lunes, 20 de diciembre de 2010

2556.- ERICA JONG



Erica Jong



(Nueva York, 1942) Escritora estadounidense. Hija de judíos escapados de Rusia, su madre, pintora de profesión, le inculcó a ella y a sus hermanas el feminismo. Se graduó en el exclusivo Barnard College y posteriormente obtuvo el doctorado en Literatura inglesa del XVIII en la Universidad de Columbia (Nueva York). Fue miembro del Departamento de Inglés de la Universidad de la Ciudad de Nueva York, en los períodos 1964-65 y 1969-70.

Cultivó todos los géneros, desde la poesía y el ensayo hasta novela. Entre los libros de poemas que ha publicado destacan Friuts and Vegetables ( 1971); Half-Lives (1973), At the Edge of the Body (1979) y Ordinary Miracles (1983). Pero fue la novela Miedo a volar (1973) la que le dio la fama. En ella trata, en tono picaresco, una serie de experiencias y aventuras sexuales que causaron sensación y escándalo por lo explícito y escasamente convencional del tratamiento del tema. Erica Jong se convirtió en el símbolo de la liberación sexual femenina de los años 70. Traducida a 22 lenguas, la escritora norteamericana llegó a vender 10 millones de ejemplares de la novela.

Posteriormente publicó Loveroot (1975); How to Save Your Own Life (Cómo salvar su propia vida, 1977); Fanny (1980), libro que estuvo en la lista de los best-sellers durante más de un año; Sereníssima; Paracaídas y besos, y Canción triste de cualquier mujer (1990). En noviembre de 1995 publicó Miedo a los cincuenta. En este último libro, Jong realiza un amplio retrato de la mujer norteamericana cuando se acerca a los cincuenta, a través de su propia biografía. En 1999 salió a la calle Bendita memoria, una saga de cuatro mujeres, bisabuela, abuela, madre e hija, que abarca todo el siglo XX.


Traducciones de Beth Miller
http://www.materialdelectura.unam.mx/

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Los mandamientos

No querrás de veras ser poet(is)a.
Primero, si eres mujer, tienes que ser
tres veces mejor que cualquiera de los hombres.
Segundo, tienes que acostarte con todo el mundo.

Y tercero, tienes que haberte muerto.

Poeta masculino, en conversación.

Si una mujer quiere ser poeta,
debe dormir cerca de la luna a cara abierta;
debe caminar a través de sí misma
estudiando el paisaje;
no debe escribir sus poemas con sangre
menstrual.
Si una mujer quiere ser poeta,
debe correr hacia atrás en torno al volcán;
debe palpar el movimiento a lo largo de sus
grietas;
no debe conseguir un doctorado en sismografía.
Si una mujer quiere ser poeta,
no debe acostarse con manuscritos
incircuncisos;
no debe escribir odas a sus abortos;
no debe hacer caldos de vieja carne de
unicornio.
Si una mujer quiere ser poeta,
debe leer libros de cocina francesa y legumbres
chinas;
debe chupar poetas franceses para refrescar su
aliento;
no debe masturbarse en talleres de poesía.
Si una mujer quiere ser poeta,
debe pelar los vellos de sus pupilas;
debe escuchar la respiración de hombres
durmientes;
debe escuchar los espacios entre esa respiración.
Si una mujer quiere ser poeta,
no debe escribir sus poemas con pene artificial;
debe rezar para que sus hijos sean mujeres;
debe perdonar a su padre su esperma más
valiente.





Envidia del pene

Envidio a los hombres que pueden anhelar
con infinita vaciedad
el cuerpo de una mujer,
que esperan que su anhelo
haga un niño,
que su oquedad misma
fertilice lo oscuro.
Las mujeres no se hacen ilusiones sobre esto,
ya que son a la vez
casas y túneles,
copas y las que escancian el vino,
ya que conocen el vacío como estado temporal
entre dos plenitudes,
y no ven en ello ningún romance.
Si yo fuera hombre,
condenado a esa infinita vaciedad,
y no teniendo alternativa,
encontraría, como los otros, sin duda,
una mujer
para bautizarla Vientre de Luna,
Madona, Diosa del Cabello de Oro
y hacerla tienda de mi deseo,
paracaídas de seda de mi lujuria,
icono ojiazul de mi sagrada comezón sexual,
madre de mi hambre.
Pero ya que soy mujer,
debo no sólo inspirar el poema
sino también escribirlo a máquina,
no sólo concebir al niño
sino también darlo a luz,
no sólo dar a luz al niño
sino también bañarlo,
no sólo bañar al niño
sino también alimentarlo,
no sólo alimentar al niño
sino también llevarlo
a todas partes, a todas partes...

mientras que los hombres escriben poemas
sobre los misterios de la maternidad.

Envidio a los hombres que pueden anhelar
con infinita vaciedad.





Mejores amigos

Los hicimos
con la imagen de nuestros miedos
para llorar en las puertas, en las despedidas-
aún las más breves.
A rogar por comida en la mesa
y para mirarnos con esos ojos
enormes dolorosos,
y para quedarse a nuestro lado
cuando nuestros hijos nos huyen,
y para dormir en nuestras camas
en las noches más oscuras,
y temblar cuando truena
como nosotros en nuestros
miedos infantiles.

Los hemos hecho de ojos tristes,
amorosos, leales, miedosos
de la vida sin nosotros.

Hemos cultivado su dependencia
y pena.
Los mantenemos como recordatorios de nuestro miedo.
Los amamos
como los anfitriones sin reconocimiento
de nuestro propio terror
de la tumba-y del abandono.

Sostén mi pata
que me estoy muriendo.
Duerme sobre mi ataúd,
espérame,
con ojos tristes
en medio del camino
que hace curva más allá de la pared del cementerio.

Te oigo ladrar,
yo escucho tu aullido luctuoso-
oh, que todos los perros que yo he amado
lleven mi ataúd,
aúllen al cielo sin luna,
y se acuesten conmigo durmiendo
cuando me haya muerto.

Traducción Cecilia Ruiz de Rí­os, publicado en Bolsa Cultural (enero, 2001)




El fin del mundo
 
                     "Te escribo desde el fin del mundo"
                            HENRI MICHAUX

Aquí, en el fin del mundo,
las flores sangran
como si fueran corazones;
los corazones exudan una oscuridad
parecida a la tinta china
donde los poetas mojan sus plumas
y escriben.

"Aquí, en el fin del mundo",
escriben,
sin saber lo que significa.
"Aquí, donde el cielo mama leche negra,
donde las chimeneas alimentan el cielo,
donde los árboles tiemblan aterrorizados
y la gente llega a parecérseles..."

Aquí, en el fin del mundo,
los poetas sangran.
Se supone que sangrar y escribir
son la misma cosa;
se supone que cantar y sangrar
son la misma cosa.

¡Escríbenos una carta!
¡Envíanos un paquete de comida!
Confórtanos con proverbios o fruta azucarada,
háblanos de un Dios.
Distráenos con teorías del arte
que nadie puede probar.

Aquí, en el fin del mundo,
tenemos las cabezas vacías,
y el viento las atraviesa
como fantasmas
en una casa encantada.

Del libro Poesias. Ed. Grijalbo.






Autorretrato

No se trata de una mujer esbelta,
pero su piel era leche
mezclada con mermelada de fresa,
y entre sus piernas había nacido la palabra púrpura,
y su cabello era del color del trigo y la mantequilla.

Sus ojos eran oscuros como el Atlántico Norte.

Aprendió las intraducibles palabras del alba.
Estudió sus propios miedos y escribió sus versos.
Utilizó el hueco de su corazón para hacer música de viento.
Edificó casas de libros sobre su sótano vacío.

Primero se alimentó de su musa,
luego se transformó en su propia madre.

Del libro Poesias. Ed. Grijalbo.





Catching Up

We sit on a rock
to allow our souls
to catch up with us.

We have been traveling
a long time.

Behind us are forests of books
with pages green as leaves.
A blood sun stares
over the horizon.

Our souls are slow.
They walk miles behind
our long shadows.

They do not dance.
They need all their strength
merely to follow us.

Sometimes we run too fast
or trip climbing
the rotten rungs
in fame's ladder.

Our souls know
it leads nowhere.

They are not afraid
of losing us.





The Central Passion

What is the central passion
of a life?
To please mummy & daddy?
To find a home for their furniture?
To found a family of one's own,
possibly a dynasty?
To fill the world with more books
that have no readers
or books that have too many
& kill
too many trees?

What is the passion
that drives us
as the wind drives
a winged seed?
To reproduce ourselves,
then die?
To meet God once
if only in a dream?
To reach enlightenment
through pain
or pleasure?

Or perhaps just
to question
as I am doing now,
& to teach by questioning. . .

Yes-- this is both passion
& power
enough.







Autobiographical

The lover in these poems
is me;
the doctor,
Love.
He appears
as husband, lover
analyst & muse,
as father, son
& maybe even God
& surely death.

All this is true.

The man you turn to
in the dark
is many men.

This is an open secret
women share
& yet agree to hide
as if
they might then
hide it from themselves.

I will not hide.

I write in the nude.
I name names.
I am I.
The doctor's name is Love.




Diecisiete advertencias en busca 
de un poema feminista


1. Cuídate del hombre que critica la ambición; los dedos 
le hormiguean dentro de los guantes.

2. Cuídate del hombre que critica la guerra por entre los dientes 
apretados.

3. Cuídate del hombre que critica a las escritoras; su pene 
es pequeño y no sabe escribir.

4. Cuídate del hombre que quiere protegerte; te protegerá de todo, 
menos de sí mismo.

5. Cuídate del hombre que sabe cocinar; llenará tu cocina 
de cacerolas grasientas.

6. Cuídate del hombre que ama tu alma; es un estúpido.

7. Cuídate del hombre que critica a su madre; es un hijo de puta.

8. Cuídate del hombre que dice "hijo de puta" como si fuera 
una sola palabra; es un fracasado.

9. Cuídate del hombre que ama demasiado la muerte; 
se está asegurando.

10. Cuídate del hombre que ama demasiado la vida; 
es un tonto.

11. Cuídate del hombre que critica demasiado a los psiquiatras; 
tiene miedo.

12. Cuídate del hombre que confía demasiado en los psiquiatras; 
les debe dinero.

13. Cuídate del hombre que elige tus vestidos; quiere llevarlos.

14. Cuídate del hombre que te parezca inofensivo; te sorprenderá.

15. Cuídate del hombre al que sólo le importan los libros; se correrá 
como una gota de tinta.

16. Cuídate del hombre que escribe floridas cartas de amor; 
está preparándose para años de silencio.

17. Cuídate del hombre que elogia a las mujeres liberadas; 
está pensando en dejar su trabajo.




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