolación sin metáforas
un malestar sin sarcasmos
la puerta de un baño con pijas e insultos

hacer del verso una piedra
pero cómo
a qué vidrio

(se amontonan los verbos inútiles sobre la mesa
y yo sin poder darles algún sujeto
sin creer en los pronombres personales)

decir
o atragantarse con el pollo en la garganta
qué hacer con esta cosa
que a pesar de todo
no logra sentirse a gusto

relativista de los relativismos
nietzscheano en un mundo de nietzscheanos
unos demasiados posmodernos
otros que te atosigan la oreja
con versos recauchutados

(y este algo que jode lo mismo
y se da vuelta y pecha y patea)

hay un viejo barbudo y borracho
mea en la calle el meo caliente
y aparte de ese, no hay ningún otro sentido
no hay a quien tirarle el logos pasado de fecha
ni el dueño de nada para mandarlo a la mierda

desde dónde decir
decir o decir sobre lo que se dice
o simplemente gritar
con los espacios en blanco

decir 
hacer del verso una bala
sin futuro, ni pasado, ni presente
y pegarse un tiro

Hoski, 1ero de Junio de 2011
A Santiago Pereira







Sed

sed antes del tiempo
y sed el tiempo mismo

y una mañana bañada de signos
que se va elevando sobre el cielo claro
todo se disipa
y la promesa de palpar las cosas
es desmentida para unos ojos cegados

(¿puedo acaso besar la mañana?
¿puedo acaso traer la mañana
cuando ya era en otro sitio
la mañana misma en que había perdido
quién sabe qué otra cosa?)

estoy solo
por decir algo
pues me busco
y tampoco doy conmigo;
me he pospuesto
sin valor para el silencio

pero aquí termina
este el fin de la semiosis
a partir de aquí no puede anhelarse nada
pues este no es un poema
ni sueña con algún tipo de empatía

ni usted ni yo
ni el agua fresca
he aquí el punto final
el antisigno
y más allá el vacío
el mismo de más acá

sed antes del final
sed como verbo
sed saciable con más sed
y Dios es una carie
en un terreno baldío







Pero al final de todo la noche es sorda

y aunque suplico de rodillas mi muerte
nadie acude a sentenciarme
y al final de todo
me quedo solo
desnudo, borracho, cobarde
con el patetismo insoportable del ebrio trascendente
arrastrado por las olas como una botella vieja
como una vodka vacía que suplica un cementerio...

uno no elige ser buzo;
la profundidad se muestra como la profecía al vate
y el sufrimiento sólo es la consecuencia
de un don irrenunciable y sin sentido

toda gracia entonces, todo desgarro
nadar desnudos en la playa a medianoche
con la ambición imposible y la carne que no es ola
el universo todo digo,
y de este lado,
de este lado que abolíamos a fuerza de risotadas y llanto
de este lado nosotros
y sin nosotros ya, ni nada;
la noche calla y me escucho gritando solo
siendo el río furioso,
el rápido filoso de mis pensamientos

otra ola viene, me empuja;
caigo de rodillas lento
con la velocidad que tienen las cosas
            debajo de la superficie
caigo de rodillas,
sin vodka, sin abrigo ni perdón posible
caigo y soy la botella vacía
con el agua al pecho, sin mensaje ni esperanza
sólo caigo y no hay piedad
ni a quién pedírsela





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