viernes, 22 de junio de 2012

7125.- JOEL JORGE PRADO ROSALES


Joel Jorge Prado Rosales
Bayamo. Cuba. 23. 11. 1970. Poeta. Trabaja como jefe de la editorial en el Centro de Promoción del Libro de Bayamo, Granma. Graduado en Lengua Inglesa. Es guionista de la emisora provincial Radio Bayamo. Ha participado en importantes concursos a nivel municipal, provincial y nacional. Obtuvo Mención  en la XIII Edición del Concurso Nacional de Poesía “Regino Pedroso”, septiembre de 2009, y el Primer Premio en el IV Concurso Provincial de Literatura “Letras del Cauto”, en Río Cauto; Primer Premio en la XXX Edición del Concurso Provincial de Literatura “Batalla de Guisa”; Mención en el XIV Concurso “Luis Díaz Eduardo” celebrado en Jiguaní, así como Mención en el Encuentro Debate de Talleres Literarios Municipal Bayamo, todos en el género de poesía. Obtuvo el Segundo Premio en el Concurso Provincial de Literatura “Espejo de Paciencia”, en el género de poesía y Primer Premio en el género de Ensayo, celebrado en Yara, Granma. Ha publicado los trabajos Ochenta años sin soledad y Enigmas de las puertas, respectivamente, para el suplemento Vértice, de nuestra provincia y la crítica literaria Crítica inconclusa en la revista Ventana Sur. Trabajos suyos aparecen publicados en páginas digitales en La isla y la espina. Es colaborador del canal de televisión territorial CNC de Bayamo.







INTERMEZZO

No quiero que la muerte me imponga el tránsito hacia la eternidad,  a la persistencia del alma, como si los designios de Dios fueran insondables, manchados de irreverencia verbal,  como si estuviera vedado mirar por la hendidura de la puerta del cielo y la antigua átropos hubiese decidido enfundar la tijera de cada día y  dejara un riada de óbitos, aceptando la inmortalidad del cuerpo.
No deseo discutir si la muerte fue nuestra de nacimiento o si simplemente reservó un pasaje terrenal para fijarse en nosotros, como si el sosiego estuviera ilimitado, oculto tras  banderas  o  crujidos de látigo que tanto exhaltan a los espíritus marciales, sin dejar algún sobre desclasificado en la santidad que termina en callejones sin salida, donde un día las familias descansarán sabiendo que sus muertos-vivos se convertirán en vivos-muertos, como hojas desprendidas de otoños pretéritos.
Todavía espero a  la última de las muertes, la soberana, la intangible para mi desnudez,  la que arruinará el universo, la que realmente vencerá el nombre de la muerte, aún cuando no haya nadie para enunciarla, para sepultarla. En esta estrechez del prodigio lo demás no deja de ser una circunstancia ínfima, intrascendente…

PREMIO EN EL CONCURSO NACIONAL REGINO PEDROSO.






ALGUIEN VOLÓ SOBRE UN NIDO DE RATAS
                                                                                           
He pecado entregando a un inocente.
                                                                                                                                                         JUDAS ISCARIOTE            

I

en el país de lenguas condenadas las palabras se triplican en la balanza de la urdimbre                                              son fardos    voz sobre mapas donde bullen los ojos de Dios como tímpanos en ruidos de paredes
queda la herejía a merced de los arcanos    pero también el cielo ajusta sus cuentas     las estatuas aborrecen la brisa  el guiño compartido en transeúntes  las poltronas no soportan el letargo de las almas cuando el telón besa el umbral    la impostura   nadie guarda la expiación  ni secretos en los bolsillos    ya nadie apuesta por el anverso de la moneda que tintinea quemada por la vendimia.

II

quién te ordenó, Kazan, el reposo de tanta guerra   si olvidaste las salvas tras las cámaras   la Depresión   fuiste el rostro disperso entre pasquines amarillentos cuando el agua de los muelles no empantanó el báculo de inquisidores   hipotecaron el escondrijo de ratas ahuyentadas en su aquelarre   en qué tranvía se fueron los bastardos furtivos   las estaciones  sin geografía   quién te salvará, Kazan, informer de tu soliloquio cuando sepas que a diez listas bajo tierra encontrarás intacta la navaja que aún cercena tu historia.










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