miércoles, 1 de diciembre de 2010

LUCIAN BLAGA [2.213]




Lucian Blaga 



(1895-1961) fue un poeta, dramaturgo y filósofo rumano. Es considerado uno de los grandes poetas rumanos del siglo XX (identificándose como estilo con el expresionismo) y es el primer filósofo rumano que desarrolló un sistema. Aplicó sus teorías filosóficas en varias poesías, especialmente el "conocimiento luciferico" (opuesto al conocimiento racional, científico, que representa la luz, la claridad y que de esta manera destruye los misterios del universo). Fue elegido miembro de la Academia Rumana en 1936 y en 1956 fue nominado por la Academia Sueca para recibir el premio Nobel de Literatura.

En el 9 de mayo de 1895 Lucian Blaga nace en Lancrăm, un pueblo de la región de Alba, en Transilvania (entonces parte del Imperio austrohúngaro). Fue hijo de un sacerdote ortodoxo con preocupaciones culturales, su madre proviniendo también de una familia de tradición eclesiástica. Como alumno, fue primero de su clase en la escuela alemana de Sebeş, ciudad situada relativamente cerca de su pueblo natal. En este período conoce la vida de los campesinos rumanos y paisajes montañosos, que dejan en su espíritu una huella observable en su obra.

En el colegio "Andrei Şaguna" de Braşov, sigue siendo un alumno notable, aunque la separación de su familia acentúa su tendencia a la introversión y su gran sensibilidad. Su salud está constantemente en peligro (mejorará con el tiempo) y por tanto Blaga contempla el problema de la muerte desde muy joven. En toda su obra se observa un amor, un deseo inmenso de vivir, mientras que su vida solitaria lo lleva a profundizar sus lecturas de literatura y filosofía. Viaja a Italia y Austria en interés de estudio y en 1917 es admitido en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Viena.

Estudia filosofía y, como asignatura secundaria, biología. También va con frecuencia a los cursos de historia del arte y estética. El 1 de diciembre de 1918 participa a la Gran Asamblea Nacional que votó la unión de Transilvania con Rumania. En 1919 hace su debut editorial como poeta y filósofo y en 1920 consigue el título de doctor en filosofía con su tesis "Kultur und Erkenntnis" ("Cultura y conocimiento"). Los años universitarios también son los años del gran amor para Cornelia Brediceanu y en 1920 los dos se casan.

Entre 1920 y 1924 vive en Cluj, activando en dominios como poesía, filosofía y periodismo, colaborando en varias revistas literarias. Recibe un premio de la Academia Rumana para "Poemele luminii" ("Los poemas de la luz"), su primer volumen de poesías y para "Pietre pentru templul meu" ("Piedras para mi templo"), colección de aforismos.

En 1924 publica un nuevo volumen de poesías, "In marea trecere" ("En la gran transición") y tiene lugar el estreno de su obra de teatro "Zamolxis" en el teatro húngaro de Cluj. También colabora en el periódico checo "Prager Presse" con artículos sobre la vida cultural de Rumanía.

En 1925 publica sus obras de teatro "Daria" y "Fapta" ("La hazaña") y los volúmenes de ensayos filosóficos "Fenomenul originar" ("El fenómeno originario") y "Feţele unui veac" ("Las caras de un siglo").

En 1926 colabora en la revista "Banatul" de Timisoara y en "Universul literar" y publica la colección de artículos "Ferestre colorate" ("Ventanas coloreadas"). Es nombrado agregado de prensa en la legación rumana de Varsovia y colabora en periódicos polacos.

En 1927 Blaga es trasladado a la legación rumana de Praga (el año siguiente será trasladado a Berna, donde permanecerá, como agregado y después como secretario de prensa, hasta 1932). Es publicado "Meşterul Manole"("El Maestro Manole"), una reinterpretación de "Monastirea Argeşului", una obra maestra del folclore rumano. El estreno es en 1929, en el Teatro Nacional de Bucarest. También es representado en el Teatro Municipal de Berna. En el mismo año publica su volumen de versos "Lauda somnului" ("Elegio del sueño").

En 1930 es publicado el estudio filosófico "Daimonion" y la obra de teatro "Cruciada copiilor" ("La cruzada de los niños"), cuyo estreno es en el Teatro Nacional de Cluj, en el 16 de abril. Nace la hija del poeta, Dorli.

En 1931 publica "Eonul dogmatic" ("El eón dogmático"), la primera parte de "Trilogia cunoaşterii" ("La trilogía del conocimiento"), parte de su sistema filosófico. Entre 1932 y 1937 regresa a Viena como secretario de prensa y después consejero de la legación rumana.

En 1933 son publicadas "La cumpăna apelor" ("Al equilibrio de las aguas") y la segunda parte de "La trilogía del conocimiento", "Cunoaşterea luciferică" ("El conocimiento luciferico")

En 1934 termina su trilogía, publicando "Cenzura transcendentă" ("La censura trascendente") y publica la obra de teatro "Avram Iancu". "El Maestro Manole" es representado en el idioma polaco en Leópolis.

En 1935 es el estreno de su drama "Avram Iancu" en el Teatro Nacional de Cluj (1 de febrero) y en el Teatro Nacional de Bucarest (15 de septiembre). Blaga recibe "El Gran Premio Hamangiu" de la Academia Rumana.

En 1936 aparecen (en enero y diciembre) los primeros dos volúmenes de "Trilogia culturii" ("La trilogía de la cultura") : "Orizont şi stil" ("Horizonte y estilo") y "Spaţiul mioritic" ("El espacio mioritico", referencia al lugar del poema popular "Mioriţa" en la cultura rumana). Blaga es elegido miembro activo de la Academia rumana.

En 1937 Blaga presenta su discurso de acceptación en la Academia : "Elogiul satului românesc" ("Elogio del pueblo rumano"), ligado a una afirmación que hace en una de sus poesías : "Yo creo que la eternidad nació en el pueblo". Es transferado en la legación rumana de Berna. Termina "La trilogía de la cultura" con "Geneza metaforei" ("La génesis de la metáfora") y "Sensul culturii" ("El sentido de la cultura").

En 1938 es publicado su volumen de poesías "La curţile dorului" ("A las cortes de la añoranza") y es nombrado profesor de filosofía de la cultura en Cluj. En 1939 es publicado el volumen "Artǎ şi valoare" ("Arte y valor"), que será integrado en "La trilogía de los valores". Concluye su carrera diplomática y Blaga permanece profesor en la Universidad de Cluj.

En 1940, después del Dictado de Viena, Blaga se muda a Sibiu, donde funciona temporalmente la Universidad de Cluj. Publica "Diferenţialele divine" ("Las diferenciales divinas", el primer volumen de "Trilogia cosmologică" ("La trilogía cosmológica").

En 1941 es publicado el volumen "Despre gândirea magică" ("Sobre el pensamiento mágico"), perteneciente a "La trilogía de los valores". En 1942 presenta conferencias en las universidades de Viena y Praga. Son publicadas la edición definitiva de la obra poética de Blaga, "Poezii" ("Poesías") y de la obra dramática. "La trilogía de los valores" es continuada con los volúmenes "Ştiinţă si creaţie" ("Ciencia y creación") y "Religie si spirit" ("Religión y espíritu").

En 1943 publica su volumen de poesías "Nebănuitele trepte" ("Los escalones insospechados") y en 1944 su obra de teatro "Arca lui Noe" ("El arca de Noé").
En 1945 es publicada una colección de aforismos, "Discobolul" ("El discóbolo"). Escribe la obra de teatro "Anton Pann". Es publicado en Helsinki un volumen de poesías de Blaga, bajo el título "Aura ja huilu". Es la primera publicación de poesías de Blaga en otro idioma.

Entre 1945 y 1948 Blaga presenta en Cluj conferencias públicas acerca de personalidades como Dimitrie Cantemir, Nicolae Titulescu o Maxim Gorki.

En 1946 Blaga regresa a Cluj, después de una ausencia de 6 años. Termina "Hronicul şi cântecul vârstelor" ("La crónica y la canción de las edades"), obra que había empezado en 1945. Se publica "La trilogía de los valores", mientras que "Horizonte y estilo" es traducido en italiano y publicado en Milán.

En 1948 publica la segunda parte de "La trilogía cosmológica", "Aspecte antropologice" ("Aspectos antropológicos") y en 1949 es nombrado profesor en el Instituto de Historia y Filosofía de Cluj.

Entre 1949 y 1953 elabora su estudio sobre "El experimento y el espíritu matemático", desarrollando ideas y temas que había planteado en "Ciencia y creación".

En 1950 escribe un libro intitulado "Los pensadores rumanos en la Transilvania del siglo XVIII", que aparecerá después de su muerte. Empieza a traducir "Fausto" de Goethe, poeta y pensador para el cual Blaga sentía una gran admiración.

En 1951 es nombrado bibliotecario-jefe de la Biblioteca de la Academia de Cluj, una filial de la Biblioteca académica. Entre 1954 y 1958 trabaja en varias traducciones y artículos para la revista Steaua. En 1958 llegan a la imprenta dos volúmenes de las "Obras" de Lessing, en la versión de Blaga.

En el 6 de mayo de 1961 muere Lucian Blaga y es enterrado en Lancrăm.

Poesía

"Los poemas de la luz" (1919)
"Los pasos del profeta" (1921)
"En la gran transición" (1924)
"Elogio al sueño" (1929)
"Al equilibrio de las aguas" (1933)
"A las cortes de la añoranza" (1938)
"Poesías" (1943)
"Poesías" (1962)

Teatro

"Zamolxe" (1921)
"El enturbamiento de las aguas" (1923)
"Daria" (1925)
"La hazaña" (1925)
"La resurrección" (1925)
"El maestro Manole" (1927)
"La cruzada de los niños" (1930)
"Avram Iancu" (1934)

Filosofía y ensayística

"Piedras para mi templo" (1919)
"Cultura y conocimiento" (1922)
"La filosofía del estilo" (1924)
"Las caras de un siglo" (1925)
"Ventanas coloreadas" (1926)
"El eón dogmático" (1931)
"El conocimiento luciferico" (1933)
"Horizonte y estilo" (1936)
"El espacio mioritico" (1936)
"La génesis de la metáfora y el sentido de la cultura" (1937)
"Arte y valor" (1939)
"Sobre el pensamiento mágico" (1941)
"Religión y espíritu" (1942)
"Ciencia y creación" (1942)
"La trilogía del conocimiento" (1943)
"La trilogía de la cultura" (1944)
"El discóbolo" (1945)
"La trilogía de los valores" (1946)
"La crónica y la canción de las edades" (1946)

PRESENTACIÓN DEL TRADUCTOR DARÍO NOVÂCEANU

Las palabras del traductor suelen ser disculpas redondas, alafias y/o explicaciones encadenas dentro de un sistema defensivo propio para encaminar de cierto modo la opinión del lector. Yo no acostumbro juzgarme a mí mismo: tengo aversión por la alabanza disfrazada de crítica —esa ciencia tan aguda y justa como subjetiva e inexacta — y es por esto que no voy a decir cómo traduje los poemas que siguen, sino por qué los traduje.

La traducción de estos poemas la realicé porque son de Lucian Blaga, y porque Lucian Blaga es (yo no tengo duda de ello) uno de los más grandes poetas europeos de la primera mitad del siglo xx. Los traduje porque Lucian Blaga es prácticamente desconocido fuera de las tierras rumanas, y porque alguien tenía que empezar, y como nadie lo hacía, lo hice yo.

Ese gran desconocimiento o ignorancia (y no ignorancia rumana) no es, de algún modo, culpa de nadie: por haberse afirmado tarde, como toda nuestra cultura, la poesía rumana nunca se preocupó por el reconocimiento ajeno. Una muy directa y siempre eficaz comunicación con su ambiente, con el espíritu del pueblo rumano, fue y sigue siendo la máxima aspiración de la poesía rumana. Lucian Blaga (1895-1961) tenía que cumplir con esta exigencia, y puedo decir que lo ha cumplido como nadie: filósofo y biólogo graduado por la Universidad de Viena, hubiera podido traducirse a sí mismo por lo menos en cinco idiomas europeos que dominaba a la perfección y no lo hizo. En cambio, tradujo al rumano una cantidad impresionante de poesía, sobre todo francesa, alemana —suya es la mejor versión del Fausto—, italiana, inglesa y portuguesa. Y nos ha dejado su gran poesía —más de 15 libros—, su teatro —un teatro lleno de leyendas y mitos— y una obra filosófica sin par: tres grandes trilogías —del conocimiento, de los valores y de la cultura— además de sus trabajos científicos.

Desde luego, no es éste el lugar, ni el momento oportuno, para hablar de toda esta obra. Además, mi intención es dejar opinar al lector. Descubrirá dentro de estos poemas una extraña espontaneidad mitológica, un alto vivir sensible tanto al misterio como a la realidad inmediata, un espacio poético vertical descifrable en todo su discurso. Descubrirá también una lágrima antigua, una voz plañidera, una fábula, las huellas de un villancico, una estrella vagabunda por cielos inexistentes. Todo esto representa el universo poético de Lucian Blaga. Para ponerlo en movimiento, Blaga hará uso de todos los instrumentos estéticos posibles, pero sobre todo de la metáfora, de una manera muy suya en cuanto al dominio de la palabra: una manera dentro de la cual se pierde la rigidez socrática y gana la fluidez propia de la vida misma.
¡Ojalá que el lector, al descubrir esta poesía, tenga la misma emoción que yo al descubrir la antigua hermosura de Palenque!

DARÍO NOVÂCEANU



YO NO APLASTO LA COROLA 
DE MILAGROS DEL MUNDO

Yo no aplasto la corola de milagros del mundo
ni extermino
con la inteligencia los enigmas que encuentro
en mi senda,
en las flores, en los ojos, sobre labios o tumbas.
La luz de los otros
ahoga el hechizo de lo desconocido que se esconde
en las profundidades de la oscuridad,
pero yo,
yo con mi luz aumento el misterio del mundo.
Así como la luna con sus blancos rayos
no disminuye, sino, temblorosa,
aumenta más el secreto de la noche,
así enriquezco yo también el oscuro horizonte
con altas flores de sagrado misterio
y todo lo que es incomprensible
cambia en misterio más grande todavía
bajo mis ojos,
porque yo amo
flores y ojos y labios y tumbas.


EL ROBLE

En la clara distancia siento desde el pecho de una torre
cómo suena el corazón de una campana,
y en los dulces sonidos
se me antoja
que gotas de silencio y no de sangre
son las que corren por mis venas.

¿Por qué, oh roble, en el umbral de la selva,
cuando a tu sombra me acojo
y me acaricias tus trémulas hojas,
por qué me vence con sus alas frágiles
tanta paz?
Imposible saberlo. Tal vez con tu tronco
muy pronto han de hacer mi ataúd.
Y es quizá el silencio que me espera
dentro de mi ataúd el que ahora siento.
Gotea e mi alma desde tus hojas
y mudo
escucho crecer en tu tronco el ataúd.
Mi ataúd
creciendo en ti a cada instante que pasa,
oh roble en el umbral de la selva…



DE TU CABELLO

La sabiduría de un mago me contó una vez
algo de un velo que no pueden traspasar las miradas,
telaraña que esconde al ser en todas sus partes
impidiéndonos ver lo que es real.

Ahora, cuando me oscureces las mejillas y los ojos
con tu cabello
desmayado por sus ricas olas negras,
estoy soñando que el velo, el que transforma
en misterio
todo lo ancho del mundo, está tejido
de tu cabello,
y grito,
y grito,
y por primera vez siento
todo el hechizo que me dijo el mago.


ORILLA DEL MAR

Viñas rojas,
viñas verdes ahogan las casas bajo salvajes tallos
poderosos, como pólipos
que apretasen en sus brazos una víctima.
El sol saliendo limpia de sangre en el mar
las lanzas con que mató rápido a la noche
como una fiera.
Yo
me quedo en la orilla -mi alma está lejos de su
casa.
Se ha perdido por un sendero sin fin y no encuentra
el camino para volver.


BELLAS MANOS

Presiento:
bellas manos, como abrazáis ahora
con vuestro color mi frente llena de sueños,
así también abrazaréis un día
la urna con mis cenizas.

Sueño:
bellas manos, cuando calientes labios soplen
en el viento mis cenizas,
las que tendréis en las manos como un cáliz sin asas,
seréis como unas flores
desde las cuales la brisa derrama el polen.

Y lloro:
seréis aún jóvenes entonces, bellas manos.


LA MILAGROSA SEMILLA

Sonriendo, con dulces palabras me imploras
que te busque esas semillas por tantos codiciadas
que germinan en el hermoso huerto de la Utopía
a cuyo alrededor relámpagos fecundos
juegan iluminando las apacibles linfas.

Iré dejando a un lado la ciudad rumorosa,
y con pasos más firmes
que aquellos que me llevan bajo floridos arcos,
caminaré por los mercados de la primavera
en busca de los vendedores de semillas.
Tú has adivinado mi natural predilección,
mi amor profundo
por todo lo que nace en la tierra de mi patria,
todo lo que en sus fuentes se multiplica y crece.
Tú has adivinado cómo me maravilla
contemplar la creación aún oculta en el grano,
ese pequeño dios que espera caer
en los surcos de marzo.

He visto en ocasiones la milagrosa semilla
que guarda en su interior los supremos poderes.
No hay nada extraordinario en su apariencia,
pero su estirpe me inclina a suponer
que es ella la semilla que me pides.
Luminosos son siempre los colores que muestra,
verdaderos tesoros, en los sacos abiertos.
Pueden los granos ser imaginados: amarillos
o rojos y verdes y sepias y dorados.
Puros en ocasiones, otras veces mezclados.

Semejantes colores, tan nítidos y frescos,
sólo en los escudos de armas de algún país
se encuentran, y en los huevos de los pájaros.

Si llevas la joven semilla en las manos,
te parecerá oír el sonido de la sedosa arena
en las riberas de los mares orientales.

Cuando era niño, me gustaba meterme desnudo
en las barricadas llenas de trigo,
hundido hasta la boca en los granos de oro.
Sentía entonces en los hombros como el peso de un río.
Y ahora, cuando han pasado tantos años
y veo alguna vez los sacos de semillas,
apenas puedo dominar el deseo
de frotarlos contra mi rostro.
Sólo me detiene el temor
de despertar a las deidades solares,
soñadoras, firmes y dóciles.

¡Benditas sean las semillas de hoy y de siempre!
El pensamiento de un verano cálido
y un alto cielo de luz violeta y pura
se esconden en ellas mientras dormitan.
Un dulce crujido de campo y mediodía
palpita en el sueño de las semillas,
un siglo que transcurre,
un pueblo de hondas frondas
y un rumor de estirpe que canta.


LAS LÁGRIMAS

Cuando echado del nido de la eternidad,
el primer hombre
pasaba asombrado y pensativo por los bosques
y campos,
le apenaban
la luz, las nubes, el horizonte –y de cualquier flor
le punzaba un recuerdo del paraíso.
Y el primer hombre, el errante, no sabía llorar.
Una vez, agotado por el azul tan claro
de la primavera,
con alma de niño el primer hombre
cayó de cara al polvo:
“Padre, arráncame los ojos
o si te es posible fabrica sobre ellos
una telaraña, una mortaja,
para que no vea más
ni flor, ni cielo, ni sonrisa de Eva, ni las nubes,
porque toda esa luz me duele”.

Entonces, El Piadoso, en un instante de misericordia
le dio las lágrimas.


EVA

Cuando la serpiente tendió a Eva la manzana,
le habló con una voz que tintineaba
entre las hojas como una campanilla de plata.
Pero sucedió que después una voz más baja aún
le dijo algo al oído
muy bajo, muy bajo,
algo que no está en las Santas Escrituras.

Ni Dios mismo pudo oírlo
aunque escuchara.
Y Eva no quiso decirlo a nadie,
ni a Adán.

Desde entonces la mujer esconde bajo los párpados
un misterio,
y mueve sus pestañas como si dijera
que sabe algo
que nosotros no sabremos jamás,
lo que nadie sabe,
ni Dios mismo.



MELANCOLÍA

Un errabundo viento borra sus lágrimas frías
en los cristales. Llueve.
Inquietantes tristezas me llegan, pero todo
el dolor que siento no lo siento en mí,
en el corazón,
en el pecho,
sino en las gotas pasajeras de la lluvia.
Injertado a mi ser el inmenso mundo
con su otoño y su crepúsculo
me duele como una llaga.
Hacia las peñas pasan las nubes de rebosantes ubres.
Y llueve.


LA CUNA

Estaba cansado
y sufría.
Creo que sufría de tanta alma.

En las colinas del amanecer abría los párpados
y los ojos rojizos por el insomnio.

Perdido me pregunté:
Sol,
¿cómo sientes aún la loca alegría
de levantarte?

Y en aquella mañana sin sueño,
como andaba con pasos de plomo
en un rincón oscuro encontré una cuna.
Las arañas tejían dentro sus pequeños mundos
y las carcomas molían el silencio.
Las miré con el pensamiento muy abierto.
Era la cuna
en la cual una mano envejecida hoy por mi destino
me arrulló
el primer dormir y tal vez el primer sueño.
Con los dedos del recuerdo
me palpé
lenta,
despaciosamente,
el pasado, como un ciego,
y saber por qué,
me desplomé interiormente
y entre sollozos
empecé a llorar sobre mi cuna.

Estaba cansado de primavera,
rosas, juventud y risas.
Delirando me buscaba en la vieja cuna
con las manos a mí mismo
como un niño.




http://www.materialdelectura.unam.mx/index.php?option=com_content&task=view&id=27&Itemid=31




***

Traducción de Omar Lara y Gabriela Capraroiu




La tierra

Nos tendimos de espaldas en la hierba: tú y yo.
El aire derretido cual cera bajo el ardor del sol
corría como un río sobre los rastrojos.
Un silencio abrumador imperaba en la tierra
y una pregunta cayó en mi alma
hasta el fondo.

¿Nada tenía que decirme
la tierra? Toda esta tierra,
de anchura despiadada y cruelmente muda,
¿nada?

Para escuchar mejor pegué
mi oído a los campos, vacilante y sumiso
y por debajo de la tierra escuché
el latir bullicioso de tu corazón.

La tierra respondía. 
         



Pan

Cubierto de hojas mustias yace Pan sobre una roca.
Está ciego y es viejo.
Sus pies son pedernal,
en vano intenta parpadear aún,
pues sus ojos se cerraron –como los caracoles- durante el invierno.

Cálidas gotas de rocío le caen sobre los labios:
una,
dos,
tres,
la naturaleza abreva a su dios.

¡Oh, Pan!
Veo como estira la mano y coge una rama
y  palpa
con suaves caricias los brotes.

Un cordero se acerca por entre las matas.
El ciego lo escucha y sonríe,
pues no tiene Pan mayor alegría
que la de tomar suavemente entre sus palmas
la cabeza de los corderitos
y buscar sus jóvenes cuernos bajo los blandos botones de lana.

Silencio.

A su alrededor las cuevas bostezan soñolientas
y le contagian también a él su bostezo.
Se despereza y dice:
“las  gotas de rocío son grandes y cálidas,
los cuernos asoman
y los brotes son plenos.
                             ¿Será la primavera?


La muerte de Pan

I

PAN A LA NINFA

Con ajomate en los cabellos asomas de los juncos,
una onda
quiere abrazarte y arenas van a hervir.
Como de una invisible ánfora redonda
viertes tu esbelto cuerpo desnudo en la hierba.

En las sienes las venas me palpitan
cual papo de un lagarto perezoso
que bajo el sol se tuesta,
un movimiento me susurra rumor de manantiales.

Como al caliente pan te partiría yo,
tu movimiento me trae dulces momentos a la sangre.

Las arenas van a empezar a  hervir.

¡Verano,
sol,
hierba!


II

EL DIOS ESPERA

En los rastrojos juegan
ratones y terneros,
y las parras
Sostienen en las palmas
ranitas verdes.
Con un diente de león
entre los labios
espero
su llegada.
No deseo sino
pasar mis limpios
dedos abiertos
por su cabello,
por su cabello
y luego de las nubes
recoger
como de una madeja
los rayos,  así como en otoño
se recogen del aire
telarañas.


III

LA SOMBRA 

Pan rompe panales
a la sombra del nogal.

Está triste:
proliferan monasterios en los bosques
y le molesta el brillo de una cruz.

Vuelan a su alrededor los vencejos
y las hojas del olmo
interpretan las ánimas.
Bajo la campana de queda Pan está triste.
Por un caminito pasa la sombra
color luna
de Cristo.


IV

PAN CANTA

Estoy solo y estoy lleno de cardos.
Alguna vez fui dueño de  un cielo constelado
y a los mundos
yo les tocaba el caramillo.

La nada tensa su cuerda.
Hoy en mi gruta no penetra
ningún extraño,
sólo las salamandras abigarradas vienen
y a veces:

la luna.


V

LA ARAÑA 

Ahuyentado por las cruces sembradas en los caminos
Pan
se escondió en una cueva.
Los rayos inquietos se agolpaban
y se empujaban con los codos para llegar a él.
Compañeros no tenía,
sólo una araña solitaria.
La pequeña fisgona había tejido una red de seda
en su oreja
y Pan, amable por naturaleza,
cazaba mosquitos para la última amiga que le había quedado.

Pasaban a todo correr otoños con estrellas fugaces.

Alguna vez el dios tallaba
una flauta en una varilla de saúco.
La bicharraca enana
paseaba por su palma
y en los chispazos de madera podrida
Pan descubrió con asombro
que su amiga llevaba en la espalda una cruz.
Inmóvil y sin habla se quedó el viejo dios
en la noche con estrellas fugaces
y afligido se sobresaltó:
la araña se ha cristianizado.

Al tercer día cerró el féretro de los ojos de fuego.
Estaba protegido por la escarcha
y descendía el crepúsculo de las ánimas.
Inconcluso quedó el caramillo de saúco.



Heráclito junto al lago

Junto a las verdes aguas se encuentran los senderos.
Hay silencios aquí,  pesados silencios abandonados por el hombre.
Calla perro, que husmeas el viento con la nariz, calla.
No ahuyentes los recuerdos que llegan
llorando a enterrar los rostros en su propia ceniza.

Apoyado en los troncos adivino mi suerte
en la palma de una hoja otoñal.
Tiempo, cuando quieres emprender el camino más corto
¿por dónde te encaminas?

Mis pasos resuenan en la sombra
como si fueran  unos frutos podridos
que caen de un árbol invisible.
¡Oh, cómo enronqueció de vejez la voz del manantial!

Toda mano que se alza
es una duda más, sólo eso.
Los dolores insisten
hacia el misterio oculto de la tierra.

Arrojo espinas desde la orilla al lago,
con ellas en círculos me deshago.


Carta

Tal vez tampoco hoy te hubiese escrito estas líneas
si no fuera porque los gallos cantaron tres veces
                                                           en la noche
y tuve que gritar:
Señor, Señor, ¿a quién he negado?

Soy, Madre, más viejo que tú,
pero idéntico a como me conoces:
algo encorvado de hombros
e inclinado sobre las preguntas del mundo.

Aún hoy ignoro por qué me enviaste a la luz.
¿Sólo para andar entre las cosas
y hacerles justicia diciéndoles
cuál es más verdadera y cuál es más hermosa?

Mi mano se detiene: es demasiado poco.
La voz se apaga: es demasiado poco.
Madre, ¿por qué me enviaste a la luz?
¿Por qué me enviaste?

Mi cuerpo se desploma a tus pies
pesado como un pájaro muerto.

       


Humo caído

Se escucha el vuelo breve e inútil
de los gansos sobre los pastos fríos.
En algún lugar una canción se inflama
con llamados de eternidad.
Una flauta se agota y otra no se muestra.
Aleluya, mi mirada se llena de pájaros y viento,
no estoy en deuda con la vida ni siquiera
con un pensamiento
pero le debo toda la vida.
Con movimientos a menudo detenidos
veo bóvedas derrumbadas en el agua.
De la hojarasca de la aldea salgo
como de una bíblica tienda.
Aleluya, hoy como nunca
soy el cansado hermano
del cielo de abajo
y del humo caído del lar.



Perspectiva

Noche. Bajo las esferas, bajo las grandes esferas,
las mónadas duermen.
Mundos comprimidos
lágrimas sin sonido en el espacio,
las mónadas duermen.

Su movimiento – elogio del sueño.



En la divisoria de las aguas

Tú estás en verano, yo estoy en verano. En el verano
                                                                       que marcha
a su fin, en el filo los dos en la divisoria de las aguas.
Con pensamiento viajero acaricio el cabello de la tierra.
Nos inclinamos sobre las rocas, bajo el azul imperfecto.

¡Mira hacia abajo! Mira largamente, pero no hablemos.
Podría ocurrir que las voces nos tiemblen.
Desde el portón de la altura y hasta el valle
envejece, ay, cuán rápido, el agua. Y la hora.

¿Hay mucho atrás? Tanto hay también adelante
aunque parecerá mucho menos.
Nos escondemos –ardiendo lentamente- detrás del
                                                        fantasma del verano.
Nos cerramos el corazón después de palabras no dichas.

El sendero de ahora desciende  como el humo
del sacrificio que no fue recibido. Desde aquí
                                                     reemprendemos el camino
hacia el polvo y el valle, traicionados mil veces
por un cielo convocador e indomable.



Los alfareros

Por siglos ellos tienen aquí su morada, del principio
de los tiempos, grotescos y rudos, papudos sin voz.
Alfareros son ellos, llamados a ablandar y a cocer el barro.

Como dragones mansos y tardíos,
con rostros prolongados en las gaitas,
estos arcaicos seres debajo de la tierra
cargan su sueño frágil por los pesados días.

La rueda gira y zumba en cada casa.
Testigos en el corazón, los moldes viejos.
Se esmeran como en sueños y junto a los hornos
lentos los alfareros arden.
Sólo de vez en cuando son fisgoneados
por alguna luz y algunas hadas.

En los valles de cosechas sublimes
no existe una aldea de espíritus más apacibles,
tampoco una aldea en la que ardan
vasijas más hermosas y más esbeltas,
con la cintura de una pecadora santa joven.


Canción para el año 2000

El buitre que en el cielo da vueltas
habrá muerto hace ya mucho tiempo.

Cerca de Sibiu, cerca de Sibiu, en las riberas
sólo los robles perdurarán.

¿Me recordará algún paseante, le hablará de mí
a un desconocido bajo sus horas?

Pienso que nadie evocará mi nombre,
pues la historia empezaría así:

Por aquí pasaba él, iba y venía,
contemporáneo con las mariposas, con Dios.



Inscripción

Los caminos que no andamos,
los caminos que permanecen en nosotros
también nos llevan, innumerables, a alguna parte.
Las palabras que no pronunciamos,
las palabras que permanecen en nosotros
también revelan, sin límites, el ser.
Las batallas que no damos,
las batallas que permanecen en nosotros
también agrandan, en secreto, la patria.
La semilla que no ofrendamos,
la semilla que permanece en nosotros
también multiplica infinitamente la vida.
La muerte de la que no morimos,
la muerte que permanece en nosotros
también ahonda en nosotros el silencio.
Y en todas partes y en todas las cosas
pone sus cimientos la poesía.
              


Cuarteta

Tampoco el canto es fácil. Día
y noche, nada es fácil sobre la tierra.
El rocío es el cansancio de los ruiseñores
que cantaron sin cesar toda la noche.

         

Significados

El sentido de las flores no es el fruto
El sentido de la muerte no es la tierra
El sentido de la llama no es el humo
El sentido del fuego no es la ceniza
El sentido de la hoja no es la sombra
El sentido del otoño no es la escarcha
Pero del camino es la añoranza
Y el sentido del horizonte es la nube
                                   transhumante
pasajera, errabunda.

             

De profundis

Un año más, un día, una hora,
los caminos, todos, se han retirado ya
bajo mis pies, a mi paso.
Un año más y un ensueño y un sueño
y ya seré, debajo de la tierra,
amo y señor
de los huesos que rígidos duermen 
            


El aire semillas mueve

Aquella vez en la cumbre de la montaña
inmóviles bajo los abetos,
anonadados por el ardiente azul
de la proximidad del otoño,
te acurrucaste a mi lado
adormecida por los rayos de sol,
por el murmullo de las ramas,
por el rumor venido de las profundidades
como una ola fresca, lentamente.

En el valle que dejamos atrás se extinguió
ha tiempo el último rumor.
Una hoja, como una llamarada,
se posó en tu cabello.
Caía dando vueltas la hoja y soñaba
que podría de nuevo
ser adorno dorado en otro árbol.
En la cumbre de la montaña se extinguió
ha tiempo el último rumor.

Traídas de otro siglo por invisibles hilos
diáfanas semillas aladas
volaban sobre nosotros.
Nos tienta así el deseo algunas veces
hacia el cruel, sagrado asombro.
Mas la naturaleza no agota su sustancia
y en el inefable derroche
de la imaginación, entre un tiempo y otro tiempo
todo no puede ser engaño.

El aire semillas mueve
hacia destinos sólo en los mitos
vislumbrados.
Y mientras dormida sonreías
besé tu mano en dulce ceremonia.
Nunca lo sabrás,
besé la caliente palidez de tu mano
en la nítida línea de la vida.



Las todosabedoras

Escucha una palabra, escucha lo que pienso
de las cosas. Donde estemos
nos prueban, nos invaden, nos acechan.
Vivimos rodeados de todosabedoras.

Nos ocultaron la vida y la pasión.
Pero ellas nos conocen. Recuerda:
el camino sabe de los anhelos secretos,
el viento sabe cuán salada es la lágrima.

A través del sufrimiento, ardiendo
llevamos nuestro ser en duda de un lugar a otro.
Apenas conocemos el vacío, el pesar.
Las cosas adivinan nuestra plenitud.

Llegamos hasta la nieve por el amargo tiempo
y no sabemos todavía que amamos.
Pero el agua, el agua bajo el puente, donde
nos reflejamos, lo sabe desde hace un verano.


              
Poesía

Un relámpago palpita
en su fulgor
apenas lo que dura
su camino de la nube hasta el árbol
deseado, con el que se une.
Así la poesía.
Sola en su luz
dura ella cuanto dura
de la nube hasta el árbol
de mí hasta ti.

       

¿Qué envejece en nosotros?

¿Qué envejece en nosotros
que de repente, una mañana
sentimos el anhelo de esconder
nombre y cara?

¿Qué envejece en nosotros
que en un crepúsculo de día y de vida,
nos encontramos, hombres de otro tiempo,
extraños entre los de hoy, sombras en la niebla?

No es la ola de sangre la que envejece en nosotros,
ni el corazón mientras late, ni la pasión,
ni el espíritu, ni el eco en el oído,
sólo la lágrima.

El hombre viejo llora
con lágrimas viejas.

            

Los padres

Bajan al barro los padres, uno a uno,
mientras en nosotros aún crecen los jardines.
Quieren ser las raíces
con que nos prolongamos debajo de la tierra.

Se tienden despacio los padres debajo de las piedras,
mientras que en las luces esperamos,
mientras felicidades nos prestamos
y sufrimientos y agua viva en los hogares.



Lucian Blaga-Tristeza Metafísica y siete poemas


Lucian Blaga; Poeta, dramaturgo y filósofo rumano, considerado uno de los grandes poetas rumanos del siglo XX y fiel representante del expresionismo. Nacido en una familia de tradición eclesiástica, Lucian fue un destacado alumno en la escuela alemana de Sebes, ciudad cercana a su pueblo. En esa ciudad conoce la vida de los campesinos y su medio ambiente, dejando una huella que luego la refleja en toda su obra.



TRISTEZA METAFÍSICA

En los puertos abiertos hacia los secretos
de las grandes aguas,
he cantado con los pescadores,
altas sombras en la orilla,
soñando en buques cargados
por el milagro ajeno.
Al lado de los obreros ceñidos con mallas oxidadas,
he lazado puentes de acero
sobre el vuelo del pájaro puro,
sobre profundos bosques,
y cada puente se arqueaba
llevándonos consigo por tierras de leyenda.
He demorado mucho entre las rocas 
al lado de los viejos santos,
como las curanderas del país,
y he esperado que se abriera
una ventana de salvación
entre los poderosos espacios del anochecer.
Con todos y con todo
me retorcí por los caminos, por las orillas,
entre máquinas y las iglesias.
Al lado de fuentes sin fondo,
abrí el ojo del conocimiento.
Recé con los obreros harapientos,
soñé con los pastores de las ovejas
y esperé en los barrancos con los santos.
Ahora me doblo en la luz
y lloro bajo los tardíos restos
de la estrella bajo la cual andamos.
Me alcé las heridas en los vientos
con toda la criatura
y guardé ¡ay, ningún milagro se cumple!
No se cumple, no se cumple jamás.

Y sin embargo, con palabras sencillas,
como las nuestras,
hicieron el mundo, los fantasmas, el día y el fuego.
Con pies como los nuestros
Jesús anduvo sobre las aguas.



EL VIEJO MONJE ME DICE DESDE EL UMBRAL

Joven, tú que vas por la hierba de mi convento,
¿queda mucho aún para que se ponga el sol?
Quiero entregar mi alma
junto con las serpientes aplastadas en las madrugadas
por los palos de los pastores.
¿No me contorsioné yo también como ellas 
en el polvo?
¿No me retorcí yo también como ellas bajo el sol?
Mi vida ha sido todo lo que quieras,
alguna vez fiera,
otra vez flor,
otra vez campana que riñe con el cielo.

Hoy me callo y el hueco de la tumba
suena en mis oídos como una campana de arcilla.
Espero en el umbral la frescura del fin.
¿Queda mucho aún? Ven, joven,
toma tierra en las manos
y pónmela encima como agua y vino.
Bautízame con tierra.

La sombra del mundo pasa sobre mi alma.




PARA LOS LECTORES

Allá está mi casa. Más allá es sol y el huerto con colmenas.
Vosotros pasáis por el camino, miráis por entre las rejas
y esperáis a que os hable. ¿Cómo empezar?
Creedme, creedme,
se podría hablar sobre cualquier cosa cuanto se quisiera:
sobre el destino y sobre la serpiente del bien, 
sobre los arcángeles que surcan con su arado
los jardines del hombre,
sobre el cielo hacia el cual crecemos,
sobre el odio y la caída, sobre tristezas y crucificaciones
y más que nada sobre el gran correr.
Pero las palabras son las lágrimas
de los que quisieron llorar y no pudieron.
son tan amargas todas las palabras,
por esto, dejadme
pasear mudo entre vosotros,
salir a la calle con los ojos cerrados.




ORILLA DEL MAR

Viñas rojas,
viñas verdes ahogan las casas bajo salvajes tallos
poderosos, como pólipos
que apretasen en sus brazos una víctima.
El sol saliendo limpia de sangre en el mar
las lanzas con que mató rápido a la noche
como una fiera.
Yo
me quedo en la orilla -mi alma está lejos de su 
casa.
Se ha perdido por un sendero sin fin y no encuentra
el camino para volver.




AUTORRETRATO

Lucian Blaga está mudo como un cisne.
En su país
la nieve del cuerpo ocupa el sitio de la palabra.
Su alma está buscando,
en muda, secular búsqueda,
la de siempre,
hasta los últimos confines.

Está buscando el agua que se traga el arco iris.
Está buscando el agua
en la cual el arco iris se traga su hermosura 
y su inexistencia.



LA ESTALACTITA

El silencio es mi sabiduría
y como permanezco inmóvil y sereno,
tal un asceta de piedra,
me parece 
que soy un estalactita dentro de una cueva inmensa
con el cielo por bóveda.
Lentas, 
lentas,
lentas gotas de luz,
gotas de paz, caen incontenibles
del cielo
y se hacen de piedra dentro de mí.



QUIROMANCIA

A los cuarenta años, esperando aún,
andarás como hoy entre estrellas tristes y hierbas.
A los cuarenta años, ahogándote la palabra,
te perderás dentro de ti –buscando.
A lo largo de los años, un viento
te perseguirá bajo el cielo,
comerás miel negra y callarás doblado.
A los cuarenta como a una orilla llegarás,
donde siempre
esperarás que venga a ti la otra ribera,
eterno saqueo deseándote para los pájaros
del otro horizonte.
Por setenta y siete callejuelas
andarás descalzo y sin cubrirte la cabeza:
¿qué semilla no fue en desierto echada?,
¿qué luz no fue en vano cantada?



SILENCIO

Tanto silencio me rodea que me parece oír
el choque de los rayos de la luna en la ventana.

Una voz ajena despierta dentro de mi alma
y una canción canta
un ansia que no es mía.

Se dice que los antepasados muertos antes del tiempo
con la sangre aún joven en las venas,
con grandes deseos en la sangre,
con mucho sol en los deseos,
vuelven,
vuelven para vivir todavía un poco más
dentro de nosotros
la vida que dejaron de vivir.

Tanta quietud me rodea que me parece oír
el choque de los rayos de la luna en la ventana.

Ay, quién sabrá, alma mía, dentro de qué pecho
cantarás tú más allá de los siglos,
en las dulces cuerdas del silencio
en arpas de tiniebla, tus ahogados anhelos
y tu vencida alegría de la vida.
¿Quién lo sabrá, quién?

Publicado por Ivo Maldonado 







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