jueves, 27 de septiembre de 2012

7945.- JOSÉ MARÍA TRUJILLO




José María Trujillo nació en la ciudad de Buenos Aires en julio de 1958. Finalizó sus estudios médicos en 1981. Ha transitado en la profesión la clínica médica y actualmente se dedica a la práctica de la homeopatía en su consultorio. Como docente universitario ha dictado cursos y realizado investigación en historia de la medicina universal y nacional. En la actualidad continúa enseñando biología a estudiantes de la carrera de psicomotricidad. Publicó cuatro libros de poesía: la serie de tres volúmenes de los Poemas heterogéneos (2004, 2008, 2009) y El deseo dice su nombre (2009).




Poemas Heterógeneos 


KIERKEGAARD A LA MADRUGADA

En la noche lúcida, 
Que no acepta sobornos ni disfraces,
Pienso en los abismos que me son confiados.
Fue asomarme a los propios
Lo que permite sentirlos.
Ya no sé cuáles estremecen más.
Temor y temblor, dijo el danés,
Y sobre la desolación hizo un tratado.
Angustias subjetivas y objetivas se unifican
Y es entonces cuando creo escucharlo:
“Yo busqué la comunión de la familia,
Mas inútilmente, pues no me fue dado”.
El fantasma se evapora. Y yo
Le pregunto al silencio, que ruge:
¿Por qué me dice eso a mí? A mí,
Que ni siquiera lo he intentado...

(Epistolario y evocaciones)






VÉRTIGO CIRCULAR

Curioso fenómeno de postas
Resulta la vida.
Esas hermanas que se ríen
Ya lo han hecho muchas veces
Y lo harán por siempre.
El sabor de la ciruela
Y el del café son eternos
Pero hoy o mañana alguien
Los descubrirá por primera vez.
Como las imágenes que reverberan
En los espejos enfrentados,
Infinitas parejas de amantes
Descansan felices después de gozar.
Unas manos escriben, con dudas,
La exasperante certeza
De que algún día, siempre,
Todos nos han de olvidar.

(De instantes y certezas)





ALFA Y OMEGA

La golondrina vuela en círculos.
Como atontada, sus alas, espásticas,
Vuelven al poste de luz.
¿Será uno de sus primeros vuelos?
¿O quizá alguno de los postreros?
Notable similitud del principio y el fin.
Pero uno es promesa que se ignora.
Y el otro, nostalgia del tránsito
Culminado ya, cumplido.
¿Entre ambos?
Ojos que ven cómo se escurre
El vuelo firme y sostenido
Que parecía incólume, perpetuo.

(Poemas del norte)






ADAGIO

Triste dulzura.
Dulce tristeza.
Vacío de ti,
Agotado, inerte.
Calvario anunciado
Del amor que se va.

(Poemas de amor perecedero)







DIÁLOGO INCONCLUSO

Cada tanto, mirarse en el espejo
Resulta un ejercicio del asombro.
Sin vértigos, aclaremos, conducentes 
A otras dimensiones fantásticas. 
Tampoco el instante se prolonga
En repetidos interrogantes a lo Hamlet
(No hay además regicidios ni está Ofelia
En el reducido espacio de mi baño).
Sólo la sorpresa de estar allí,
De constatar que el gesto cotidiano
Corrobora la existencia.
Resultó ser amigable, con los años,
Este rostro que parece decir algo. 
No atino, sin embargo, a darme cuenta.
Lo saludo, y sigo con mis cosas...

(De vida y de muerte)





HOGUERA DE VANIDADES

Los genes de los Médicis
Portaban, década tras década,
Amor por el arte libre y laico.
(¡También por el poder!)
El Magnífico fue mecenas
De aquellos que hicieron la
Fama y la pompa cristianas:
Botticelli, devoto de Venus 
Más que de las santidades; 
El joven Leonardo, ya genio,
Y Buonarotti adolescente.
Astutos marchands fueron
Los cardenales, opulentos
En ropajes, mesa y amores. 
Mientras coronados papas
Se atareaban en guerras y negocios,
Frailes apocalípticos y desquiciados
(Notable fervor de anuncios funestos 
Acompaña siempre a la humanidad)
Pedían fuego para salvar almas perdidas.
El monje Savonarola aterrorizó a Lorenzo 
Con sus entusiasmos ígneos, aunque la pira
Terminó brindándole servicio a él mismo.
Gloria in excelsis Deo clamaban a coro
En pinturas con Madonnas voluptuosas,
Banquetes refinados y fanáticos incendios.
Si ha de existir una jornada de juicio celestial,
¿Qué les dirá el homenajeado a todos ellos?

(Católica variedad)





LLORA ORIHUELA

¿Fue tan clara tu misión
Que desde niño supiste
Que serías trovador, y a
Las cabras diste entonces
Tus silbidos de llamada,
Primeros de los poemas
Del pastorcillo cantor?
¿Fue la maleta cargada
Del especialista en lunas
La que a Madrid te llevó,
O te buscaba ya entonces
La amistad de los poetas
Con los cuales disfrutar
Durante el día y la noche 
Paseos, risas, cuartetas?
Vino la letra y la lucha,
Vino la cárcel infausta.
¿Fue la amada calavera
De ese tu querido amigo  
Una especie de anticipo?
¿Fue profecía sin suerte
Que tanto tú te ocuparas
En los libros que creaste
De la inevitable muerte?
Que si es cierto que ella
Toca a todos sin excepción
No era justo que te fueras
Con un hijo en el regazo,
Desconsolada tu esposa,
Sin homenaje o canción.
Miguel Hernández, poeta:
No te mataron los miasmas
Ni los enfermos pulmones.
Te mató el odio cerril,
Te mataron los matones.
En eso convierte al hombre 
La infame, pútrida guerra.
Mas la que asesina hermano,
No hay otra peor que esa. 
Como tu clarividente rayo,
Esta ¡ay! nunca cesa...

(Madre patria, materna poesía)





ÚLTIMO TRAMO

“El más hondo fundamento de la medicina es el amor...”
PARACELSO

A todos los que supieron dárnoslo

Ahí estabas vos, viejo,
Enseñando cómo se puede morir:
Lucidez, serenidad, coraje y sonrisas...
Estaban también tus médicos de siempre.
Pero ahí estuvieron además estos nuevos
Amigos que tu partida nos hizo conocer.
Hay palabras que son elocuente reemplazo
Para medicina, enfermería, cuidados paliativos.
Y todos sabemos reconocerlas: bondad humana.
Abrazados ellos nos tuvieron mientras duró tu viaje.
Imagino que hablamos con vos de ésto y me decís,
Asintiendo emocionado: “Realmente, tenés razón...”

(Inicio con ausencia)





ACCIÓN TERAPÉUTICA

“¡Qué rally tuvo usted hoy...!”,
Me dice la doctora en despedida.
Salgo de una nueva andanada:
Doble extracción y sendos implantes.
(Al menos la contabilidad es hoy neutra.)
Regreso en el colectivo medio vacío
Por un veraniego barrio de Mataderos;
Suben dos hermanos algunas paradas después.
El más chico, con su gorra verde y su energía,
Carga orgulloso una pelota de basquet
Que le ocupa medio cuerpo trasladar.
Se sienta junto a la ventanilla, y me sonríe.
Llega el mayor, adolescente que lo cuida,
Le acepta bromas y lo abraza amorosamente.
El pibe siente su cariño cómplice… y sonríe.
Parece que asumiera misión de brindar alegrías:
Con ojos inspirados dice algo y espera que lo mire
En mi condición de imprevisto y muy breve amigo:
Como ya se bajan, decide regalarme otra cara feliz.
Se entusiasma porque podrá ahora pulsar el timbre
Y lanza su última sonrisa cuando le deseo buen partido.
Me da dado tal vitalidad gozosa que estoy ya aliviado
Y en añadidura convencido por su benéfica sugestión:
¡Tengo desde ahora menos dolor y no habré de padecer
Efectos colaterales de antibióticos y Ketorolac sublingual!

(Poemas dentales)




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