domingo, 7 de octubre de 2012

7997.- ITZELA SOSA





Itzela Sosa (Cuernavaca, Morelos, México). Poeta, traductora, ensayista e investigadora social. Autora de Memorias de intemperie (2009), Instituto de cultura de Morelos, Premio a la obra inédita terminada en el rubro de literatura, 2008 y Estancias (2009 CONACULTA editorial eternos malabares). Ha sido traducida y publicada en diferentes idiomas: inglés, francés, portugués y catalán. Ha sido miembro del consejo editorial y colaboradora de distintas publicaciones literarias y culturales en el estado de Morelos entre ellas: Mala Vida Mester de junglaría, Postal, El ojo y El correo cultural. Poemas suyos han aparecido en antologías, revistas literarias, periódicos nacionales e internacionales.




EN EL MUELLE

A lo lejos
un piano llora
la vida recreándose en sus notas

Hoy sobran los permisos
el sonido del mar
lo que pudiera ser un juramento
un código
una oración
y el hambre de seguir
estas ganas de rasgar una salida al laberinto

El piano llora para sí
yo también lloro.






La respuesta

A Rosario Castellanos

Cesar de girar
de abrir el cuerpo
hacia la líquida noche de los locos

En este punto
el dolor sigue siendo una pregunta
una mujer o un hombre 
que a tientas en el agua 
se deshoja

Cesar de girar
los muelles hablan
dicen que las manos son el mar 
que nos responde
con la propia    propia carne 
las preguntas.





Memorias de intermperie

Cuernavaca: Instituto de Cultura de Morelos, 2009
(La Hogaza, 1)



La víspera
       
                        A mi abuela, Lorenza Durán

Este olor que ondula en los pasillos
en la curva menguante de los ojos

Olor urgente
                        repentino

de los que se van quedando atrás
en la otra orilla
con la noche
                         atônitos                          abiertos

Olor de túnel
de mar revuelto como un óleo absurdo

Olor que cimbra
                            que irrumpe
                                                  que estremece

Olor de alforjas
que casi nunca preparamos
para quedarnos
para mirar partir
para extender las manos
como se extiende este olor
en los cristales y en las cosas
y en este no saber

Este olor de almohadas y de sillas
que van quedando vacías y silentes en la casa
olor que nos trasciende y dice
      ayer          hoy         mañana
siempre            siempre     siempre









En los párpados

                                Hablamos pájaros
                                       pájaros crispados
                                       vuelan sombra adentro de nosotros
                                                               MARIA BARANDA

En los párpados se guardan los augurios
lo inminente con su vuelo de presagios
la marcha púrpura del sol tarde con tarde

En los párpados
nace una espesura súbita
un corredor que apunta a la vía láctea
una bandada de pájaros
que entre sus alas
nos abriga
nos mantiene tibios
nos alumbra







Variación de las revelaciones del verano

Días como collar de perlas agrisadas
que se estiran dejando marcas y señales en el cuerpo

Días muralla
en los que se hurga en el misterio
y se madura la muerte en cada esquina
en cada encogerse y replegarse hacia adentro

Días en los que no hay a quién ofrendarle
la sorpresa
            el desamparo
el frío
            el estupor
días
en los que el mundo retumba y estalla en el espejo






REVELACIONES DEL VERANO

Mirando de reojo a la locura
se aprende a decir ¡Basta!
no son de sal los pájaros
ni la velocidad del trueno que nos parte
ni esta orfandad que pende
del rompecabezas de la vida
ni las caricias que no llegan nunca
a este precipicio vertebrado
ni a estos ojos por los que pasa el mundo indiferente

el carnaval del mundo
como un desfile que lo desnuda todo con su paso
las máscaras
la piel
la carne
los tambores

esta resonancia insomne de tambores y disfraces
que oscilan al filo del verano
como la arena en los relojes
como la locura y noviembre
en este precipicio vertebrado.

Mirando de reojo
abruptamente
el zumbido que se agolpa en los espejos.








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